Un miura en la catedral de Pamplona

Un miura en la catedral de Pamplona. El título, desnudo, desconcierta. Pero allí está el morlaco, disecado, en el refectorio de la seo, el antiguo comedor de los canónigos (s.XIV), con entrada desde el claustro gótico. En el museo de la catedral quisieron hacer un guiño a los Sanfermines, a la Feria del Toro, al animal, unido como está al cordón umbilical de la ciudad y proponen un juego a los visitantes: encontrar la iconografía taurina en un recorrido por las distintas estancias. Disponen de un código QR para escanear en el teléfono, o bien un plano con las pistas, dentro del cartel ‘El toro hace historia’. Son cinco figuras: dos se pueden apreciar en el claustro, una en el mismo refectorio, otra en una talla dentro de la exposición Occidens, y una más acompaña a la imagen de San Saturnino en un retablo. Gonzalo García es responsable del museo catedralicio y recuerda que en 2020 no abrieron durante las fechas de San Fermín. “Este año sí, pero queríamos brindar algo más y qué mejor que un toro. Al margen del aspecto taurino, en el que no entramos, reparamos en la relevancia del animal en la historia del arte y en el devenir de la ciudad”, apunta y explica que llamaron a la puerta de la Casa de Misericordia en busca de ayuda. La respuesta fue positiva y rápida. Les cedieron un miura disecado que conservaban en la casa. El astado, de nombre Agujeta, fue lidiado por el diestro Javier Castaño el 14 de julio de 2016 en la plaza de Toros de Pamplona. Cárdeno y de 580 kilos de peso, no cumplió expectativas en el coso, al menos según contaban las crónicas del día siguiente. “Ancho de sienes, blandea en la muleta, falto de fuerza, remata con la cara alta y busca...”, indicaba Pablo García Mancha, crítico taurino de Diario de Navarra. El caso es que Castaño se fue de vacío tras la faena y el toro mantiene intactas las dos orejas. No hubo trofeo. Presidió aquella corrida Aritz Romeo, entonces edil de Bildu en el Ayuntamiento de Pamplona, en una tarde soleada, “con lleno aparente”. Explica Gonzalo García que el taxidermista lo ha situado corriendo, de manera que el conjunto denota las hechuras atléticas de los astados de la ganadería sevillana, mítica en las tardes de feria de Pamplona. HASTA FINAL DE MES Y destaca Gonzalo García que el toro ha tenido éxito, sobre todo en redes sociales como Instagram, donde supera los mil likes o ‘me gusta’. “Contemplábamos retirarlo el día 14, pero lo dejaremos hasta finales de este mes de julio”, avanza. Del 6 al 14 de julio mil personas visitaron la catedral, pasaron por taquilla. La cifra dobla a la registrada el año pasado. Han situado al miura en el centro del refectorio, pero dentro de una placita de toros, “más que nada por esquivar tentaciones y que alguien se montara sobre él”. El coso tiene serrín en lugar de arena para evitar la humedad. El refectorio se construyó entre 1330 y 1335 y también se utilizó como sala de sesiones de las Cortes Reales. Por eso los escudos de las bóvedas representan las distintas monarquías europeas y familias de la nobleza navarra. Ya en 1960 se habilitó como sala de exposiciones del Museo Diocesano y hoy día acoge eventos de diferente naturaleza. LOS CINCO TOROS ‘¡Encuentra los cinco toros de la catedral!’ reta la propuesta. Y el panel situado junto al miura apunta: “Algunos capiteles del lado norte y este del claustro muestran escenas festivas y cortesanas, dentro de las cuales se enmarcan dos escenas de lidia de toros al modo medieval; San Saturnino, obispo de Toulouse, ante su negativa a sacrificar un toro a los dioses paganos, fue martirizado siendo atado a un toro y arrastrado por las calles; y la ménsula en la que un hombre sujeta a un toro por los cuernos se inscribe dentro de la temática general de las ménsulas del refectorio: el dominio del hombre sobre la naturaleza”. Teresa Gómez Espinosa, responsable del departamento de Conservación y Restauración del Museo Arqueológico Nacional, explicaba en una reciente entrevista en El País. “El toro es un animal que está presente desde el primer vestigio de arte de la humanidad; es un animal mítico que ha funcionado como factor económico, divinidad protectora y objeto de culto, referente mágico y lúdico, y como exponente de la virilidad en la transmisión de su fuerza engendradora; la sangre del toro fertiliza las tierras y el semen transmite hombría a los que la habitan”. Su presencia es evidente en cualquiera de las manifestaciones del arte, y en las distintas épocas, y buena prueba de ello es la misma catedral de Pamplona.

Un miura en la catedral de Pamplona

El museo de la catedral de Pamplona invita a los visitantes a encontrar los cinco toros que aparecen en la iconografía de distintas estancias de la seo. Como punto de partida han colocado un pequeño ruedo en el refectorio con un toro disecado

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