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Obituario

José Francisco Aranguren Urrestarazu, lección de fortaleza y unidad familiar

Ampliar José Francisco Aranguren
José Francisco ArangurenCedida
  • Joaquín Aranguren
Publicado el 06/05/2023 a las 09:58
Cada familia es única y especial… Nuestro hermano José Aranguren Urrestarazu nació en una de ellas, en Elorz, un 29 de noviembre de 1961. Fue nada menos que el séptimo hijo de una numerosa familia humilde, trabajadora y unida por unos padres que le dieron un hogar lleno de valores.
Estudió en la escuela de Elorz y terminó sus estudios en Amorebieta en el colegio El Carmelo de los Padres Carmelitas. En 1977 empezó a trabajar en pequeños oficios y después de cumplir el servicio militar, en 1981 emprendió con ilusión su objetivo de ser camionero e ir a la ruta internacional con los hermanos Alegría de la empresa Doman, hasta comprar su propio camión, el que un día aparcó delante de su casa y gozo de alegría. Al poco tiempo de salir de viaje tuvo un pequeño percance y la vida tomó un rumbo inesperado.
Con tan solo 22 años, después de varios episodios de mareos y pruebas, le llegó la peor de las noticias… detectándole un tumor cerebral. El mundo se paró y se le vino encima, aunque él no estaba solo, su familia estaba a su lado, en especial sus padres. La vida nos cambió a todos… Nuestra madre lo acompañó en su tratamiento al Hospital Puerta de Hierro en Madrid más de 40 días y apoyada por entonces de los hermanos mayores. Nos hicimos a la fuerza todos más fuertes, recibiéndolo a la vuelta en nuestra casa de Elorz.
La vida cambió radical para él, pero arropado por todos, poco a poco, fue recuperándose, aunque su vida quedó limitada. Trabajaba en su casa con el cuidado de los animales y de la huerta, disfrutaba de sus herramientas y coleccionaba mecheros, llegó a tener más de 4.000 y le agradaba enseñarlos a todo el que entraba por la puerta de su casa.
A la muerte de nuestro padre, en 1990, aún muy joven, José se unió más a su madre, a la que respetó y agradeció siempre su vida -“la jefa”, como solía decir él-. Junto a ella, en 1995 empezó a ir a las peregrinaciones al santuario de la Virgen de Lourdes, acompañados siempre por su hermana Maite, ya que algo que nuestra madre siempre nos mostró fue su gran fe y devoción por María la Virgen. Aquel viaje a Lourdes marcaría sus vidas, agrandaría su fe y sus amistades con otras personas también enfermas. Con orgullo, José llevaba la bandera de Navarra con y por todos los enfermos. Y así fueron muchos los años que peregrinaron a Lourdes.
Nuestro hermano disfrutó de la vida mucho dentro de sus limitaciones, con su amigo Luis, con su familia en numerosas celebraciones, en las Javieradas, en su pueblo, en su casa y con su gran familia que cada día crecía más y más.
En 2010 su enfermedad le volvió a dar un gran aviso dándole un estatus epiléptico focal y dejándolo en coma varios meses. Pensábamos que no saldría de ello, así se lo transmitimos a su madre, pero como él era un roble se recuperó y regresó a su casa. En octubre de ese mismo año, nuestra madre falleció. Su amiga, su compañera del alma, la que nunca le dejó solo. Sin embargo, la vida continuaba y con su gran fortaleza y ayudado por una buena mujer, Dora, siguió para adelante con el cuidado de sus hermanos, que nos organizábamos para estar con él cómo así nos pidió y nos enseñó nuestra madre.
Pero al pasar los años, su enfermedad le iba recordando la dureza de su vida. En 2015 le dio un ictus y su movilidad mermó, pero él siguió siempre acompañado de su familia como nos lo habían inculcado. Estábamos unidos ante las adversidades, cada día más difíciles. La virgen de Lourdes le acompañaba, la familia le ayudaba, el centro de ADACEN y numerosas personas y profesionales le ayudaron. Los últimos años han sido muy duros y crueles y José siempre fue consciente del trabajo que suponían sus cuidados, fue siempre agradecido a cada una de las personas que estuvieron con él.
El 25 de marzo de 2023, después de 39 años de enfermedad, nos dejó llenos de mucha tristeza y un vacío muy grande en todas las personas que hemos formado parte de su vida. El domingo 26 de marzo de 2023 le despedimos en su querido pueblo, Elorz, en la parroquia de la Asunción rodeado de familiares y de buenos amigos. Su funeral fue oficiado por nuestro arzobispo, Francisco Pérez, al que le tenía gran cariño en sus peregrinaciones y acompañado de Javier López, amigo de la familia. A todos agradecemos enormemente su presencia y acompañamiento en esos momentos.
Aunque no ha sido fácil el camino, solo deseo que nuestra madre esté orgullosa de nosotros, de cómo lo hemos querido, lo hemos cuidado y con la tranquilidad del deber bien hecho con amor.
José Aranguren ha dejado una huella imborrable en nuestros corazones y siempre le recordaremos por su fortaleza, su coraje, su lucha y valentía pero, sobre todo, por la lección de vida tan grande que nos dejó, la familia siempre unida. “Tú luz brillara eternamente en todos nosotros, hermano”.
El autor es hermano del fallecido.
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