Opinión
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Dos árboles
Actualizada 21/02/2021 a las 06:00
La semana pasada murieron dos personas muy queridas. El azar, el destino, o como quieran llamarlo, los unió en ese día nublado. Mi tío Carlos era único y singular. Defensor de causas imposibles, era un polemista temible que obligaba a su interlocutor a poner en cuestión sus convicciones más arraigadas. Le encantaba llevar la contraria, sobre todo si el resto del mundo opinaba de forma unánime, sólo por ver si su interlocutor encontraba una grieta en sus prejuicios. Y tras mucho debatir, uno lleg
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