Le esperan sonrisas y numerosos relámpagos
Fue uno de los primeros escritores en denunciar la locura del terrorismo con la obra teatral Los abrazos perdidos, que mereció el Premio Euskadi de Teatro en 1995. Dedicado al periodismo cultural y a la crítica de teatro, desde hace unos años escribe aforismos, un género antes reservado a los clásicos en vida pero que hoy cultivan sin prejuicios escritores como los navarros Ramón Eder o Ramón Andrés. Roberto Herrero ya nos hizo disfrutar en 2019 con Abrir la ventana está sobrevalorado. Ahora, con Astronautas cobardes despliega una flota de 320 aforismos que ahondan en algunos temas ya anunciados en su anterior obra, aunque en este libro vuelan muy alto. Uno de los peligros que acechan al aforista es adoptar el género como forma didáctica y moralizante. No es el caso. Herrero es un hombre inteligente, sensible, bienhumorado, que expresa más dudas que certezas: “Hay que buscar la incógnita detrás de lo que nos disgusta”, escribe. Sus aforismos a veces se escoran hacia el humor, ese gran disolvente, aunque trate temas como la decadencia física o la soledad: “El plan es hacerse viejo sin deshacerse.” Es un maestro de la paradoja -“Lo que no está sucedió mucho antes”-, y posee una mirada agudísima para detectar las imposturas: “Impresiona la capacidad de creerse que somos otro”, escribe. El autor ofrece una visión honda del amor de pareja, uno de los grandes temas del libro, o de la amistad. Hay flechazos certeros a la actualidad: “Los viejos asesinos sonríen igual de asesinos tras el blanqueo dental”. En el libro se asoma la música, los espejos, la nostalgia o la vejez: “El suicidio sólo es violento si alguien recoge las cenizas de la pregunta”. Un libro escrito para ser saboreado a tragos cortos que calentarán el corazón del lector. Le esperan sonrisas y numerosos relámpagos.