¿Ha quedado obsoleto el informe PISA?

El informe del programa internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA) pertenece a la OCDE y es un estudio que se realiza a nivel mundial para medir el rendimiento académico de los alumnos en lectura, ciencia y matemáticas. ¿Y las otras materias no son importantes? Se pretende mejorar las políticas educativas, porque no se avalúa al alumno, sino al sistema en el que se educa. Es un análisis del rendimiento de alumnos de 15 años en la ESO a través de unos exámenes y se efectúa cada tres años. No es la panacea o la prueba ideal para detectar el nivel educativo, porque no es objetivo y se limita a un análisis cuantitativo. Sin embargo, los ministros de educación de las naciones, los consejeros de las autonomías y los directores de los colegios tiemblan pocos días antes de salir a la luz los resultados. Es como “tocar a arrebato o gritar que viene el lobo”. Todos aspiran a conseguir los mejores resultados, porque, de lo contrario, el pueblo protesta y peligra su sillón. Todos los medios de comunicación se afanan por comparar su comunidad o su nación con el resto. Pero PISA no es la solución a los problemas, ya que deja muchos elementos fundamentales sin evaluar, sobre todo la historia, la filosofía, la economía, el cambio climático o las nuevas tecnologías y su aplicación. Muchos pedagogos afirman que PISA no solo es un fracaso sino un fraude, pues no sirve para cumplir su objetivo principal, que es ayudar a la mejora de los centros y sus procedimientos. En este informe 2018, España no ha salido bien parada en matemáticas, porque está por debajo de la media de OCDE, sin embargo los dirigentes navarros están contentos porque en matemáticas hemos sacado 503 puntos frente a la media nacional (481) o de la OCDE (489). En ciencias, Galicia y Castilla y León superan a Navarra con 492, frente a la media de España (483) o Andalucía con 415. Sin embargo el informe no suspende a nadie, ya que la medición es una escala que oscila entre 300 y 700 puntos y los resultados no detectan la radiografía real de la actual currículo escolar ni promueven su mejora. Además, las capacidades que mide PISA no pertenecen a la escuela, sino a preguntas de la vida diaria; son ítems muy comunes, de manera que se pueden responder correctamente sin tener ningún conocimiento del currículo de secundaria. De ahí que los resultados obtenidos pueden ser más fruto del nivel cultural de la familia que de la eficiencia de los sistemas educativos (En Navarra el 71% de la sociedad es de clase media). Por eso, se observa que los centros de enseñanza con alto número de inmigrantes y minorías sociales han sacado malos resultados, debido a la carencia de un bagaje cultural mínimo. ¿Acaso existe un solo mundo y una única cultura para evaluar a todos los alumnos por el mismo rasero? Otras causas de estos preocupantes resultados PISA podrían deberse al aumento de repeticiones en Primaria, la disminución de estudiantes que finaliza Secundaria, los peores resultados de las chicos con respecto a los chicas y el abismo o diferencia de puntos entre las distintas comunidades, que baja la media nacional. ¿Cómo podemos evaluar con la misma puntuación un colegio urbano que uno rural o suburbial, un alumno en situación de riesgo, desamparo o pobreza que uno de élites culturales? Mientras no disminuya el número de estudiantes por aula, se aumente el programa de formación del profesorado y no se invierta más en educación, seguiremos lamentándonos de la situación precaria de nuestro alumnado. No obstante, hemos encontrado aspectos positivos, que nos pueden ayudar a mejorar el informe PISA en Navarra, como el buen ambiente escolar y la satisfacción del estudiante en el colegio (86,5%), así como el escaso índice de acoso escolar, que está por debajo de la OCDE. Decía Marcelino Champagnat: “Para educar a los jóvenes hay que entregarse, darlo todo y enseñar con el ejemplo”. La sociedad exige un pacto escolar. No podemos estar eliminando leyes en materia de enseñanza cada cambio de gobierno. Se utiliza la educación como arma política y se catequiza al estilo del partido político en el poder. Reunamos a los diversos sectores de la sociedad para que se haga una ley educativa intemporal, para todos y no para crear ideologías. Seguimos dudando de PISA, porque no es el mejor termómetro para medir la temperatura formativa a los jóvenes. PISA cumple 20 años y ya se ha quedado obsoleto. ¿No es capaz la OCDE de inventar un sistema más objetivo y certero? Como decía el pedagogo Paulo Freire: “Enseñar no es transferir conocimientos, es crear la posibilidad de producirlos. Porque la educación no cambia el mundo, modifica a las personas que van a cambiar el mundo”. Luis Landa El Busto Licenciado en Ciencias Humanas y profesor

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