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Mural

La naturaleza crece en el hormigón de la calleja de los Herreros de Estella

El Ayuntamiento de Estella ha encargado a Iñaki Rifaterra Santamaría hacer un mural en los 100 m2 del dintel de entrada a la plazoleta

Ampliar Iñaki Rifaterra Santamaría junto al dintel que convertirá en mural
Iñaki Rifaterra Santamaría junto al dintel que convertirá en muralMontxo A. G.
Publicado el 05/04/2023 a las 06:00
La entrada a la plazoleta de la calleja de los Herreros de Estella es a través de un dintel de hormigón encalado de blanco que soporta el peso de las viviendas. Cien metros cuadrados que, a partir de mediados de este mes, se convertirán en un paisaje que pretende interactuar con el cercano jardín de Mancomunidad de Montejurra y los parterres y árboles que escalan por el centro y los lados de Juan de Labrit. ¿Y cómo será esta metamorfosis? Gracias al litógrafo y muralista Iñaki Rifaterra Santamaría, al que el Ayuntamiento le ha encomendado esta labor.
Y como el dintel está a salvo de la lluvia le permitirá mezclar en la pared ambas técnicas, la del arte urbano con la litografía. “Voy a utilizar también papel encolado”, avanza sobre un trabajo que comenzará a desarrollar a mediados de este mes. No será el primero en Estella porque, apunta, el pequeño elefante que “vive” en una de las paredes de la plaza Santiago es obra suya. Como la hoja de fresno ubicada en Calderería o el Cotarro. En San Sebastián tuvo que bregar con una pared de 400 metros cuadrados en el barrio de Egia.
UNA GRAN RESPONSABILIDAD
Dice el autor, que cuenta con un taller en Estella desde que en 2017 se vino a vivir a la ciudad del Ega desde Zaragoza, que pintar un mural implica una gran responsabilidad. “Se trata de un lugar al aire libre, a la vista de todo el mundo y que tiene que interactuar con el entorno”. Un diálogo que puede ser de continuidad con lo que hay o para romper con la carga urbanística de lo que hay alrededor. Y en Herreros, dice, está ese doble reto: los pequeños oasis de naturaleza atrapados entre bloques de viviendas.
Su apuesta, aunque no quiere desvelar mucho para sorprender a los vecinos, será un espacio colorista, de tonalidades fuertes y en el que seguramente el río, tan presente en la ciudad pero tan alejado de este punto, venga hasta el dintel de la calleja de los Herreros. “Incluido el techo, no sólo las dos paredes”, añade Iñaki Rifaterra, que calcula le costará completar la obra un par de semanas. “Porque la parte del papel ya lo tengo adelantado en el taller”.
Rifaterra dice que trabajar al aire libre le gusta. “La gente se para continuamente para preguntar o te dan su opinión. También están aquellos que te cuentan historias del lugar... es una interacción muy grande si, como yo, estás acostumbrado a la soledad del taller”. E insiste de nuevo en la responsabilidad. “Porque, además, tu mural tiene que conectar con las personas, no puedes hacer una obra puramente de autor”. Y esa es, añade, la esencia del arte urbano: ese diálogo con la calle y con quien la habita.
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