Centro de salud de San Jorge: “Nos han impuesto la atención telefónica”

Decenas de personas, entre sanitarios y trabajadores del centro de salud de San Jorge y vecinos -y por lo tanto pacientes- de este barrio pamplonés, se concentraron el miércoles ante la puerta de la infraestructura sanitaria para denunciar una “sobrecarga brutal” de trabajo por parte de los primeros y el “deterioro” del servicio que reciben por parte de los segundos. San Jorge es una de las zonas de Pamplona con mayor incidencia del coronavirus en los últimos días. Durante la última semana ha contabilizado 51 nuevos positivos, cifra que superan San Juan (87), Rochapea (71) y Milagrosa (65). Sin embargo, Milagrosa y San Jorge presentan las más altas tasas por cada 1.000 habitantes: 51,24 y 49,6 respectivamente, por 46,26 de San Juan y 35,65 de la Rochapea. En estas condiciones, más las ajenas a la covid, la situación en el centro de salud de San Jorge se acerca al colapso. “Estamos haciendo un esfuerzo sobrehumano para poder atender todas las necesidades de los pacientes”, señaló Marisol Saiz-Aja, administrativa del centro. “Aparte de la atención del coronavirus, que actualmente ocupa la mayor parte del trabajo diario, tenemos que atender todas las dolencias de los pacientes, las vacunas de la gripe, las extracciones de sangre, crónicos, domicilios de los mayores, inyectables, curas... y cada días nos meten más. La próxima semana nos vienen los nuevos test de antígenos, que también se van a hacer en el centro de salud. Con lo que estamos desbordados”. La administrativa lamentó que, pese al “sobreesfuerzo” de la plantilla, la percepción en la calle es de “desasistencia”. Y citó frases que se han vuelto comunes entre los pacientes de los centros de salud pamploneses: “No nos cogen el teléfono, me dan cita para dentro de una semana, cómo puede ser esto si el centro de salud está vacío...”. El origen de estas quejas radica en el nuevo modelo de atención que el Gobierno foral implantó en los centros de salud tras los meses más duros de la pandemia. Pasa por la llamada telefónica al centro de salud para recibir atención; un triaje por parte del personal de admisión, que decide el profesional más adecuado para cada demanda; y el impulso de las consultas no presenciales (por teléfono). “Que sepáis que nos han impuesto la cita telefónica”, aseguró Saiz-Aja a los vecinos congregados, para a continuación detallar jornadas de colapso de las líneas. “Hemos tenido días de tres horas sin teléfono. Los administrativos no damos abasto porque somos pocos para todo lo que hay. Incluso tenemos que explicar por teléfono cómo son los protocolos respecto al coronavirus en los colegios. No llegamos a todo. No nos han puesto los medios técnicos necesarios y ni siquiera humanos. Necesitamos reforzar plantilla”, aseveró. “Ni los vecinos del barrio ni nosotros tenemos la culpa de la mala gestión de los de arriba, que no han planificado ni organizado nada”. "CON LA SALUD NO SE JUEGA" La concentración, que se reeditará los siguientes miércoles de octubre, se desarrolló bajo los lemas ‘Defiende tu centro de salud’ y ‘En defensa de la Atención Primaria’, y tratando de guardar metro y medio entre participantes como reclamó al inicio Saiz-Aja. “Una de las graves consecuencias que está teniendo esta crisis sanitaria es el progresivo desmantelamiento de la sanidad pública, con el consiguiente deterioro de la misma, mucho más grave en el primer escalón, la Atención Primaria, los centros de salud”, expuso Javier Ayesa, vecino del barrio y miembro de la Red Social de San Jorge. “La situación ha llegado a parámetros inaceptables, con falta de personal sanitario, jubilaciones no cubiertas y excesiva carga de trabajo tanto para el personal sanitario como administrativo. Esto lleva al deterioro del servicio. Y con la salud no se juega”. Ayesa, que anunció una recogida de firmas hasta el final de este mes para presentarlas al Gobierno foral, aseguró que, debido a los retrasos en Atención Primaria, “muchos pacientes optan por acudir a la sanidad privada”. “Y los seguros privados sólo pueden ser pagados por las clases pudientes. La intención es dejar a los centros de salud públicos como centros residuales”, rubricó.

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