Fiestas
El médico de Orkoien lanza el cohete del regreso a la normalidad
José Luis de Miguel Layana, médico del pueblo durante 38 años: “Después de tantos años de trabajo, el sentirse querido no tiene precio”

- Micaela Barriga Arbulú
Los vecinos del pueblo de Orkoien se reunieron en la Plaza Iturgain para tener una buena vista del lanzamiento del chupinazo. Dos gigantes flanqueaban el ayuntamiento y miraban expectantes al público. Los niños y niñas se escurrían entre las piernas de los adultos para llegar a la primera fila. Algunas madres traían a sus hijos para que recibieran un golpecito de los cabezudos y otros niños venían por sí solos para pedir lo mismo.
El pueblo se regocijaba como lo había hecho antes de que la pandemia empezara. “Llevamos dos años sin fiestas. Hemos tenido que comenzar a organizarlas desde el inicio del año para que llegáramos bien a estas fechas”, comentó Carlos Arróniz Loyola, el alcalde de Orkoien. Para Arróniz los cuatro pilares de las fiestas de Orkoien son los espectáculos infantiles, las orquestas de verbena, las comidas populares y los encierros. “Se entremezclan la felicidad y la responsabilidad. Son unos días en los que se celebran muchos actos y queremos disfrutar de ellos. Pero nosotros tenemos la responsabilidad de intentar que todo salga bien”, declaró Arróniz.
José Luis de Miguel Layana, el médico de atención primaria en la localidad, fue el elegido para lanzar el chupinazo a través de un proceso participativo popular. Un 49, 64% de los vecinos votaron por De Miguel y él era consciente del peso de esta tarea: “Estoy muy orgulloso de que las personas hayan participado y muy agradecido por el respaldo. Es un honor para mí”. De Miguel no es de Orkoien de nacimiento, pero ha trabajado en el centro de salud durante 38 años, incluso esa misma mañana había estado atendiendo a pacientes.
“Yo saqué casi 50% de los votos. Pero si me dejan hablar un poco arriba diré que lo quiero compartir con mis compañeros y con todos los nominados”, y así lo hizo. Al subirse al balcón del ayuntamiento, el médico agradeció al pueblo, al centro de salud y a los otros candidatos. “Entre todos hacemos día a día Orkoien. Aquí estamos más que nunca”, exclamó De Miguel entre los aplausos del público.
Después de su discurso, se lanzaron al cielo 16 cohetes. Desde los balcones se arrojaron chuches y los niños formaron cestas con sus camisetas para poder recoger todo lo que en sus manos no cabía. La banda local empezó a tocar y los gigantes bailaron en homenaje a De Miguel. “Después de tantos años de trabajo, el sentirse querido no tiene precio”, agradeció el médico.
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