"Nuevo agravio del Ejecutivo foral para las familias navarras"
Basta pasearse por las ciudades y pueblos navarros para comprobar que nuestra sociedad envejece. Esta transformación demográfica sin parangón está provocando la inversión de la pirámide poblacional, sobre cuya estructura tradicional hemos construido nuestra sociedad, nuestra economía y nuestro estado del bienestar. Y conforme la pirámide se invierte, se alteran los parámetros que han definido nuestro mundo a lo largo de décadas e incluso siglos. Esto ocurre poco a poco, incluso de modo imperceptible durante mucho tiempo, pero también inexorable y cada vez más evidente.
Dos grandes fenómenos demográficos explican esta transformación. Por un lado, nuestra mayor longevidad. Una estupenda noticia, a pesar de los desafíos que también plantea, como la atención a la dependencia. De otra parte, la fuerte caída de la natalidad. Nuestra tasa de fecundidad es inferior a 1,4 hijos por mujer, lejos del 2,1 en que habitualmente se sitúa el valor de reemplazo generacional. Desde 2008 hasta 2021 los nacimientos en Navarra han disminuido un 28%, y solo el año pasado un 7%, la segunda caída más fuerte de todas las Comunidades Autónomas. Hoy los nacimientos anuales son menos que las muertes y no dejan de caer. ¿Por qué?
El problema no es que no se quiera tener descendencia. O eso dicen las estadísticas. De las mujeres navarras sin hijos, un 7% desea tener un hijo y casi un 70% desea dos o más. Son datos de la última encuesta de fecundidad en 2018, que también indicaba que de las 35.000 mujeres navarras que tenían menos hijos de los deseados, casi un 40% aducía como motivos principales para ello razones de índole económica, laboral o de conciliación. Motivos sobre los que la acción de un Gobierno puede incidir de manera clara, a través de apoyo económico, social y jurídico.
Pero hay un problema. El actual Gobierno de Navarra no se preocupa por este asunto. En las 76 páginas del Acuerdo Programático de los partidos integrantes del ejecutivo foral, no encontrarán referencia alguna al tema. De hecho, el gobierno parece empeñado en dar a las familias navarras un peor trato que en otras regiones. Las ayudas para excedencia son de las más exiguas de España en cuantía y cobertura. No tenemos ayudas a la reducción de jornada. Las escuelas públicas de 0-3 años no cubren la demanda de las familias y sólo son gratuitas en Pamplona. Los centros privados de 0-3 años no reciben ni una sola ayuda del Ejecutivo navarro.
Lo mismo ocurre con los impuestos. A pesar del ajuste del 5% realizado en esta legislatura en los mínimos familiares del IRPF, estos son en Navarra entre un 30 y un 50% menores que los de las tres diputaciones vascas y ligeramente inferiores a los de las demás CCAA. Además, a diferencia de estas últimas, en Navarra no existe la deducción fiscal de 1.000 euros en cuota diferencial para progenitores que trabajan y afrontasen gastos de custodia del hijo menor de tres años en guarderías o centros de educación infantil autorizados.
Desde UPN hemos insistido durante esta legislatura en plantear medidas fiscales que favorecieran la natalidad. Concretamente, tres medidas sin más criterio limitativo que el que las define: una deducción de 1.200 euros para familias con niños de hasta tres años cuyos progenitores trabajasen; una deducción de casi 1.000 euros más si aquellos padres que trabajan hubieran satisfecho gastos de custodia del hijo menor de tres años en guarderías o centros de educación infantil autorizados; y deducciones para familias numerosas especiales y generales como las que ya disfrutan hasta en ocho CCAA.
El pasado diciembre, el Gobierno de España presentó, para su ámbito de aplicación que no incluye Navarra, una ayuda de 100 euros al mes por cada hijo menor de tres años. En realidad, una ayuda que es extensión de una ya existente para incluir un mayor número de situaciones familiares, cuyo disfrute no depende de la renta.
Ahora hemos sabido que el Gobierno de Navarra, no como iniciativa propia, sino a rebufo de la medida que les cito, prevé una ayuda a las familias con hijos en esa edad. Sin embargo, María Chivite lo ha vuelto a hacer. Ha anunciado la ayuda, pero también ha dicho que estará limitada por renta. Nuevo agravio para las familias navarras, tras dejarlas en peor posición que las del resto del país cuando, a inicio de su legislatura y en contra de lo que tanto defendió en sus años de oposición, rechazó declarar exentas del pago del IRPF las prestaciones por maternidad y paternidad. Así que poca sorpresa, en una legislatura que empezó y acaba con medidas que dejan bien claro que ni la natalidad ni las familias son su prioridad. Sí, las familias. Esa palabra que a los partidos que integran o apoyan al Ejecutivo Foral parece producirles alergia. Y hablamos de cualquier tipo de familia, porque lo importante es ese ámbito en que, según todos los expertos, los menores pueden encontrar el entorno de protección y cariño que les ayude al pleno desarrollo y la felicidad. También el entorno natural desde el que pueden incorporarse a la sociedad a la que aportarán y en que desarrollarán su vida.
Nosotros lo tenemos claro. Seguiremos defendiendo que las familias deben ser cuidadas, porque en su seno está el futuro de nuestra sociedad. Palabras mayores.
María Jesús Valdemoros Erro Parlamentaria de UPN y Lecturer en IESE Business School
ETIQUETAS