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Empleo

El mercado laboral en Navarra remonta en un entorno desafiante

La empresa pide una mayor vinculación con lo educativo

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Silueta de un rostro con palabras relacionadas con el mercado laboral
Publicado el 20/03/2023 a las 06:00

Diario de Navarra continúa esta semana con su cobertura especial para hacer un balance de los grandes temas de la legislatura y para debatir sobre los retos que nos plantean hacia el futuro. Esta semana se aborda el reto del empleo, un asunto sobre el que reflexionar por medio de artículos, opiniones de expertos, infografías, foros de debate en vivo y participación ciudadana

Los números no mienten. El mercado laboral de Navarra ha acabado la legislatura mejor que como la comenzó. Lo dicen las cifras del paro, con 1.475 desempleados menos si se compara febrero de este año (32.364) con el mismo mes de 2019 (33.839), y las de afiliación a la Seguridad Social, que ha aumentado en 16.956 cotizantes en ese periodo (298.708 frente a 281.752). Es cierto que el primer indicador arroja un balance un poco escaso como para presentarlo de estandarte en las próximas elecciones por parte de las formaciones que integran el gobierno, pero también es verdad que el resultado se ha visto muy condicionado por una de las peores crisis económicas, sanitarias y sociales que se recuerdan.
Efectivamente, la pandemia de la covid dejó una profunda huella en el mercado de trabajo, con un pico de 42.896 desempleados en febrero de 2021, que pudo ser parcialmente amortiguada gracias a la flexibilización de los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE). Este mecanismo legal permitió a las empresas suspender temporalmente los contratos de sus empleados y dejar de pagarles total o parcialmente el salario con el consiguiente ahorro de costes laborales, ya que pasaban a cobrar la prestación por desempleo. En lo peor de la crisis del coronavirus, allá por abril de 2020, llegó a haber 49.757 asalariados afectados por alguno de los ERTE debido a los cierres forzosos por el estado de alarma. Aquella conmoción económica se tradujo en una histórica caída del PIB del 8,3%, tras la que se inició una paulatina remontada que ha permitido acabar la legislatura con un balance positivo, pero discreto. El mayor reproche que cabría hacerle al Ejecutivo liderado por Chivite es que, en cuanto a la evolución del empleo, Navarra se ha situado claramente por debajo de la media nacional, ya que en el conjunto de España el descenso del paro en los últimos cuatro años ha sido del 11,5% mientras que en la Comunidad foral se ha limitado al 4,4%.
DESAJUSTE ELEVADO. PARO Y FALTA DE TRABAJADORES
Sin duda, la mayor paradoja del mercado de trabajo en Navarra es la imposibilidad para cubrir miles de vacantes mientras decenas de miles de personas siguen apuntadas en las listas del paro. El Instituto Nacional de Estadística (INE) recogía que resultaba imposible encontrar a 3.503 trabajadores en diferentes sectores, sin contar el primario, durante el segundo trimestre de 2022, una cifra que se ha multiplicado por nueve desde 2013. Se trata de un problema creciente y, en algunos casos, acuciante porque ya está limitando la capacidad de las empresas para crecer y atender a sus clientes. Desde 2019 esta situación ha empeorado un 22,4%, ya que entonces había dificultades para incorporar a 2.861 trabajadores.
El sector que sufre mayores contratiempos con las vacantes es servicios, con 3.010 posiciones sin cubrir. Se trata en gran medida de personal de hostelería, camareros y cocineros principalmente, pero también de otros perfiles como camioneros, administrativos, informáticos, analistas, comerciales, médicos o enfermeras. A mucha mayor distancia, la industria también registra problemas para incorporar algunos tipos de empleados. Son concretamente 271 vacantes, según el INE, entre las que destacarían carretilleros, fresadores, ingenieros, maquinistas, impresores, mecánicos o soldadores, por mencionar algunos. Por último, la construcción no logra incorporar a 221 profesionales de diferentes gremios, entre los que destacan albañiles, fontaneros, encofradores o electricistas. No parece un número importante, pero proporcionalmente es el sector más afectado con un incremento de las vacantes del 820,8% desde 2019. En cuanto al sector primario, no hay cifras ni estimaciones de necesidades de personal sin ocupar, pero las organizaciones agrarias como UAGN vienen denunciando que algunos cultivos se han tenido que abandonar por falta de mano de obra en el campo.
Todo esto sucede mientras 32.364 personas se encuentran en búsqueda activa de empleo en Navarra, según los registros oficiales. Algunas voces apuntan a una falta de estímulos que animen a los parados a aceptar puestos con cierta penosidad y bajo salario, algo que se achaca a la renta garantizada, o el desinterés para formarse en profesiones que se caracterizan por un escaso control horario de las jornadas o la necesidad de trabajar fines de semana y festivos. Los sindicatos, por contra, niegan la mayor y recuerdan que los problemas para cubrir vacantes son crecientes conforme menor es la tasa de paro, que en Navarra es de las más bajas de toda España.
Otra causa de esta falta de sintonía entre oferta y demanda, al menos en los empleos con cierta especialización, es la gran proporción de parados con bajos niveles de estudios. Según los datos del Observatorio de la Realidad Social, el 60% de los desempleados ha completado únicamente un nivel educativo elemental o equivalente a la primera etapa de Secundaria, lo que impide contar con banquillo. Tanto es así que cada vez es más habitual que las empresas navarras se roben unas a otras a los técnicos más demandados, algo que afecta con mayor virulencia a las pymes.
FORMACIÓN. ACERCAR EDUCACIÓN Y EMPRESA
Una de las claves para corregir las distorsiones del mercado de trabajo en Navarra es, por tanto, pasaría por recualificar a todos los parados que sea posible y reorientar al mayor número posible de estudiantes hacia las especialidades más demandadas por el mercado laboral. Asimismo, habría que potenciar la conexión directa entre el sistema educativo y las propias empresas, de forma que los egresados respondan mejor a las necesidades reales, para configurar los currículos educativos y compatibilizar las clases con las prácticas. No obstante, esta podría ser una apuesta no exenta de riesgos si se produjeran cambios de paradigma por la evolución tecnológica que dejaran desactualizados de forma repentina y sin margen de maniobra los conocimientos adquiridos.
La constante evolución de la economía y las innovaciones también afectan de lleno al conjunto de la población ocupada, que ya no puede agotar su vida laboral sin adquirir nuevas competencias. Esto va a suponer una auténtica revolución tanto para los propios trabajadores, para los que habrá que pensar en fórmulas que permitan compatibilizar el continuo reciclaje profesional con sus jornadas, como las empresas, que deberán convertirse en agentes activos en este proceso para reinstruir a su personal. Significará una profunda transformación de la cultura interna de muchas compañías, ya que no bastará con recibir nuevos conocimientos sino que también, tal como apuntan los expertos, será preciso ponerlos regularmente en práctica para integrarlos en la rutina diaria y no caigan en saco roto. El propio presidente de la Confederación Empresarial de Navarra, Juan Miguel Sucunza, reconocía recientemente que “no hay una cultura instalada” en el sector privado para asumir esta nueva realidad. Todo ello sin olvidar los recursos que será preciso invertir y que probablemente sea necesario combinar fuentes privadas y públicas.
ENVEJECIMIENTO. VIDAS LABORALES MÁS LARGAS
En parte por la creciente escasez de trabajadores y también por la necesidad de alargar la vida laboral de los ocupados para reforzar la sostenibilidad del sistema público de pensiones, será necesario dejar atrás viejos hábitos en el mundo empresarial a la hora de plantear los ajustes de plantilla. Por ejemplo, las acostumbradas prejubilaciones, despidos encubiertos de trabajadores en torno a los 60 años con indemnizaciones para que puedan llegar a la edad legal de retiro cobrando el paro, se prodigarán cada vez con menos frecuencia.
El progresivo fenómeno del “atesoramiento del empleo”, un concepto discutido entre los expertos y que se refiere a que las empresas ya no recurren a los despidos tan alegremente como en el pasado debido a la escasez de personal, irá a más con el paso de los años, algo que puede favorecer que los empleados con perfiles senior puedan mantener sus carreras profesionales hasta alcanzar la edad máxima de jubilación. Quienes apuestan por la teoría del atesoramiento aducen la resistencia mostrada por el mercado laboral para seguir reduciendo el paro en plena desaceleración económica durante los últimos meses. Guste o no, las estadísticas reflejan que la edad media de la población navarra ha crecido 2,7 años en las últimas dos décadas y se situaba el año pasado en 43,8 años. El grueso de la generación del baby boom ha superado la barrera de los 50 años, por lo que, en todo el proceso de recualificación de la fuerza laboral, habrá que diseñar programas específicos de formación y puestos de trabajo con menores requerimientos físicos.
PERFILES. POLIVALENCIA Y ESPECIALIZACIÓN A LA PAR
Frente a las apocalípticas previsiones que adelantan la desaparición de la mayoría de las actuales profesiones en un futuro más o menos cercano, algunos expertos dicen ahora que el 85% de los nuevos empleos que vayan surgiendo en los próximos cinco años provendrán de las vacantes de quienes se van jubilando. Ello no quita que seguirá la tendencia al alza de una mayor especialización de las vacantes, un requisito que se tendrá que simultanear con un cierto grado de flexibilidad y polivalencia para adecuarse a las cambiantes necesidades de las empresas. También cobrarán más importancia las denominadas “competencias soft”, que abarcan habilidades en el ámbito de la comunicación, la negociación y el trabajo en equipo.
Por último, las tendencias apuntan a que las estructuras de las empresas tendrán jerarquías menos marcadas y un creciente número de trabajadores que deberá asumir mayores niveles de responsabilidad y autonomía.

Cuatro años de empleo en portadas

Tres primeras portadas, del año 2019 a 2021
Tres primeras portadas, del año 2019 a 2021
Portadas de Diario de Navarra, del año 2022 a 2023
Portadas de Diario de Navarra, del año 2022 a 2023

LAS CINCO CLAVES

​1 32.364 parados en febrero, 1.475 menos que hace cuatro años. Es un 4,4% menos, una bajada inferior a la media nacional, situada en el 11,5%.

2 FP. Las empresas necesitan cubrir anualmente unos 3.300 puestos de trabajo de técnicos de FP. El 97% de los estudiantes de FP dual encuentran trabajo nada más terminar sus estudios.

3 Cultura empresarial. La recualificación continua de los trabajadores exige un profundo cambio de mentalidad entre los empresarios.

4 Vacantes. El INE dice que en Navarra existen 3.503 puestos sin cubrir, nueve veces más que en 2013.

5 Baby boom. La mayor generación de la historia de Navarra ya ha superado la barrera de los 50 años.

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