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Celebración

Espronceda aúna en el carnaval rural diferentes fiestas ya perdidas

La cita suma quince años y permite unir a diferentes generaciones y a lugareños con hijos del pueblo que viven fuera

Publicado el 09/03/2023 a las 21:04
Actualmente, no vivirán más de 30 familias en Espronceda, la puerta natural al valle de Codés y tierra de leyendas por su estratégica situación entre Álava y La Rioja. Cualquier fin de semana duplica la población con los "hijos del pueblo", aquellas familias, jóvenes y sus hijos cuyos padres y abuelos son de la localidad. Y eso permite que algunas tradiciones se puedan poner en escena como el carnaval rural que se celebró este sábado y que ya suma quince años
El empuje de un grupo de jóvenes por celebrar y recuperar antiguos rituales de Espronceda es el germen de esta celebración. La gente mayor no recuerda la fiesta de los disfraces pero sí que en San Vicente y San Sebastián, o quizá tras la Cuaresma, se quemaba a Judas dando comienzo a un nuevo ciclo que hoy podría equipararse con lo que representa hoy el carnaval.
Y este Judas se ha convertido en el eje vertebrador de la fiesta, con su sentencia y quema. Por la mañana los pequeños preparan a Judas, lo rellenan de paja y lo visten con los atuendos típicos del día para que desfile por las calles del pueblo acompañado de música y bailes. No es la única similitud con las antiguas tradiciones: antes todos los vecinos comían y pasaban la tarde en la plaza y en el sindicato agrario, al son de la música y los pasacalles, alrededor de una gran hoguera.
Como pueblo ganadero y agricultor y cobijado en las faldas de Ioar, sacaban los bueyes más viejos a la calle y sus atuendos más abrigos como pieles y sacos para no pasar frío.
Ahora, el día transcurre desde el vermú hasta el caldico de la noche, con la gente llevando la fiesta a la calle al son de los cencerros. Jóvenes y mayores hacen un homenaje al mundo del campo y las leyendas vistiéndose con los trajes típicos del campo, de brujas o enfundados en sacos y con gorros de colores. Los pequeños quienes rinden homenaje a los bueyes, los yugos y la sangre de la matanza caracterizándose de momotxorros. Ataviados con sus cencerros cascabeles y palos, ahuyentan los malos augurios y persiguen a Judas.
Al anochecer, todos los vecinos del pueblo armados con sus palos y cencerros se reúnen al rededor de la gran hoguera que preside la plaza y en cuyo centro se ha colocado a Judas para escuchar la sentencia que resume todo lo malo ocurrido a lo largo del año. Su condena, ser molido a palos y quemado en la hoguera.
Esta fiesta, se celebra con gran esfuerzo por parte de los vecinos de Espronceda que de una manera u otra participan en la organización del día; desde hacer la comida y cena, vestir aJudas, coser los disfraces, redactar la sentencia, leerla, buscar leña… todo lo que requiere este día se hace con “mano de obra vecinal”. Quizá por esto, la fiesta constituye la historia de Espronceda, uniendo las raíces con las nuevas generaciones que año tras año buscan entre reencuentro.
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