Iñaki Ayerra Iturain: experiencia para los campeones

La película “Campeones” mostró en 2018 a un equipo de baloncesto formado por personas con discapacidad intelectual. Deportistas que con su forma de ser sirvieron de aprendizaje y cambiaron la vida a un entrenador que llegó al equipo obligado a cumplir 90 días de trabajos sociales. Un ejemplo de inclusión que abrió los ojos a muchos. No en Zizur Mayor. Allí, desde 2011, impulsado por la entonces jugadora en la liga femenina Tadea Lizarbe, tienen a sus propios “campeones”, parte de la Fundación Ardoi de baloncesto. Un equipo de psicobasket formado en la actualidad por jóvenes de entre 20 y 28 años. Siete chicos y una chica con discapacidad que a diario acuden a centros ocupacionales o educativos, que entrenan semanalmente, que hacen ejercicio, psicomotricidad, que socializan a la vez que van aprendiendo a votar y pasar el balón, a lanzar a canasta y a hacer grupo. Desde el final de la pandemia, cuando se retomaron entrenamientos y competiciones, lo dirige Iñaki Ayerra Iturain, un veterano del baloncesto navarro con casi 40 años de experiencia entre sus años de jugador y entrenador. “Conocí al grupo cuando empezó en Ardoi y tenía claro que quería entrenarlos y está siendo una gran experiencia”, se presenta. Con él trabajan en cada sesión seis voluntarias que practican casi individualmente con los miembros del equipo: Laura Altable, Leire Azkarraga, Claudia Alli, Leyre Hernández, Saioa Moreno y Amaia Elso. La nómina la completa un voluntario: Óscar Rived. Las primeras son jugadoras de diferentes equipos. Los dos últimos son también enlaces con la directiva, con el club y las familias de los deportistas. Un staff que, como adelanta Ayerra, está preparado para ampliar el número de participantes si hubiera más personas interesadas. De Zizur o de fuera, como el equipo actual. Entrenar a baloncesto era casi rutinario en los últimos tiempos para Iñaki Ayerra. Rutinario porque apenas necesitaba preparar las tres sesiones semanales ya que sus décadas en la cancha le permitían saber prácticamente de forma mecánica qué hacer cada día. A esos entrenamientos se unían los partidos los fines de semana, desplazamientos también para conocer el juego de los rivales,... Esa forma de trabajar ha cambiado con el grupo de psicobasket. Ahora se tiene que preparar cada sesión. Una por semana y de una hora de duración. Debe idear formas de trabajo para convertir la cita en algo único y divertido . Un encuentro del que salgan con la sensación de que han aprendido. “Me tengo que sentar y prepararlo. Aplicar el método de ensayo-error, porque no siempre sale como has imaginado. Preparar para exigir a cada uno lo que puede dar. Pero a la vez es una maravilla ver su satisfacción cuando ha sido productivo y salen con la seguridad de que han cumplido con o que se esperaba de ellos”, explica Ayerra, que en 2015 recibió la medalla de plata al mérito deportivo. El galardón lo entrega el Gobierno de Navarra cuando se cumplen 25 años dedicados a una disciplina. En su caso fue por los 25 años como entrenador. Antes había sido jugador y había pasado por equipos y clubes como San Cernin y Maristas. Se unió a Ardoi ya como vecino de Zizur, el pueblo al que llegaron sin más referencias que una casa que les gustó para vivir. Entrenando a un equipo femenino conoció a su esposa, que era jugadora. Ahora también la entrena como parte del equipo de veteranas de Ardoi. Además, entrena a los benjamines, a baloncestistas de 7 años que empiezan a conocer este deporte. “Son equipos que entrenan un día y apenas hay partidos porque las competiciones en esas categorías son así. En el psicobasket no hay un campeonato ni jugamos partidos. Tampoco están preparados para eso. La idea es que hagan deporte, con todos los beneficios que tiene, y que se diviertan y tengan un buen momento”, apostilla su filosofía. Una forma de trabajar en la que impera el sentirse equipo. “Somos una fundación, algo más que un club de baloncesto. Se intenta inculcar unos valores y este equipo encaja perfectamente. Son parte del club, visten con la equipación. Antes de la pandemia, eran uno más en la presentación y antes y después de los entrenos conviven con jugadores de otros equipos y eso es también una enseñanza”, describe una dedicación que le ha ayudado a cambiar su perspectiva.

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