Insurrectos
Necesitamos un vencedor para acabar con las luchas intestinas que, como su nombre indica, siempre apestan
Quien habla siempre del enemigo es el verdadero enemigo. Del mismo modo que el que puede alabar las cualidades que no tienes es tu verdadero amigo. El distanciamiento entre Donald Trump y Europa crece en la misma medida en que ambos se conocen y comprueban que han tenido mucho disgusto en conocerse. El presidente de EE UU, que tiene el pelo amarillo, quizá vea las cosas más negras de lo que son. Hace dos días se reunió con Putin en la cumbre de Helsinki. Como lo nuestro pequeño siempre nos parece lo más grande, la lucha por el liderazgo del PP está agravando la división en el partido, con el pulso entre Soraya Sáez de Santamaría y Pablo Casado. Necesitamos un vencedor, aunque sea por poco tiempo, para acabar con las luchas intestinas que, como su nombre indica, siempre apestan.
Nuestra señora es la estadística y nadie puede llevarle la contraria hasta después, cuando nos explican por qué sucedió lo inexplicable. El debate sobre las primarias trata de aparentar que somos una nación compuesta por varias nacionalidades mientras Santamaría y Casado discuten. ¿Cómo será la próxima estructura de mando? El PP no se fía de los demás partidos y ellos no se fían del PP. El llamado centroderecha sigue buscando dónde estará la brújula, que no se ha perdido para siempre, pero que está extraviada para unos cuantos años. Sánchez quizá no sepa lo que es una nación, pero sabe que la quiere mucho. Ignoramos cuáles son las diferencias reales entre Santamaría y Casado, mientras Trump ataca a la UE y la califica de “enemigo”. Es la palabra que más se usa, así como el nombre que más suena es el más difícil de pronunciar: Mbappé. Un chico de 19 años nacido en los suburbios de París.