Con la llegada de los “progres” se detuvieron los desarrollos urbanísticos

Participé hace unos días en una tertulia, en la que, entre otros temas, se debatió sobre el problema de la vivienda, fundamentalmente de la de protección oficial (VPO) y de la apremiante necesidad de la misma. Más de 13.000 solicitantes de vivienda en alquiler y más de 3.000 en compra están registrados en el censo que mantiene el Gobierno de Navarra. Salió a colación el hecho de que en los últimos ocho años apenas se ha construido este tipo de viviendas, y en ese rifirrafe en que se convierten este tipo de tertulias, siempre polarizadas en un tres contra uno, la coalición Bildu, Partido Socialista y Geroa, por un lado y, por el otro, el representante de UPN, se acusó al actual equipo de gobierno de Pamplona de inacción en este asunto. Todo sin reparar en que la responsabilidad última de que no existan este tipo de promociones es más del Gobierno de Navarra que de los ayuntamientos, porque estas promociones no sólo escasean en Pamplona, sino también en el resto de ayuntamientos de la conurbación de la comarca, y de toda Navarra. Y al calor de la discusión se impuso la realidad. En la comarca de Pamplona hay miles de viviendas de VPO construidas a lo largo de muchos años, no cientos, sino miles, distribuidas en Buztinchuri, San Jorge, Rochapea, Ezcaba, Ripagaina, Sarriguren, Artica, Mendillorri, Lezcairu, Arrosadía, etc. Y todas ellas, de la primera a la última, levantadas bajo gobiernos liderados por UPN, con las presidencias de Alli, Sanz o Barcina. Sin embargo, a partir del relevo “progresista” de Barcos y Chivite, esos miles de viviendas pasaron a ser simplemente algunos cientos. Con la llegada de los “progres” se detuvieron los desarrollos urbanísticos, el más emblemático el de Echavacoiz, 9.000 viviendas, la mitad de ellas protegidas, que fueron sacrificadas por la obsesión de los nacionalistas de Geroa y de Bildu por paralizar el TAV. Así, como suena, sacrificaron 4.500 viviendas protegidas, 900 de ellas de titularidad pública al proceder del 10 % de cesión obligatoria, por su obsesión contra el tren de alta velocidad. Y para arreglar el desaguisado llegó la “magnífica” actuación del actual consejero de Ordenación del Territorio, Vivienda y varios etcéteras, anterior gerente de la empresa pública de vivienda, Nasuvinsa, que se ha pasado los últimos ocho años dando ruedas de prensa con los miles de viviendas que va a hacer y no ha hecho (ni hará). Les recomiendo que hagan un filtrado en la web de sus apariciones públicas, y pongan en una columna las promociones que ha presentado, en otra las que tiene paralizadas por abandono de las obras o por problemas con las autorizaciones de su propio departamento, y en la última las que ha terminado y entregado a sus nuevos moradores. Esta última columna les quedará paupérrima, y es la única que realmente cuenta. El saldo le retrata. Este curioso fenómeno perfectamente identificado por los contertulios progres, el hecho de que con gobiernos de centro derecha (“derechas” les llaman ellos, cuando no fascistas) se promuevan viviendas protegidas a miles, y sin embargo esta producción caiga a mínimos con gobiernos nacionalistas y de izquierda (“de progreso” les llaman ellos, “de progreso inverso” les llamo yo), se da porque la derecha tiene buena suerte y siempre pilla ciclos económicos positivos, y la pobrecita izquierda tiene mala suerte, y siempre pilla ciclos económicos negativos. Explicación que justifica plenamente, a sus ojos, el fenómeno. Ni la más mínima autocrítica. No achacan esos ciclos a las consecuencias de sus políticas económicas nefastas, a las asfixiantes subidas de impuestos (solo para los ricos, claro, y de paso para todos los demás), al derroche de dinero público o a las políticas clientelares o descabelladas. Ni tampoco a la disminución del precio del módulo de VPO que se dio en la pasada legislatura, o al pírrico aumento del 10% que se ha dado en esta, claramente insuficiente, sobre todo por la enorme subida de los costos de producción en la construcción de viviendas. No, lo achacan únicamente a la suerte. No llegan a pensar que los gobiernos de UPN desarrollaron miles de metros cuadrados de solares para VPO y adecuaron los precios para que esas viviendas pudieran construirse, mientras que los gobiernos “progres” paralizaron todos los desarrollos y rebajaron los módulos, para presumir de que abarataban el precio de la vivienda, teniendo como efecto la paralización de las promociones de viviendas de VPO. Ante este desastre todo lo fiaron a la sociedad pública Nasuvinsa y sus 129 trabajadores. Empresa, que como reconoce el propio consejero en su última y estelar actuación, ha terminado 500 viviendas desde 2017. Hagan la cuenta, a 100 por año. Es decir, 129 trabajadores para promover (que no proyectar ni construir, porque eso lo adjudican a empresas privadas) 100 viviendas al año. 1,29 trabajadores por vivienda y año (esta empresa no resistiría ni 30 segundos en el ámbito de la competencia privada). Y piensan que las cosas les van mal porque los ciclos económicos les dan la espalda, porque no tienen suerte. Por lo menos reconocen lo que son. Juan José Echeverría Concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Pamplona

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