Educación
María Sola, presidenta de ANAC: "Los docentes deben formarse para detectar las altas capacidades"
Cuando su hijo de 8 años le confesó que no quería ir al colegio y que jugaba solo, saltaron todas las alarmas. ¿Conclusión? El niño se aburría por sus altas capacidades. Y la madre, la abogada María Sola Amoedo, se implicó de lleno en esta realidad. Desde 2019 dirige ANAC y acaba de recibir el premio ‘Somos Valientas’ de acción social de Diario de Navarra

- Sonsoles Echavarren
Mikel Rentería Sola tenía 8 años y cursaba 3º de Primaria, cuando su día a día comenzó a cambiar. Ya no quería ir al colegio, cuando antes asistía contento, se mostraba muy triste, lloraba y ya no tenía amigos. “Cariño, ¿con quién juegas en el recreo”, le preguntó su madre. “Con las palomas”, respondió. Y ahí saltaron todas las alarmas. Llamada de preocupación, cita con el tutor y la orientadora y una sospecha muy firme. “Sé perfectamente qué le pasa a tu hijo. Que se aburre como una ostra”. Llegaron entonces las pruebas y el ‘diagnóstico’: el pequeño acumulaba todos aquellos problemas porque tenía altas capacidades. “Al principio, el hecho de que jugara con las palomas me dio pena y me sorprendió -confiesa-. Pero, con el tiempo y observándole, entendí que él no lo estaba pasando mal, sino que jugaba a estudiar la trayectoria de las palomas cuando las asustaba”. La que habla con tanta seguridad es su madre que ha sabido acompañarle en todo este proceso. Abogada experta en gestión inmobiliaria, María Sola Amoedo (Pamplona, 1976) no se amilanó con la llegada de las altas capacidades a su vida y a la de su familia. Sino que las miró de frente y se ha esforzado para que formen parte de su día a día y del de sus hijos de la manera más normalizada posible. Madre de familia numerosa (de Mikel, que ahora tiene 12 años; y de los mellizos Unax e Iria, de 8, que estudian en el colegio FEC Vedruna de Pamplona), preside desde 2019 la Asociación Navarra de Altas Capacidades (ANAC). Por su tesón, dedicación y la puesta en marcha de diferentes actividades para menores, familias y docentes, acaba de ser reconocida con uno de los premios ‘Somos Valientas. Mujeres Sobresalientes’ en la categoría de acción social, que por segundo año consecutivo conceden Diario de Navarra y Laboral Kutxa. En las aulas navarras hay actualmente más de 10.000 alumnos con altas capacidades, aunque tan solo 758 han sido identificados (el 0,65% del total).
Poner nombre y apellido a la realidad que vivía su hijo, ¿les ayudó o asustó?
Inicialmente, asusta muchísimo y te preguntas: ‘Y ahora, ¿qué hago?’ Era la constatación de lo que ya veíamos pero nos resultaba normal. Como era el hijo mayor, no teníamos con quién compararlo. Nos parecía que, por naturaleza, todos los niños albergaban ganas de aprender. El apoyo del tutor y la orientadora fue importante. En cuanto supimos qué ocurría empezamos a trabajar. Después con el tiempo, me he dado cuenta de que es un caso típico que he visto muchas veces en la asociación.
¿A qué se refiere?
A que si no surge ningún problema, no se identifican y pasan desapercibidos. Si no molestan, nadie sabe que existen. A nosotros nos ayudó para saber qué teníamos en casa y yo comencé a formarme y a acudir a la asociación. Desde 2019, soy presidenta.
¿Qué la animó a tomar las riendas?
Que la educación no solo va de nuestros hijos sino de todos los adultos que estamos alrededor. Y que su bienestar emocional no lo puedes dejar en manos de nadie. No vale quedarte sentada. Tienes que levantarte de la silla y hacer todo lo posible por mejorar. Se pueden organizar solo planes para niños pero es un parche, una tirita. Porque el problema es más global. El sistema educativo solo está orientado al alumno medio. Solo se trabaja para las necesidades educativas que están por debajo pero no para las superiores. Aún queda mucho trabajo por delante.
¿Cuáles son las actividades que impulsan desde la asociación ANAC?
Trabajamos en cuatro vías: la visibilización (organizar jornadas, salir en los medios...), actividades para niños, formación para las familias y los docentes. ¿Qué ofrecemos para los menores? Las actividades que nos demandan (robótica, filosofía, ajedrez educativo, chino, dibujo manga, fotografía astronómica...) Buscamos profesores que impartan estas áreas de conocimiento u ofrecemos descuentos en empresas que se dedican a estos temas. Los niños disfrutan a tope. Para ellos, es lo mejor que puede pasarles en el día. La formación de las familias también es fundamental. Los padres deben saber que el 98% de los niños con altas capacidades son altamente sensibles (PAS). Es el punto de partida y te ayuda a comprender las tremendas rabietas, esas preguntas tan intensas o por qué viven todo con tanta intensidad. Para la formación de los docentes, ya llevamos dos años organizando unas jornadas sobre desarrollo del talento en Tudela. También es una forma de deslocalizar porque si no, a los niños de los pueblos no llegamos. ¡Gracias a que existe Internet y les ofrece una ventana! La formación que ofrecemos a los docentes está homologada por el Departamento de Educación.
¿CHICO LISTO Y CHICA TRABAJADORA?
Insiste en que el número de alumnos con altas capacidades identificados es muy bajo. Y que aún es más reducido en el caso de chicas que de chicos. ¿Por qué?
De los 100.000 escolares en las aulas navarras, según la estadística, hay entre un 10% y un 12% con altas capacidades. O sea, alrededor de 10.000. Pero solo 758 están identificados (más de la mitad varones y alrededor de 200, mujeres). ¿Que por qué? Porque las chicas son más tranquilas y no dan problemas. Las mujeres, en general y a todas las edades, cogemos un problema y nos lo tragamos. También existe un componente social, en el que destacar por lista no es “lo guay”. El sentimiento de pertenecer al grupo es muy fuerte, lo que nos hace esconder nuestra propia individualidad para camuflarnos en el grupo. Es difícil identificarlas hasta que no estallan por algún lado y los años de adolescencia son muy difíciles. Además, los padres no las ven. Suelen reconocer que sus hijos varones tienen altas capacidades pero sus hijas, no. Que si sacan buenas notas es porque son trabajadoras y estudian mucho.
Pero todos se sienten diferentes...
A nuestros propios hijos hay que explicarles por qué son diferentes del resto. Debemos decirles: ‘Tu cabeza funciona de manera más rápida’. Ser diferente no es mejor ni peor. Pero sí resulta duro para todos, chicos y chicas. Porque se sienten solos, son muy sensibles... Tenemos una cultura de la cuadrilla que nos hace mucho daño. Si no tienes una cuadrilla, no eres nadie. Pero hay gente que se siente mucho más cómoda en grupos pequeños y no pasa nada... Lo que ocurre es que el mundo está hecho para la media y si no perteneces a esa manada, estás perdido.
¿Han impulsado alguna actividad concreta solo para las chicas?
Hemos liderado talleres de empoderamiento gracias a subvenciones del Gobierno de Navarra y también hemos identificado a hermanas de chicos con altas capacidades. Les enseñamos a valorar la diferencia. Esto no va de sentirse superior sino de reconocer que cada uno tiene un valor y qué es lo que ellas pueden aportar.
Recalca que las altas capacidades son la necesidad educativa especial (NEE) en la que más diferencias existen. Pero seguimos cayendo en los tópicos del niño que juega al ajedrez y le gusta la astronomía...
Hay que insistir en la variedad, aunque de puertas para fuera persistan los mitos. Los menores de altas capacidades integran un grupo heterogéneo: los hay blancos, negros, de colegios públicos, privados, concertados, con las rodillas llenas de moratones y brechas en la cabeza porque son unos brutos, con gafas, sin gafas, a los que les gustan los videojuegos, los que los aborrecen, que duermen con una pelota debajo del brazo, que odian los deportes, a los que les gusta leer, a los que no... Necesitamos que los profesores se pongan las gafas y se formen. Hay que tender a una educación que respete la individualidad y el talento de cada niño.
¿Y se consigue con la formación de los docentes?
Nuestra demanda a la Administración es que se formen y que el protocolo de identificación e intervención educativa que crearon hace un par de años y que es un trabajo muy bueno sea obligatorio en todos los colegios. Ahora no lo es y queda a potestad del centro que se aplique o no. Pero muy pocos lo implantan. Y para que exista una verdadera inclusión necesitamos saber qué tenemos en el aula.
Una vez identificados, ¿qué hay que hacer?
Aplicar los protocolos de intervención: el enriquecimiento curricular (ampliar el contenido de algunas materias) y el caso más extremo, la aceleración (saltar un curso). Mi hijo Mikel lo hizo. Paso de 3º a 5º de Primaria. Es una medida excepcional que no se aplique habitualmente.
¿Cómo le ha ido a su hijo?
Bien, en el sentido de que tiene un poco más de reto en clase. Hasta entonces estudiaba asuntos que ya sabía y ahora aprende. Conforme va ascendiendo los cursos (ahora está en 1º de ES0, en lugar de en 6º de Primaria y tiene 12 años), la dificultad aumenta y él tiene más ganas de aprender. Aunque cambiar de compañeros de clase le ha afectado. Mantiene los amigos de antes y también tiene otros en más colegios. Entre ellos ‘se huelen’ y les gusta conectar con alguien que tenga sus mismos intereses y te despierte inquietudes.
¿Y usted cómo lo lleva? Porque ser mujer trabajadora y madre de familia numerosa ya es de por sí complicado, como para añadir una dificultad más...
Trato a mis tres hijos por igual. Unos son más creativos, otros más sensibles... Yo les aliento y respondo a sus preguntas. En la asociación en estos últimos cuatro años estamos haciendo un trabajo muy intenso. Permanecemos mucho tiempo conectados. Nos surgen un montón de ideas y es como si nos leyéramos el cerebro (se ríe).
Le iba a preguntar qué le gusta hacer en su tiempo libre, pero entiendo que con tanta actividad dispondrá de muy poco...
(Se ríe). Mi tiempo libre lo dedico a las altas capacidades pero es un tema que me gusta mucho y por eso, también forma parte de mi ocio. Ahora estamos estudiando un curso de experto en la Universidad Internacional de La Rioja (Unir) y ahora tenemos que entregar un montón de trabajos. Cuando puedo, me encanta leer y estar con mis hijos.
¿Lee novelas?
No, no soy de novelas. Me gustan más los temas de neurociencia. El último libro que he leído ha sido 'Aprendiendo a aprender' del biólogo Héctor Ruiz Martín.
"Me apasiona la educación y leer libros de neurociencia"
María Sola Amoedo ha convertido la necesidad en virtud. Desde que hace cuatro años descubrió que su hijo mayor (entonces de 8 años) tenía altas capacidades ha profundizado en la piscina de estas aguas hasta llegar a lo más profundo. Se ha sumergido en la junta de la asociación, ha organizado actividades para niños, familias y docentes y ahora también se está formando. “Me apasiona la educación y quiero saber todo lo posible sobre este tema. Por mis hijos y los demás niños”. Abogada pamplonesa de 46 años, hilvana en su día a día las leyes y los pleitos con los libros de neurociencia y las asignaturas que estudia en el curso de Experto en Altas Capacidades de la Universidad Internacional de La Rioja (Unir). Antes completó otro similar en la Universidad Nebrija (Madrid).
¿Cómo es su día a día?
Intenso (se ríe). Yo trato a mis tres hijos por igual, intento alentarles a aprender y responder a sus preguntas... Aunque sea cuando estoy haciendo la cena. No importa. Si no sé la respuesta, cojo el móvil y la consulto en Internet.
Cuando descubrió que su hijo mayor tenía altas capacidades no dudó en tomar las riendas de la asociación.
Nada más llegar allí conocí a familias con las que podía compartir experiencias. Y lo primero de lo que nos dimos cuenta fue de que nuestros hijos eran completamente diferentes. Creo que es el grupo más heterogéneo dentro de las necesidades educativas. Empecé a formarme, a leer... Ya había leído al filósofo Antonio Marina y al pedagogo Javier Tourón, referente en altas capacidades. Y lanzaron propuestas...
Vimos que teníamos muchas ideas y presentamos una candidatura. El trabajo no ha sido solo mío. Hemos trabajado conjuntamente Silvia Lezáun (vocal), Guiomar Santamaría (vocal), Sergio Alaguero (secretario) y Carlos Fernández (delegado de Tudela). Conectamos muchísimo. ¡Como si nos leyéramos la mente!