"Los sindicatos están que braman, las manifestaciones se suceden"
Francia, compruebo, vuelve a arder por la insistencia de Macron en retrasar la jubilación -la retraite- de los 62 a los 64 años. Los sindicatos están que braman, las manifestaciones se suceden. Nada más genuino que una manifestación en Francia. En la tele se ve una barricada con fuego en los Campos Elíseos, que se parece mucho a la que encendieron hace meses los chalecos amarillos, quizás sea la misma. Los bomberos llegan pero no intervienen, como si fueran las fallas. La hoguera ardiendo hace de fondo para los sesudos debates en la tele. Nada más genuino en Francia que un debate. En España, le informo a mi vecino, la retraite es casi a los 67. Se sorprende. Es que los españoles sois muy buenos, me dice. Obviamente no nos conoce. Un retraso en la jubilación, le digo, hay que hacerlo con un gobierno de izquierdas, donde se verá siempre como algo justificado. Macron no vale. Se ha empeñado en perder su última batalla, como Napoleon y lo va a conseguir. Nadie sabe lo que arderá ahora. Aquí el retraso lo hizo Zapatero, el hombre de la ceja, y ni nos inmutamos. En Francia nadie quiere trabajar, refunfuña mi vecino. Francia está en retirada. Europa está en retirada. Ya quiebran hasta los bancos suizos, lo más sagrado. En España, le digo, te jubilas tarde, pero además es imposible coger turno para el trámite en la seguridad social. Nadie coge el teléfono, y por internet está solo al alcance de quienes no piensan todavía en jubilarse. Ambos recelamos de internet, va con la edad. Es falso que solucione algo, es mentira. Lo complica aún más. Recuerdo cuando uno iba a la taquilla y compraba un billete para Zaragoza. ¡Qué tiempos! Ahora hay que tener móvil, tarjeta de crédito, cumplimentar un largo cuestionario inutil y pagar, si no se cuelga la pasarela del banco y recuerdas la contraseña. Luego el autobús para en Mallen, donde no monta nadie. Seguro que no han logrado coger el billete. Por no hablar de que ya no hay secreto ni intimidad posible. Ahí está Tamames, que mandó su discurso de mañana por mail y ya se ha quedado anticuado.
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