Carnaval
Tafalla despide los carnavales por todo lo alto
Centenares de vecinos participaron en el tradicional desfile del Domingo de Piñata con disfraces llenos de ingenio y humor

- Markel Trecet
El reloj marcaba las 12 del mediodía y la Plaza de Navarra se llenaba de cuadrillas instantes antes de dar inicio a la tradicional Ronda de Carnaval. El ingenio y el humor fueron protagonistas del Domingo de Piñata en Tafalla. Decenas de cuadrillas dejaron a un lado las vergüenzas y lucieron sus mejores disfraces en el evento más colorido y alegre de los carnavales del municipio.
El frío y el viento no fueron excusa para salir a la calle a disfrutar del último día de carnaval. Incluso Isabel II decidió salir de su eterno descanso para convertirse en la reina de la fiesta. “No he podido salir de gaupasa porque estoy malo, pero había que hacer un sacrificio”, aseguraba Óscar Mónzon Úriz bajo el disfraz de la monarca británica. Una temática recurrente este año con el que estaba dispuesto a darlo todo acompañado por su cuadrilla y Guardia Real. “No estaba muerta, estaba de parranda”, bromeaba.
La plaza abría paso minutos antes a una carrera de Mario Kart disputada entre la princesa Peach y Bowser, que subidos a un triciclo y propulsados por una bengala causaron sensación. La pareja Estíbaliz Esquíroz y Javier Ezquerro Pérez evidenciaron con sus disfraces de personajes de Nintendo todavía las ganas de fiesta. “Hacer traje para dos es siempre más complicado que cuando quieres salir en cuadrilla”. El dúo no escatimó ni un solo detalle para cumplir con el desfile: plátanos, trofeos y hasta peluches. “Muchas cosas son compradas de segunda mano, otras las hemos tenido que estar arreglando”.
AMBIENTE EN CUADRILLA
Los gigantes, realizados por la comparsa Asier Marco, recuperaron el folklore más tradicional de la zona. Las 4 figuras se vistieron acorde a la ocasión con máscaras, para liderar el recorrido que partió desde la plaza municipal hasta la calle San Isidro. No solo los mayores, los más pequeños también pudieron despedirse del último fin de semana de carnaval acompañados por sus padres. Javier Salvo Esquíroz aprovechó un año más para salir con el grupo de padres del colegio.
“En otros años hemos solido salir juntos, el año pasado hemos ido de punkies y otra vez fuimos de egipcios”. Finalmente la cuadrilla se decantó por ir de esquimales, equipados con un iglú sobre ruedas, provocando las carcajadas del público. “Hubo una lluvia de ideas y al final este año hemos tenido que ir por ir de inuit”. Las horas de trabajo en la bajera valieron la pena para disfrutar de una ronda de cerca de dos horas de recorrido por las principales calles del pueblo.
Una fiesta que, en palabras de Salvo, se vive de forma distinta desde la paternidad. “Para las 8 habrá que empezar a pensar en volver a casa porque con los niños es imposible”. Otros, en cambio, corrieron mejor suerte y pudieron poner toda la carne en el asador como los de la escena del “aplauso de las 8” que vestidos con rulos, batas, y una barandilla con ropa tendida recrearon los días de cuarentena en casa.
Entre los montajes y personajes salieron a la calle clásicos como el disfraz de sevillana o animales, además de mexicanos o la mascarada suletina, que crearon un mosaico de colores a lo largo a su paso por los barrios.
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