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Sector primario

El agro navarro, preocupado porque la salida de grano de Ucrania baja el precio del cereal

Los cerealistas temen que un descenso acusado les deje sin rentabilidad

Ampliar Una cosechadora vierte el grano recolectado en un campo de Tudela en el remolque de un camión para llevarlo a la cooperativa
Una cosechadora vierte el grano recolectado en un campo de Tudela en el remolque de un camión para llevarlo a la cooperativablanca aldanondo
Actualizado el 15/08/2022 a las 11:49
Mientras el mundo recibe con alegría la salida del primer barco con grano de Ucrania, los ceralistas navarros miran con preocupación cómo la cotización del trigo, cebada, avena y el maíz ha emprendido un camino a la baja. Temen que el actual escenario de mayor oferta de cereal provoque que los precios se desplomen y que la rentabilidad de su cosecha se quede justa, en tablas o, incluso, la liquidación que cobren por el cereal de esta campaña no cubra el desembolso realizado en el cultivo durante todo el año. La posible deriva a la baja del precio del cereal y la incertidumbre que rodea su evolución en los próximos meses era uno de los temas más comentados entre los agricultores, gerentes y presidente de cooperativas cerealistas que este martes asistieron a una jornada técnica en Olite, organizada por INTIA, para hablar de la reciente cosecha de cereal.
Los precios están en un montaña rusa. Entre la semana pasada y esta ha bajado todo unos 40 euros tonelada. Estamos detrás de los fondos de inversión. En el momento en que se firmó el acuerdo de Turquía para la exportación bajó el cereal. A los días hubo bombardeos en el puerto de Ucrania y se recuperó lo que bajó. Hablamos de futuros. Y ahora que ha salido el primer barco estamos en bajada”, explicaba el gerente de la cooperativa de Orvalaiz, Andrés Barnó.
De momento, este martes, los precios eran altos: unos 350 euros la tonelada de trigo y unos 320 euros la de cebada y avena. “A día de hoy esos precios compensan los gastos ¿El límite? La barrera sería 300 euros. Por debajo de 300 euros la tonelada, con la cosecha que hemos tenido tan justa, y los gastos tan elevados que hemos sufrido estaríamos en niveles de rentabilidad muy justos”, detallaba el técnico.
En Orvalaiz la cosecha se ha reducido un 20% menos (unos 35 millones menos de kilos) de manera que se ha saldado con 130 millones de kilos.
EL ABONO, DE 300 A 1.100 €
El gerente de la cooperativa de Oteiza de la Solana, Javier Alzate, exponía que “el problema” es que los costes de abonos, fitosanitarios, gasóleo, etc “están carísimos y no sabemos qué va a pasar con el precio del cereal, qué evolución va a tener en los próximos meses”. “En la siembra de esta cosecha parecía que, aunque los costes se habían encarecido, si el precio de venta era caro, compensaba. Pero el mayor gasto ya está hecho y, con una merma de cosecha, no sabemos cómo irá el precio”, añadía.
En Oteiza (Litxarra), la cosecha ha sido un 18% menor que la del año pasado. “Hemos perdido unos cinco millones de kilos. Estaremos en unos 18 millones de kilos. Venía un cosechón y, sobre todo, en la colza ha sido un desastre”, apuntaba.
Para dar cuenta del aumento de costes, los cerealistas apuntaban que el precio de una tonelada de abono de siembra hace dos años costaba 300 euros, en 2021 su precio era de 600 euros y hoy vale 1.100 euros.
El presidente de la cooperativa de Cáseda, Carlos Rodríguez, explicaba que las cooperativas socias de Grupo AN venden todos los meses parte del cereal y hacen una media anual. “Ahora el precio está bien, pero hay voces que dicen que si la guerra se detiene el cereal puede bajar de golpe unos 100 euros. Hay mucha incertidumbre? Porque lo malo es que baje el precio del cereal pero que no baje proporcionalmente todo los costes”, valoraba. Rodríguez apuntaba que en su cooperativa la cosecha ha sido un 20% menor y se ha reducido a unos 22 millones de kilos. Añadía que la nueva normativa que regula cuándo cosechar en función de alarmas meteorológicas debe modificarse para permitir cosechar a primera hora de la mañana cuando haya alerta naranja. “La norma ha ralentizado la cosecha. De hecho, nosotros no hemos terminado todavía”.
DECIDIR A CIEGAS PARA 2022
Mientras los productores permanecen atentos a la evolución de los precios se enfrentan a un gran dilema. En estos días deben decidir cuánta superficie van a sembrar para recoger en la primavera y verano de 2023. “El agricultor debe decir a su cooperativa su pedido de semillas, porque hay que fabricarla, con este escenario de costes tan altos y sin saber cómo va a ser la norma de la PAC. ¡Una locura!”, apuntaba Barnó. “¿Se reducirá la superficie de cereal en 2023? Pues esperamos que se mantenga, pero a más no irá”.

¡Salven a la alimentación!

​Que el aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo suena tan bucólico como preocupante cuando lo que está sometido a la evolución de algo que sucede lejos, y por tanto incontrolable desde aquí, es el cereal, pieza clave en la cadena alimentaria. La guerra de Ucrania ha puesto al grano y a quienes dependen de él -agricultores, ganaderos y consumidores- en la tesitura de no saber qué pasará mañana. Los gobernantes deberían salvar a la alimentación del aire de la especulación.

​Marcos Sánchez

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