La empresa navarra Irumold fabrica los moldes para el 'ventolín'

El conocido ‘ventolín’, el inhalador utilizado para el asma, está contenido en unas piezas de plástico que se fabrican con unos moldes. La empresa de Irumold, en el polígono industrial de Arazuri, en Navarra, es la responsable del ‘contenedor’ de ese medicamento ya que fabrica los moldes que, al recibir inyección de plástico, reproducen las figuras de la ‘carcasa’ del inhalador. Es un ejemplo de la actividad de esta empresa que nació en 1974. ‘Bolis’ para insulinas, parches para diabetes, agujas de catéter, piezas para la vacuna de la gripe... son otros productos que se fabrican con los moldes navarros, que son piezas de acero que fabrican la pieza con la forma demandada en plástico. Explica Yann Le Bronnec, director general de Irumold desde 2019, que al año llegan a fabricar unos 60 moldes y que cada uno puede pesar desde los 50 kilos a las cinco toneladas. “De un molde salen hasta dos millones de piezas diarias”, detalla. A la vista de estos ejemplos, se deduce que la totalidad de los clientes pertenece al ámbito médico y/o farmacéutico. Fundamentalmente sus productos van destinados al exterior. “Somos moldistas con proyección mundial”, afirma el directivo. “Sólo el 5% de la producción se queda en España. El 55% se vende en el resto de Europa y el 40%, en Estados Unidos”, añade Le Bronnec. ESTRENO DE INSTALACIONES Desde el pasado mes de agosto la empresa de Irumold y sus 65 trabajadores se trasladaron a unas nuevas instalaciones. No se trata de un estreno exactamente, ya que ocupan la antigua sede que Uscal tenía en el polígono de Arazuri. Irumold había comprado las instalaciones en el concurso de acreedores de esa empresa. “El traslado responde a la necesidad de atender al crecimiento experimentado. Las actuales instalaciones (7.700 metros cuadrados) son más amplias que las que teníamos que Landaben (4.000 metros cuadrados). Lo que hemos hecho ha sido adecuar el espacio, que era muy diáfano, a nuestras necesidades y hemos trasladado la maquinaria ”, explica. Respecto a la anterior ubicación, está previsto que las antiguas naves de Irumold formen parte de un área comercial donde se ubicarán un Lidl y un McDonald´s. El crecimiento del negocio queda reflejados en sus cifras: la facturación ha pasado de 8 millones en 2007 a 17 millones de euros de 2022. “La pandemia cambió la demanda de algunos productos. La de unos aumentó y la de otros, al contrario, se redujo, con lo que el resultado final se equilibraba . Entre unos y otros, el resultado final se equilibraba. Por ejemplo, entre los productos más demandados en pandemia figuraban los protectores de agujas para las vacunas. En resumen, el crecimiento se debe a que nuestro producto ha sido exitoso porque hacemos las cosas bien y porque la demanda se ha disparado en algunos casos”, añade el directivo. “En nuestro negocio la alta precisión es protagonista, ya que trabajamos en el rango de la micra, inapreciable al ojo humano, y donde la confianza del cliente es un factor clave”, apunta. Con unas perspectivas positivas de la empresa, el directivo destaca el papel del equipo humano. “El personal es parte importante del éxito. Sin los trabajadores no somos nada”, apunta. A pesar de esta situación, Irumold no ha sido ajeno al aumento de los precios del acero y cobre, y a cierta demora en los plazos de entrega. “Hemos tenido retrasos de 3/4 meses, pero no nos han llevado a parar porque hemos sido precavidos”, añade. DE SEROPA A IRUMOLD Fue en Landaben donde se ubicó Irumold desde sus comienzos, incluso antes de contar con este nombre. La empresa había nacido en 1974 con el nombre de Seropa y con la misma actividad con la que hoy continúa, la fabricación de moldes de inyección de plástico. Seropa era una filial de Telemecanique, grupo francés que entonces tenía 20.000 empleos. En 1984, el propietario quiso desprenderse de la planta de Pamplona, pero gracias a la insistencia de un directivo galo de Seropa, Jean Marie Trollé, la fábrica consiguió mantenerse. Pero en 1984, el también francés Schneider compró Telemecanique y, por tanto, la planta de Seropa. Al mismo tiempo, adquiría el grupo otra fábrica que también era propiedad de Telemecanique y que estaba en Burlada (hoy ya desaparecida). Diez años más tarde, en 1994, el grupo quería vender Seropa. Pero esta perspectiva de cambio de propiedad inquietó al equipo directivo, según explicó Javier Antoñana Gastesi, que fue director de la empresa, en 2008 cuando fue galardonado con el Premio Empresario de Año. Por esta razón, ante el temor a que la planta fuera desmantelada el equipo directivo a través de una MBO (Management By Out) se hizo con la empresa. Fue entonces cuando asumieron la propiedad, además del mismo Antoñana, Javier Berro, Joaquín Úcar y Javier Marcilla. Sus condiciones de compra hicieron que su oferta para comprar la planta convenciera a Schneider sobre otras alternativas. Fue así como, en lugar de que una multinacional comprara una empresa pequeña, como era lo normal, estos directivos adquirieron la planta a la multinacional. Es entonces cuando decidieron llamar a la empresa Irumold. La denominación unía la actividad del molde (’mold’ es molde en inglés) con la raíz local (’iru’, de Iruña). “Era una forma de conjugar el sentimiento regional con la proyección mundial que buscaba la empresa”, explica Le Bronnec. FLEX NO QUIERE DECIR COLCHÓN Esta situación se mantuvo hasta enero de 2016 cuando el Grupo Flex adquirió la empresa. Aunque esta compañía, con 130 plantas en todo el mundo, comparta nombre con la marca de colchones, no tiene nada que ver con ella. La planta, hoy en Arazuri-Orkoien, se llama ‘Irumold a Flex Company’ y pertenece a la división de Health Solutions del grupo. “Mantenemos nuestra propia marca comercial porque es con la que nos conocen. Somos de los pocos privilegiados que en el Grupo Flex mantenemos nuestro nombre original. Y nuestra idea es seguir conservándolo”, apunta el directivo. La imagen que se tiene del trabajo en un taller no se corresponde con la realidad. Es la razón con la que Yann Le Bronnec, director general de Irumold, explica la dificultad para encontrar personal técnico para trabajar. Porque sí que reconoce que, en general, hay un problema para encontrar personal cualificado, especialmente de Formación Profesional de Mecánica. “De ingeniería es más fácil. Nosotros somos unos privilegiados porque tenemos buenas relaciones con las escuelas de FP y contamos con personas en prácticas. Pero fuera de Irumold sé que es complicado encontrar personal adecuado”, explica. Y añade: “La imagen del trabajo en un taller no se corresponde con la realidad. Tiene una connotación negativa.” Y apunta varias razones para optar por estos trabajos: “El convenio del metal es muy bueno y el oficio en sí mismo, muy bonito. Es un trabajo apasionante, de precisión y que utiliza una tecnología novedosa, lo que hace que no sea un rutinario, sino que en su ejercicio se aprende cada día”. Añade que es una realidad la falta de mujeres en estos trabajos por causas ajenas a la empresa. “No hay mujeres en los talleres, pero porque no se presentan a los puestos. Y en el taller no hace falta fuerza. Las actuales instalaciones son limpias y nuevas, y ofrecen una imagen diferente a lo que se suele pensar. El problema está en el sistema educativo, porque no fomenta este tipo de trabajo para la mujer”, apunta el directivo. Llegó a Pamplona en 1989 sin saber ni una palabra de español. Yann Le Bronnec (Le Mans, 1967) había estudiado inglés y alemán. Nacido en una familia de cinco hermanos en Le Mans, Francia, le siguen cuatro hermanas, que continúan viviendo en el país vecino. Estudió en esa localidad Ingeniería en ‘Plasturgia’ (ciencia y técnica de la transformación de plástico), una formación que no existe en España. Al terminar, quería hacer prácticas en alguna filial en el extranjero de empresas francesas. Desembarcó en la que Telemecanique tenía en Pamplona, Seropa, donde llegó en 1989 como ingeniero de procesos. En 2019 fue nombrado director general, después de que Javier Antoñana Gastesi, que ocupó este cargo hasta la compra de Flex, pasara con el cambio de propiedad a otros puestos en la multinacional, hasta jubilarse en 2021. Así que la experiencia española de Le Bronnec se ha desarrollado en su totalidad en Irumold. Unos días antes de esta entrevista había estado en Suiza, porque a Europa y a EEUU le toca viajar por lo menos una vez al mes. Y eso que desde la pandemia las videoconferencias han sustituido en gran parte a los desplazamientos, “un beneficio que dejó la covid”. Soltero y con un español perfecto, no tiene intención de volver ya a Francia. “No puedo estar siempre queriendo volver. Así que no pienso hacerlo, pero... nunca se sabe”, apostilla.

La empresa navarra Irumold fabrica los moldes para el 'ventolín'

La empresa se trasladó el pasado agosto desde Landaben al polígono de Arazuri, a las instalaciones que estaban ocupadas por Uscal. Irumold cuenta con 65 trabajadores y factura 17 millones de euros, con una exportación del 95%

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