De la criada
En el estupendo volumen que Errata Naturae ha dedicado a 'El cuento de la criada' escribe Enric Ros que la serie es, en diversos sentidos, un título militante; "una ficción que nos sugiere un mensaje incómodo: que quizá algún día deberíamos dejar de consolarnos viendo series de televisión y levantarnos de una vez del sofá para empezar a actuar".
Y es verdad. Fue una sensación recurrente durante la primera temporada de la serie. Aunque fuésemos conscientes de que lo que nos planteaban era un mundo distópico había rasgos en esa sociedad que nos alarmaban, que nos recordaban a los intereses que algunas formaciones políticas emergentes habían demostrado en Occidente. Al respecto, Elisa McCausland dice en el mismo libro que nos hallamos ante una serie de ciencia ficción distópica "de carácter presentista". "Todo en ella es una emanación casi literal de los debates políticos y socioeconómicos de actualidad que sacuden nuestra propia esfera pública", añade.
Esa lectura de la política y los movimientos sociales actuales fueron lo que más sorprendieron de la adaptación que Bruce Miller hizo de la obra de Margaret Atwood y que justifican el monográfico de Errata en el que participan otros autores, con puntos de vista interesantes sobre la misma serie, como Jorge Carrión, Elena Yrigoyen o Cristina Cerrada. Ahora bien con la decisión de ampliar la serie y poner en marcha nuevas temporadas la producción tomó riesgos que le hicieron perder ese espíritu reivindicativo para apostar por una trama que traicionaba algunas reglas impuestas en su inicio y que le impidieron avanzar como debía. Durante la segunda tanda de capítulos vimos a una June que iba y volvía para no terminar de ir a ninguna parte. A 'El cuento de la criada' se le olvidaba lo que había querido ser para volverse más previsible y cruel de manera gratuita. La tercera temporada ha venido a enmendar eso y apuesta por poner en valor una sororidad que se echaba de menos y que parece la única manera de acabar con el infierno de Gilead. Pero quizá sea tarde para reparar los errores cometidos y a algunos personajes les cuesta encontrar su espacio. Ojalá esta vez sí la serie sepa ser valiente para que nos vuelvan a dar ganas de levantarnos del sofá y empezar a actuar.
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