Cinco millones de personas son víctimas de la explotación sexual forzosa

La Asamblea General de la ONU decretó que a partir del 30 de julio de 2013 se celebrara el Día Mundial contra la Trata de Personas. Era una forma de concienciar a toda la humanidad de la existencia del delito de la violación a los derechos humanos, ya que se puede considerar como la esclavitud del s. XXI. Hay personas que son privadas de su libertad y de sus derechos. El delito de trata de personas consiste en el traslado involuntario o por engaño de una o varias personas de su domicilio con la privación de su libertad y de su explotación. Esta puede ser laboral, sexual, trabajos forzados, servidumbre doméstica, violencia de género, extracción de órganos o practicar la mendicidad. Se calcula que más de trece millones de personas son víctimas de este delito. El 70% son mujeres y niñas, que se “usan” para la explotación sexual desde una edad temprana; el resto son niños para trabajos forzados, matrimonios sin consentimiento o algunos movimientos de gais y lesbianas. ACNUR es el organismo de la ONU encargado de proteger a los refugiados y desplazados por persecuciones o conflictos, en colaboración con UNICEF o UNODC. Atienden las necesidades de protección y asistencia de las víctimas, así como los documentos de identidad para que no se conviertan en apátridas. El corazón azul se ha convertido como símbolo del problema, por la insensibilidad de los que compran y venden a estos seres inocentes. La Declaración de Nueva York para los refugiados y migrantes exhorta a combatir esta lacra hasta conseguir la eliminación. El tráfico de miles de mujeres, hombres y niños es una triste realidad en todos los países del mundo. Los principales factores de riesgo son los económicos por falta de empleo o porque están sumidos en la pobreza; los sociales, por un entorno violento o los culturales por su escasa formación. La ONG Anesvad nos recuerda que cinco millones de personas en el universo son víctimas de la explotación sexual forzosa, aunque solo se identifican una de cada quince. Los países más castigados son Venezuela, Siria, Rusia, Irán o Corea del Norte, sin olvidar las naciones africanas. España es uno de los principales países de destino y tránsito hacia Europa y uno de los lugares donde se localiza el mayor número de traficantes, de manera que más de 45 mil mujeres y niños son víctimas de la trata y el 80% son recluidas para la explotación sexual con un 18% de menores de edad. El Proyecto Esperanza de España, por ejemplo, realiza la labor de recuperar sus vidas con un apoyo total a estas personas indefensas. Así como en el consumo de la droga, los elementos fundamentales a erradicar son los “camellos”, en la trata es fundamental eliminar a los proxenetas. Son personas que obtienen beneficios económicos de la prostitución a costa de la explotación de otras; es un delito grave por vulnerar los derechos humanos. En Navarra, según la ONG Ehuleak, había más de 30 clubes de alterne, que se han reducido a 18, ya que el negocio se ha trasladado a más de 130 pisos particulares, por estar menos vigilados por la policía, que suman entre todos ellos unas 750 prostitutas, el 60% nigerianas. Sobresale por su acogida la institución religiosa Villa-Teresita, gracias a su fundadora navarra Isabel Garbayo (1905-2012), que puso los cimientos de su primera obra social en Pamplona (1942) para rehabilitar a las mujeres públicas. Primero se ubicaron en San Juan (1944) y Avenida de Bayona, para establecerse en 1977 en Beloso Alto, cuyo asistente religioso actual es Julio Gorricho. Años más tarde se extendieron por Sevilla, Granada, Valencia, Málaga, Barcelona o Madrid. Isabel Garbayo recibió por su trayectoria la Cruz de Carlos III (2005) de manos del presidente Miguel Sanz. El lema de Villa-Teresita es la mujer, “como tierra sagrada”, y se acercan a los lugares donde se encuentran las mujeres víctimas de explotación sexual (calles, pisos, polígonos, clubs, cárceles o fronteras) para establecer un vínculo y ofrecerles acompañamiento integral (jurídico, sanitario, laboral). Las religiosas reiteran: “Estamos a su lado para convencerles que tienen dignidad y derechos y que es posible otra calidad de vida”. Como afirma el Nobel japonés de literatura 2017, Kazuo Ishiguro: “Banalizamos la sexualidad como si fuese un rato de desahogo y no la disfrutamos como una energía preciosa de la que disponemos para relacionarnos, reproducirnos y ser felices”. Luis Landa El Busto Historiador y escritor

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