Un papel 100% compostable para desterrar al plástico de uso agrícola

El acolchado es una técnica que se emplea en determinados cultivos hortícolas para proteger a las plantas del mal tiempo y mejorar las cosechas. Consiste en cubrir la tierra con una lámina dejando únicamente al aire pequeños huecos donde crecen los brotes, lo que impide que aparezcan malas hierbas y, entre otras ventajas, permite usar menos agua y fertilizantes. Aunque antiguamente se recurría a la paja, la corteza de pino e incluso la ceniza como cobertura, en la actualidad el material más común es un forro de plástico (polietileno), producto poco sostenible que se fabrica a partir del petróleo y que va dejando pequeños trozos que terminan contaminando el terreno. La creciente preocupación por el medioambiente y el problema que genera la gestión de todo el plástico sobrante, del que se emplean 300.000 toneladas al año en Europa para la agricultura, ha llevado a la papelera Smurfit Kappa de Sangüesa a lanzar una alternativa 100% biodegradable que también ayuda a reducir la huella de carbono. Bajo la denominación Agropaper, consiste en una lámina de papel elaborado con fibras largas de pino se comercializa desde 2019 para uso en invernaderos. Desde septiembre de 2020 se están desarrollando los trabajos de una variante más resistente para cultivos al aire libre con otros cinco socios que se espera que llegue al mercado en 2024. La principal ventaja es que, al contrario que el plástico, no tiene que retirarse tras su uso gracias a que es compostable. A lo largo de este año se vienen realizando los ensayos de validación con distintas composiciones del producto y del recubrimiento a base de resinas vegetales que lo hace resistente y más flexible. “Estamos adaptando el producto para que sea más fácil de emplear por el agricultor. Lo importante es que este papel, una vez que termina el cultivo, se incorpora al suelo y la fibra de pino que lo integra se descompone aportando materia orgánica. Los últimos ensayos han sido validados por el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)”, comenta Iñaki Urdaci Uceda, director de marketing y desarrollo de nuevos productos de Smurfit Kappa en la planta de Sangüesa. Los expertos del CSIC se encargan de comprobar científicamente que el Agropaper no produce ningún problema en la tierra. También se está certificando que este producto se puede utilizar para producir alimentos. NAVARRA, SORIA, MURCIA Y FRANCIA Uno de los principales retos para el equipo que está tras la variante de exteriores del Agropaper es conseguir que el producto pueda usarse en diferentes zonas climáticas. Así, los ensayos se están haciendo en fincas situadas en Navarra, Murcia, Soria y Francia. Gracias a estas pruebas, se ha demostrado que el producto es mejor que el plástico en entornos con altas temperaturas, ya que el polietileno sobrecalienta el terreno mientras que papel no lo hace. Pese a todas sus virtudes, el Agropaper también arrastra algunos inconvenientes derivados de sus capacidades mecánicas en comparación con el plástico, sobre todo en relación con su resistencia al rasgado o el estiramiento. Son diferencias para las que precisamente se está trabajando sobre el terreno para mitigarlas tanto con la modificación de la composición de los prototipos y mediante la adaptación de los procedimientos de aplicación. Este producto tampoco es compatible con todos los tipos de cultivo que existen, pero, tal como destaca Urdaci, aporta su “granito de arena” para mejorar la sostenibilidad del sector primario. Aunque en términos puramente económicos, la lámina de plástico es un material “muy barato” y fácil de fabricar, el balance cambia cuando se introduce el medioambiente en la ecuación. Por metro cuadrado, el coste del Agropaper es mayor que el polietileno. Sin embargo, hay que contar que el papel se descompone en el suelo, mientras que el plástico debe retirarse, almacenarse y tratarse conforme marque la legislación, un proceso cuyos costes irán creciendo con el tiempo por la apuesta europea por la economía verde. Urdaci recalca que la fabricación de Agropaper se realiza a partir de coníferas que crecen en Navarra en explotaciones que se gestionan de forma responsable. Todos los árboles talados se reponen y se cortan tras sus primeros 20 o 25 años, su etapa de crecimiento durante la que captan la mayor cantidad de CO2 gracias a la fotosíntesis. Se logra así cerrar un círculo con el que se devuelve a la tierra la materia orgánica y se evita el uso de productos petrolíferos que, a la larga, acaban contaminando el terreno. ¿El Agropaper es un proyecto navarro o es un producto diseñado fuera? Ha sido realizado al 100% por la planta de Sangüesa en colaboración con otras empresas navarras y francesas. Todo empezó en 2018 con un proyecto de I+D del Gobierno de Navarra en colaboración con el Instituto Navarro de Tecnologías e Infraestructuras Agroalimentarias (INTIA). Desde 2020 estamos enfrascados con otros cinco socios en el proyecto Life Agropaper, financiado por la Unión Europea, para crear la variante del producto para exteriores. ¿Cuántas personas han participado en su desarrollo? En la variante de Agropaper para explotaciones al exterior están participando mas de treinta personas pertenecientes a todos los socios. Smurfit Kappa Sangüesa coordina el proyecto y también participan Grupo AN, Florette y Floreale, así como el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Sociedad Española de Agricultura Ecológica (SEAE). La planta de Sangüesa está apostando desde 2017 mucho por la innovación y el desarrollo de nuevos productos. ¿Ya se está vendiendo el Agropaper? Tenemos más de cien clientes desde 2019, que lo han utilizado en más de 200 hectáreas cultivadas a cubierto. Esperamos que la variante para exteriores sea comercializable desde 2024. ¿Cuál es la principal ventaja respecto al plástico que se viene utilizando? El polietileno, aunque se retire, siempre deja pequeños restos que se acumulan en la tierra en forma de microplásticos y acaban contaminando el terreno agrícola. El Agropaper es 100% compostable sin necesidad de retirarlo del suelo. ¿Cómo surgió la idea? Observamos que todas las soluciones que se proponían en el mercado iban enfocadas a gestionar la retirada del plástico y detectamos la oportunidad de ofrecer un producto que no genera residuos con un papel que es 100% renovable. Además, se genera una huella de carbono negativa, ya que la fibra que empleamos proviene de pinos que durante 35 años han estado captando CO2 y emitiendo oxígeno por el proceso de fotosíntesis. ¿Por qué pino? El papel se suele fabricar con fibras de eucalipto que no tienen tanta resistencia al ser cortas. Para el Agropaper hemos recurrido a las coníferas que tienen fibras largas más resistentes y que además aportan la ventaja de que son una materia prima que proviene de gestión forestal. ¿Y en qué se traduce eso? Significa que nos encargamos de que, cuando explotamos ese bosque, se reponen todos los árboles para que vuelvan a crecer. La planta de Sangüesa lleva produciendo papel con fibra de pino navarra desde 1956. Si hubiésemos utilizado la superficie forestal sin sentido ni orden, no quedarían bosques desde hace muchos años. Sin embargo, cada vez hay más superficie forestal. ¿Se usa todo el árbol? Solo las partes que no se pueden utilizar para hacer los tablones. La corteza la empleamos en nuestra caldera de biomasa y así generamos electricidad. Para su uso en cultivos en exterior, ¿han tenido que conseguir que el Agropaper sea impermeable? Para elaborar el papel utilizamos las fibras largas por su resistencia y se le aplica una resina natural para mejorar su elasticidad y capaz de aguantar la humedad, pero no es impermeable. Adaptar este producto al exterior es un reto importante porque evidentemente no es fácil. Si no es impermeable, ¿cómo resiste? Al ser orgánico, empieza a descomponerse en contacto con la tierra. Estamos trabajando para que el material dure el ciclo del cultivo o, por lo menos, las primeras semanas para evitar que crezca la mala hierba y que no compita con la planta. ¿Esa es la mayor complicación? También ha sido un desafío a la hora de colocarlo. Aunque el Agropaper es mucho más flexible que un papel normal, esa cierta elasticidad no puede compararse a la que tiene el polietileno. Lo que espera el agricultor es manejar el papel igual que el plástico. En ese sentido tenemos que concienciar de que el manejo es diferente. ¿Se puede usar la misma maquinaria que para colocar el plástico? Dentro de las máquinas de poner acolchado, hay una variedad comercial muy grande. Hemos hecho una preselección de las máquinas que funcionan muy bien con Agropaper y con otras habría que adaptarlas, pero la colocación ahora mismo no es un problema. ¿Cómo va el proyecto? Ha habido pruebas que han salido muy bien y otras que no tanto. Estamos en la fase de adaptar el producto a los escenarios que tiene el agricultor. Nos encontramos validando el producto. Iñaki Urdaci Uceda, Smurfit Kappa

Un papel 100% compostable para desterrar al plástico de uso agrícola

La papelera de Smurfit Kappa de Sangüesa está desarrollando conjuntamente con otras empresas navarras una variante resistente a las inclemencias del Agropaper, que puede sustituir al polietileno en muchos cultivos hortícolas

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