"Pensiones, sostenibilidad a corto"
El Gobierno anunció ayer que había alcanzado un acuerdo para reformar el sistema de pensiones dentro de la coalición PSOE-Unidas Podemos y con el beneplácito de la Comisión Europea. La fórmula se basaría en incrementar los ingresos de la Seguridad Social sobre las cotizaciones máximas, ampliando las posibilidades de cálculo de cada percepción. Con lo que, de entrada, podría hacerse frente tanto a las subidas de pensiones en tiempos de inflación como a la dignificación de las mínimas y de las no contributivas, al alza de lo que perciben las mujeres jubiladas respecto a los hombres o a la mejora en el mecanismo de equidad intergeneracional. Todo sobre la base de que los costes laborales incorporen una mayor proporción de gasto para las pensiones. Y con la garantía de que las eventuales necesidades de tesorería podrán cubrirse a cargo de los Presupuestos. El entusiasmo inicial de Pedro Sánchez y de Yolanda Díaz pareció atenuarse ayer con el silencio de socialistas y morados, las cautelas que CC OO y UGT mostraron hacia la letra pequeña de la reforma tras saludarla como histórica y el desacuerdo de la CEOE, denunciando el afán recaudatorio de la iniciativa. Sería exagerado reducir el acuerdo político, propuesto a su debate en el marco del diálogo social, a una mera iniciativa electoral para hacer olvidar las tensiones entre PSOEy Podemos. Pero aunque Sánchez presente este enésimo cambio en el sistema de la Seguridad Social como la solución definitiva que asegura el presente y el futuro de su sostenibilidad, es evidente que no es así. Se trata si acaso de un ajuste parcial, temporal, e incluso de parte. Ayer mismo se fueron agolpando propuestas de una reforma más a fondo que cuajarán como sucesivos cambios, porque la dinámica política tiende a que no haya Pacto de Toledo capaz de hacerse cargo del futuro. Del mismo modo que el aval ofrecido por Bruselas a la propuesta de Escrivá tampoco tiene mayor vigencia que el del tránsito al restablecimiento de la disciplina fiscal en la Unión.