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"Este niño quiere español, pero también catalán, pero no es suficiente"

Avatar del Pedro Charro Pedro Charro19/12/2021
Vi en las noticias que UGT y CCOO en Cataluña se iban a manifestar por el acoso a la familia de Canet -que ha tenido la osadía de pedir que se cumpla una sentencia que exige un 25% de castellano en las aulas- pero cuando seguí leyendo comprobé que no se iban a manifestar a favor del niño, sino a favor de que el niño dejara de incordiar y contra el español en las aulas. Es decir, que para este niño no existe el derecho a educarse, al menos en parte, en su lengua materna, incluso aunque esa lengua sea la oficial en su país y este amparada por la Constitución. Esto es el mundo al revés, y es extraño que los afiliados de los sindicatos traguen con esto, aunque tal vez yo ya no me entere de nada. Este niño quiere español, pero también catalán, pero no es suficiente. Hace décadas que en Cataluña se intenta que el español deje de hablarse, como si fuera una anomalía que hay que corregir a toda costa, pese a ser una lengua tan propia como el catalán y la realidad es que los hablantes insisten en utilizarla, como si les gustara llevar la contraria. Si dejamos a la gente decidir, viene a decirse, estamos perdidos. Aquí no cabe la libertad. Puede, además, que los principales perjudicados por la inmersión sean los trabajadores que apoyan a los dos sindicatos, en general castellanohablantes, cuyos hijos deben enfrentar una nueva desigualdad y mayor dificultad escolar que el resto, pero no parece que esto les importe. Es como un enorme síndrome de Estocolmo, como si los perjudicados estuvieran dispuestos siempre a aplaudir, a no ser tenidos como extraños, a pagar no se sabe que deuda. Como de costumbre, y a pesar de la decisión de los tribunales, la mayoría de los partidos e instituciones en Cataluña no han movido un dedo en defensa de estos padres, sino al revés, pero hay una reacción de entidades constitucionalistas y sobre todo de gente común que ya no se calla. Frente a la vergüenza que da escuchar a ministros del gobierno echando balones fuera, o el desprecio que destilan muchos mensajes, el ejemplo de Canet puede que no sea en vano. Nada más convincente que un niño solo ante el peligro y una familia que pide serenamente su derecho.
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