La prioridad son las víctimas
Las lagunas en la ley del ‘solo sí es sí’ que han permitido la rebaja de condenas a violadores y la puesta en libertad de varios de ellos han generado una comprensible alarma social. Además, han puesto en aprietos al Gobierno de Pedro Sánchez, que se aferra a la unificación de doctrina por parte del Tribunal Supremo como tabla de salvación en un intento de evitar la reforma de una normativa cuya calidad jurídica está en entredicho. Verse obligado a modificarla para impedir efectos indeseados, como los generados en las primeras semanas desde su entrada en vigor, equivaldría a reconocer errores en su elaboración, un paso del que el Ejecutivo pretende huir a toda costa. Aunque sea cayendo en la paradoja de fiar el futuro del texto a una interpretación acorde a su discurso por parte de los jueces. Los mismos a los que el ministerio de Igualdad ha acusado de “machistas” e ignorantes en materia de violencia de género por las múltiples revisiones de sentencias tras una reforma del Código Penal cuyos bienintencionados propósitos han chocado con una aparente ausencia de rigor técnico difícilmente justificable. La nueva norma se presta a lecturas dispares, como han evidenciado los contradictorios pronunciamientos de varios tribunales. La Fiscalía se ha inclinado por la más restrictiva en la reducción de años de cárcel. Pero la mayoría de las resoluciones judiciales van por ahora en dirección contraria. Sea cual sea el pronunciamiento del Supremo, es de esperar el máximo respeto para él, aunque pueda discreparse legítimamente de sus conclusiones. Y que si una mejor protección de los derechos de la mujer -el principal objetivo de la regulación- aconseja introducir modificaciones en su articulado no se imponga el prurito de mantenerlo a cualquier precio por razones partidistas. La ley del ‘solo sí es sí’ es una de las principales banderas de un Gobierno que se proclama “feminista”. Su incuestionable relevancia obliga a afinar su rigor jurídico y a perfeccionarla si fuera necesario en aras del interés general.