“El riesgo que supone separarse de la Unión Europea es aún mayor frente a la pandemia”
Con la entrada del nuevo año, el bréxit se ha hecho realidad. El riesgo que supone separarse de la Unión Europea es aún mayor frente a la pandemia y sus efectos
Con la llegada del 2021, el bréxit se ha hecho finalmente realidad, cuatro años y medio después del referéndum en el que los británicos decidieron abandonar la Unión Europea. Toca avanzar, y la Europa de la Unión debe pasar página. De entrada, comprometiéndose los veintisiete a alcanzar el máximo de cohesión política e institucional. Para que las legítimas y justas demandas de cada socio europeo encuentren su lugar en la preeminencia de un proyecto común. El bréxit creció a favor de corriente en 2016. Pero el riesgo que supone desgajarse de la Unión, incluso en la situación pretendidamente más ventajosa, se ha vuelto aun mayor frente a la pandemia y sus efectos. Hay poco margen para que el soberanismo británico pueda demostrar sus excelencias fuera de la UE. Y mucho menos para que los populismos a derecha e izquierda encuentren algún hueco al margen de la Europa de la Unión. Los términos del acuerdo suscrito los últimos días del año entre la UE y el Reino Unido no afectan únicamente a relaciones comerciales, atañen a la propia condición de ciudadanos. La salida de Reino Unido de la Unión Europea provocaba además un problema añadido con Gibraltar. No obstante, Londres y Madrid han conseguido un trabajado acuerdo pragmático e incluso han ido más allá haciendo desaparecer en seis meses la verja física que separa la colonia de La Línea de la Concepción. La fórmula consiste en aplicar a Gibraltar el Tratado de Schengen, de forma que la frontera exterior de la UE ya no sea la linde de la colonia con España sino el puerto y el aeropuerto gibraltareños, que serán controlados por policías españoles encuadrados en la agencia europea de fronteras. De este modo, la movilidad entre ambos territorios sigue como hasta ahora, al igual que las relaciones económicas, aunque los británicos que visiten Gibraltar deberán utilizar pasaporte ya que no pertenecen a la UE. El acuerdo ha sido posible porque en el tratado del bréxit se mantiene el derecho de veto de España en los asuntos relacionados con Gibraltar.