¿Cómo se tratará el cáncer en esta década?
La década recién estrenada nos deparará avances extraordinarios tanto en el diagnóstico como en el tratamiento del cáncer
Empleando una mirada esperanzada pero realista, podemos asegurar que la década recién estrenada nos deparará avances extraordinarios tanto en el diagnóstico como en el tratamiento del cáncer.
En el diagnóstico, veremos grandes avances en genómica, gracias a la consolidación de las técnicas de secuenciación masiva de genes de segunda generación (NGS), desterrando así el estudio “gen a gen”, por su limitada eficacia y sus elevados costes económicos y temporales. Podremos estudiar un mayor número de genes e identificar nuevas alteraciones genómicas gracias a la nueva tecnología.
Existen cada vez más fármacos desarrollados frente a alteraciones concretas de genes que permiten un tratamiento dirigido para distintas neoplasias. Además, disponemos de ensayos clínicos en marcha con nuevos fármacos dirigidos. Incluso, ya se han identificado dianas (alteraciones genéticas) que permiten una indicación agnóstica, es decir, prescribir un fármaco dirigido no a un tipo de tumor concreto, sino para todo tumor en el que esté presente esa alteración específica.
Los avances en genómica nos permitirán que la Medicina de Precisión sea aplicable a un número mucho mayor de pacientes en los próximos años. Actualmente, en la Clínica Universidad de Navarra secuenciamos un total de 161 genes de forma rutinaria en pacientes con cáncer mediante el análisis del tejido tumoral, o bien 52 genes mediante biopsia líquida, técnica que a través de una muestra de sangre permite obtener información de genes tumorales con implicación terapéutica. Auguro factible, en la próxima década, la secuenciación rutinaria de cientos de genes de forma accesible y asequible.
Otro avance diagnóstico que reducirá la mortalidad por cáncer será la extensión a todo el Sistema Nacional de Salud de campañas de diagnóstico precoz en tumores como el cáncer colorrectal (por el momento disponible sólo en algunas CC.AA.) o el cáncer de pulmón mediante TAC de baja dosis de irradiación.
Igualmente anticipo avances significativos en cirugía mínimamente invasiva del cáncer y en radioterapia de máxima precisión gracias a la protonterapia, tecnología avanzada que trata de forma extraordinariamente selectiva las estructuras más sensibles del organismo, especialmente en pacientes pediátricos.
En cuanto a tratamientos farmacológicos, los avances más relevantes los viviremos con las denominadas terapias dirigidas, tratamientos habitualmente orales, capaces de actuar frente a determinadas alteraciones genéticas que permiten el desarrollo de tumores. Gracias a las aportaciones de la genómica seremos capaces de seleccionar los tratamientos dirigidos más eficaces y menos tóxicos para cada uno de nuestros pacientes.
Muchos de estos fármacos ya están aprobados por las agencias reguladoras y otros se investigan actualmente en ensayos clínicos frente a un número creciente de dianas moleculares.
Además, es previsible que en breve podamos acceder a una segunda generación de fármacos inmunoterápicos. Cada anticuerpo monoclonal actual bloquea una sola diana del sistema inmune ofreciendo una eficacia moderada, pero no están exentos de toxicidad. En esta próxima década dispondremos muy probablemente de anticuerpos que actúen sobre varias dianas del sistema inmune al mismo tiempo, actualmente en investigación.
Previsiblemente, ofrecerán una mayor eficacia, serán menos tóxicos y tendrán un menor coste que la combinación de varios fármacos de forma separada pudiendo resultar efectivos en una mayor proporción de pacientes oncológicos. Es razonable pensar que del 30-40% actual, pasemos en la próxima década, a cerca de un 80% de pacientes con cáncer que reciban algún tratamiento de inmunoterapia para su enfermedad, en parte por su empleo en estadios cada vez más precoces de la enfermedad.
Otras estrategias de activación del sistema inmune, las denominadas terapias avanzadas son ya una realidad, aunque su éxito actual es aplicable a un número limitado de pacientes con tumores hematológicos. Su principal representante son las células CAR-T, células inmunitarias modificadas en el laboratorio para identificar y destruir el tumor más eficazmente.
Las terapias CAR-T ya están aprobadas y se administran en pacientes con algunos tumores hematológicos. El reto consiste ahora en su empleo también en tumores sólidos. De hecho, la Clínica, el Cima de la Universidad de Navarra, el Complejo Hospitalario de Navarra y Recombina S.L. desarrollan el programa DESCARTHeS, una investigación colaborativa en esta materia, financiada por el Gobierno de Navarra. Además, en nuestro centro disponemos también de varios ensayos clínicos en marcha con TILs (linfocitos infiltrantes de tumor).
La ventaja más llamativa de estas nuevas terapias es su potencialidad para curar pacientes con enfermedad metastásica, algo real en un porcentaje significativo de los pacientes que reciben CAR-T, o en su defecto, los largos periodos de remisión del tumor logrados. Los retos, una mayor especificidad frente al tumor con una menor toxicidad para las estructuras sanas del organismo y la reducción del coste actual.
Ignacio Gil Bazo, doctor y codirector del Departamento de Oncología Médica de la Clínica Universidad de Navarra
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