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Industria

Mari Viedma, de Jaén a una conservera de San Adrián con 17 años

Natural de Andalucía, las circunstancias llevaron a Mari Viedma a hacerse cargo de la empresa que fundó su marido, INPRE. Esta es su historia

Ampliar Eva Muro (izda) y Mari Viedma, con una de las piezas que fabrican para Siemens Gamesa
Eva Muro (izda) y Mari Viedma, con una de las piezas que fabrican para Siemens GamesaGoñi
Publicado el 14/05/2022 a las 08:52
Llegaba marzo y en aquellos años setenta una joven de 17 años que vivía en el pequeño pueblo de Garcíez, en Jaén, hacía las maletas. Con unos tíos viajaba hasta San Adrián, donde la fábrica Conservas Las Palmas, ya cerrada, buscaba trabajadores para la campaña. Mari Viedma Garrido (Jaén, 30-10-1955), que sabía desde que tuvo uso de razón que en su pueblo no se podía quedar porque no había trabajo ni había nada, iniciaba un viaje con un contrato asegurado. De marzo a noviembre venía a durar la campaña en la que iba enlazando el melocotón, el espárrago, el pimiento... Al finalizar, regresaba a Andalucía. Así pasaron varios años y en una de esas estancias en San Adrián conoció al que sería su marido, Miguel Ángel Muro Lasheras. Él trabajaba en Carrocerías EGA, en el mismo San Adrián y que hoy continúa su actividad. Era y sigue siendo propiedad de Santiago Calvo y fabricaba carrocerías para camiones frigoríficos.
La pareja se casó en 1984, el 22 de julio (a Mari Viedma le salen las fechas de carrerilla, al segundo, como si las llevara con ella permanentemente) y los dos se trasladaron a vivir a Noáin porque Miguel Ángel Muro empezó a trabajar como jefe de planta en la empresa Derlan. Cuando cerró después de dos años, la pareja regresó a San Adrián y fue entonces cuando Muro decidió fundar al 50% con su antiguo jefe Santiago Calvo, que continuaba con Carrocerías EGA, la empresa INPRE (Industrias Navarra de Plástico Reforzado). La actividad de esta planta era la fabricación de placas de poliéster reforzado con fibra de vidrio que se utiliza para las ‘cajas’ de los camiones refrigerados, la misma actividad que se mantiene hoy.
Un hecho vino a dar la vuelta al proyecto profesional y de vida de Mari Viedma. Un accidente de coche en mayo de 1999 provocó la muerte de su marido cuando la hija de la pareja contaba cinco años. A los pocos meses, Santiago Calvo pidió a la viuda de su socio que se incorporase a la empresa porque él dedicaba la mayor parte del tiempo a su otro negocio y de INPRE se encargaba, hasta entonces, Miguel Ángel Muro. Así fue como, a las cinco meses del trágico suceso, Mari Viedma, aquella chica que había dejado el pequeño pueblo andaluz para trabajar en las conservas de San Adrián, se incorporó a trabajar en la empresa de la que era y sigue siendo propietaria.
“Yo conocía un poco la empresa porque venía algún día si era necesario a echar una mano. Pero era algo puntual, yo no trabajaba. Cuando me lo planteó Santiago Calvo, al principio no me sentía con ganas. Pero vi que era algo que había empezado mi marido y decidí continuarlo”, recuerda. Reconoce que no le resultó fácil, pero que los compañeros le ayudaron mucho y siguen haciéndolo. “Lo más difícil fue la situación emocional, pero la fui superando”, relata. Se empezó a formar con diferentes cursos y hoy Mari Viedma no es amiga de publicidades ni de protagonismos porque asegura que ella lo que ha hecho es lo que ha creído que tenía que hacer en cada momento. Como cuando en 2012 su socio le planteó la venta de su parte y ella decidió comprársela. “Prefería seguir sola que con un socio desconocido”, afirma.
Y siguió hacia adelante. Como lo hizo después de vivir dos incendios de la fábrica que se sucedieron con muy poco espacio de tiempo. Uno ocurrió en noviembre de 2001 y el segundo, en enero de 2002. De todo ha salido. Y hoy es el día que sigue al ‘pie del cañón’. “Ya tengo edad de jubilarme”, dice entre la duda y la convicción a sus 66 años. Cuando lo haga, lo hará con la tranquilidad que le da saber que su hija, aquella niña que quedó huérfana a los cinco años, le ha tomado el relevo.
SEGUNDA GENERACIÓN
Eva Muro Viedma (Pamplona, 14-6-1994) se incorporó a la empresa familiar en 2015. Estudió en Pamplona en el centro Cuatro Vientos los grados superiores de Márketing, y de Administración y Finanzas. Después de hacer prácticas en otros sitios, decidió que lo que quería era trabajar en la empresa familiar. Recorrió los diferentes departamentos para ‘empaparse’ bien de toda la fábrica. “Mi madre siempre me dejó libre para estudiar lo que quisiera, pero a mí me gusta estar aquí”, afirma. No le es ajeno el negocio porque desde niña ha pasado mucho rato en la empresa. Mari Viedma confirma lo dicho por su hija: “Nunca le he dicho que estudie algo para quedarse aquí. Pero cuando decidió que eso era lo que quería hacer, para mí fue una gran alegría. Ver a mi hija aquí es mucho”. Verla, poder trabajar con ella estos años y saber que hay relevo generacional para cuando Mari Viedma decida jubilarse.
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