Semana Santa
El Ángel de Tudela cumple su misión pese a las adversidades
El banderín que el niño Diego Martón portó en la mano se enganchó en su vestido en pleno ‘vuelo’, pero el pequeño continuó y completó su cometido
Actualizado el 10/04/2023 a las 11:05
La Bajada del Ángel de Tudela representa el momento en el que la Virgen María recibe el anuncio de que su Hijo ha resucitado. Es el broche de oro a la Semana Santa de la ciudad y supone el inicio de un tiempo de luz, tras la oscuridad que llegó con la muerte de Jesús.
Si la ceremonia del Ángel va de eso, de superar dificultades, Tudela no pudo tener este domingo un mejor protagonista para su Bajada que el niño de 8 años Diego Martón Arriazu, quien se repuso, siempre con una sonrisa, a cada una de las adversidades a las que tuvo que hacer frente para cumplir su misión.
El primer contratiempo llegó, incluso, antes de comenzar la ceremonia. Cuando Diego estaba terminando de vestirse con el tradicional atuendo de Ángel antes de partir hacia la plaza de los Fueros sintió que los zapatos le hacían daño en los pies. El grupo de personas voluntarias encargadas cada año de preparar al Ángel, liderado por el matrimonio formado por Miguel Ángel Vallejo y Ana Mª Arregui, solucionó el problema retirando las plantillas de los zapatos para que el niño estuviera más cómodo.
Este primer traspiés provocó que el Ángel llegara a la Casa del Reloj con varios minutos de retraso con respecto a lo que es habitual, lo que generó cierto nerviosismo entre los encargados de coordinar el acto. Pero entonces salió a relucir el desparpajo de Diego, quien, con un temple impropio de un niño sobre el que iba a recaer semejante responsabilidad, preguntó a los presentes: “Bueno..., ¿empezamos ya?”.
Y el acto empezó. La procesión con la Virgen enlutada pasó por delante de la Casa del Reloj y, en ese preciso instante, se abrió el templete que representa a las puertas del Cielo apareciendo el Ángel ante las miles de personas que se dieron cita en la plaza.
Suspendido de la maroma, Diego comenzó su ‘vuelo’ siguiendo los pasos de la Virgen.
LAS SIETE PALABRAS CLAVE
Entonces llegó el segundo contratiempo de la jornada. Antes de que el pequeño llegara a la altura del quiosco, el banderín que portaba en su mano izquierda se enganchó con la parte inferior del vestido, lo que le dificultó el braceo con el que imitaba el vuelo. Diego trató de desenganchar el banderín, pero no pudo, con lo que optó por seguir adelante, siempre con su perenne sonrisa en el rostro.
Los espectadores se dieron cuenta de la situación y animaron al pequeño con aplausos. Unos aplausos que se tornaron en silencio absoluto cuando el Ángel alcanzó a la Virgen situándose sobre la imagen.
Había llegado el momento central del acto. Diego se santiguó tres veces y, con voz potente y clara gritó: ‘¡Alégrate María, porque tu Hijo ha resucitado!’.
Acto seguido, el Ángel retiró el velo negro de la cabeza de la Virgen y, al segundo intento, logró colocarlo sobre el hombro.
Una vez realizado el anuncio, Diego inició el camino de regreso al templete teniendo que hacer frente a la tercera adversidad del acto. Y es que el velo resbaló del hombro del pequeño, quien logró sostenerlo sin que cayera al suelo de la plaza al llevar uno de sus extremos agarrado en su boca.
Y así, con unos zapatos que le rozaban; con el banderín enganchado en el vestido; y con el velo negro de la Virgen sujeto por sus dientes Diego regresó a la Casa del Reloj con la satisfacción de haber cumplido con su misión. Y siempre, pasara lo que pasara, con una sonrisa que iluminó Tudela.
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