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Dispositivo especial

Una noche con los policías que trabajan contra la inseguridad nocturna en Pamplona

Policía Municipal, Policía Foral y Policía Nacional llevan tres semanas trabajando en un dispositivo especial que busca frenar el aumento de peleas y hurtos detectado desde 2019

Ampliar La continua presencia policial en los accesos a recintos de ocio nocturno pretende prevenir peleas, hurtos y agresiones
La continua presencia policial en los accesos a recintos de ocio nocturno pretende prevenir peleas, hurtos y agresionesMiguel Osés
Actualizado el 02/04/2023 a las 15:20
"El que quiera hacer el mal, que se lo piense dos veces y no lo haga”. De forma contundente resumen desde Policía Municipal de Pamplona el objetivo del nuevo dispositivo de prevención de agresiones, peleas y robos que arrancó hace tres semanas y focaliza su actividad en las zonas de ocio nocturno y vuelta a casa. El origen de esta colaboración entre el cuerpo local, Policía Foral y Policía Nacional no es algo espontáneo sino que atiende al repunte de robos y peleas proyectado en la capital navarra desde 2019. Como se publicó en este medio, las denuncias por hechos delictivos en los tres cuerpos de seguridad han subido en torno al 10% desde antes de la pandemia y esto ha desembocado en una sensación de inseguridad mayor entre la ciudadanía. Esto se ha detectado y, ahora, se reacciona. “Una persona que se va a casa a las 4.30 de la mañana no tiene por qué tener miedo”, señalan desde Policía Municipal explicando que con esta nueva coordinación a tres bandas buscan que “la gente se sienta segura y tenga tranquilidad a la hora de ir a casa”. En este periodo corto de actividad, desde el cuerpo municipal reconocen que se está notando y que “han bajado las denuncias por robos y peleas”, aunque sigue habiendo jornadas caóticas con intervenciones por los delitos ya citados.
Interior del furgón de la patrulla Alpha10 de Policía Municipal de Pamplona
Interior del furgón de la patrulla Alpha10 de Policía Municipal de PamplonaMiguel Osés
DESDE DENTRO DEL FURGÓN
En este dispositivo de colaboración, los tres cuerpos de seguridad están en contacto a través de un canal conjunto. Existe una coordinación para solucionar las diversas incidencias que ocurran desde las 00.00 hasta las 06.30 horas. A cada uno de los cuerpos de seguridad le corresponde una zona distinta. Taconera, San Juan e Iturrama por un lado, Txantrea, Rotxapea y San Jorge por otro, y, por último, Segundo Ensanche y Soto de Lezkairu. Estas zonas son de actividad preferente para cada una de las patrullas, pero eso no quita que si hay una emergencia en un sector no correspondiente a unos agentes, estos no puedan ir.
La noche del jueves comienza para la patrulla Alpha10 de Policía Municipal de Pamplona. El copiloto es el jefe del turno de noche. El panel central del furgón está lleno de luces. Son los pilotos de las radios, botones para encender las diferentes posiciones de la iluminación del techo y una tablet que registra las incidencias que van sucediendo. Es ‘juevintxo’ universitario previo a las vacaciones de Semana Santa y las discotecas esperan mayor afluencia que semanas atrás. De hecho, dos días antes, esta misma patrulla desalojó un local con 192 personas en su interior cuando el máximo permitido era 98. Parece que la noche va tranquila. De momento, según nos cuentan los propios agentes, han tenido que identificar a un joven orinando en la vía pública y han llevado a dos personas sintecho a alojarlas al Hotel Villava. “Eran un padre y un hijo saharauis. Han llegado a Pamplona desde Almería y el crío tenía una discapacidad severa”, lamentaba uno de los agentes reconociendo que “son cosas que no esperas”.
Aunque sea jueves y esté el dispositivo de prevención de agresiones y hurtos activado, las patrullas siguen atendiendo otras incidencias como las citadas. Policía Municipal aporta en total ocho operativos al turno de noche. Seis furgones con dos agentes, uno con cuatro y otro de paisano. “El de paisano nos marca mucho qué tenemos que hacer”, explican. “Él va primero, valora lo que hay y nos marca al resto de compañeros las instrucciones”, añaden mientras intercambian información por los walkies-talkies. La noche se complica cuando sobre las tres de la mañana la oficina de Policía Municipal recibe una llamada desde la discoteca Canalla, ubicada en la avenida Bayona. Parece ser que un joven ha agredido a otro con un botellazo y presenta cortes. Los empleados de seguridad han retenido al supuesto agresor hasta la llegada de los agentes, que lo detienen porque la víctima va a presentar denuncia. “Una ambulancia lo ha llevado al hospital porque tenía cortes en la zona de la sien”, anuncian los policías sobre un hecho del que estarán pendiente de su evolución el resto de la noche.
Agentes atienden a un varón que se encuentra bajo los efectos del alcohol en Abejeras
Agentes atienden a un varón que se encuentra bajo los efectos del alcohol en AbejerasMiguel Osés
VUELTA DEL CASTILLO Y ABEJERAS
El siguiente paso es patrullar por la Vuelta del Castillo. “Nos toca esta zona junto a Bosquecillo y Taconera”, indican. “Aquí se han dado bastantes casos de robos con intimidación, agresiones... esto antes era una cueva”, reconoce señalando la iluminación actual del paseo. “Por aquí siempre pasa mucha gente de camino a casa hacia Iturrama y no estaba bien iluminada”, añaden. El furgón avanza por el camino de un kilómetro de longitud. Durante este recorrido de escasa velocidad, los policías miran constantemente a los lados, las zonas más oscuras. Cualquier mínimo ruido o movimiento les alerta. Todo en orden.
“Ahora vamos a ir a Caney, abre todos los días de la semana”, comenta el copiloto. Esta discoteca es una de las tres abiertas al público los jueves junto a Canalla e Indara. Son las 04.39 horas y, en el portal de al lado de este local de ocio ubicado en Abejeras, hay un varón dormido. “Ha salido hace poco”, dice un empleado de seguridad. Los dos agentes tratan de despertarle de un sueño provocado por la ingesta de alcohol. Le cuesta reaccionar, pero poco a poco consigue recomponer la postura con ayuda de los agentes. Este, en agradecimiento aunque aún algo sorprendido, le ofrece chocar el puño y abandona como puede el lugar.
Policía Municipal de Pamplona, Policía Foral y Policía Nacional llevan tres semanas trabajando en un dispositivo especial conjunto para frenar el aumento de peleas y hurtos detectado en el ocio nocturnoMiguel Osés
Poco a poco se acerca la hora de cierre de las discotecas, pero llega un aviso en la Txantrea. “Está sonando la alarma del bar Castillo en la calle Fermín Daoiz”, radian desde el centro de control. La calma desaparece de inmediato y la patrulla Alpha 10 pone la directa por la cuesta de Labrit junto a otro furgón. “Falsa alarma”, dice un agente después de haber inspeccionado las ventanas y puertas del bar. “Suele ocurrir a menudo sobre todo con las alarmas de incendios”, matiza otro. Antes de volver al centro, el furgón repasa la calle Valle de Egüés. “En las últimas semanas hemos recibido avisos de vecinos quejándose de que aparecen rotos los retrovisores de sus coches”, comenta el encargado del turno de noche. Durante un mes son los mismos policías los encargados del patrullaje nocturno. “Los lunes, martes y miércoles se hacen duros porque no hay mucha cosa, pero a partir del jueves los turnos pasan volando”, reconocen.
El reloj marca las 05.07 y la patrulla marcha por Paulino Caballero. “Ahora es cuando empiezan a juntarse los que salen de las discotecas y la gente que va a trabajar”, comentan al ver un trabajador esperando en la calle. “Os encargáis de Canalla”, dice el jefe del turno a otra patrulla. “Vosotros os encargáis de Indara”, reparte a otros agentes pronunciando una serie de códigos identificativos. Repite lo mismo con los locales de Labrit y el de Abejeras. Ellos proporcionarán seguridad a todas las personas que salgan de las discotecas y vuelvan a casa. “Bien uniformados y con luces para que se les vea”, indican desde Policía Municipal.
“Tenemos un posible hurto de cartera en Indara”, repiten lo reproducido en el walkie-talkie. Al llegar, los trabajadores de la discoteca tienen retenido a un joven que asegura haber cogido una cartera olvidada en la barra para dejarla en la salida. “Estoy muy tranquilo”, dice el supuesto ladrón. “La he cogido para dejarla, pero me han venido los de seguridad”, añade y facilita sus datos a los agentes. Finalmente, la persona que había perdido la cartera no interpone denuncia tras comprobar en su aplicación del banco que no tenía cargos y que no faltaba nada. Seguido de esto, a 800 metros, compañeros avisan de una pelea en Canalla. Dos de los motivos por los que se diseñó este dispositivo hace tres semanas han ocurrido en cuestión de minutos. La rápida actuación frena la discusión y no va a más. “Menos mal que se ha llegado pronto, iba encendido a por ellos”, comenta el agente la primera patrulla en llegar. Se recopilan los datos de aforo de los locales y tras realizar un último repaso a la zona se acude a dependencias, donde los compañeros del turno de mañana pondrán el broche final del camino a casa.

Los sábados entre las 21 y las 23 horas, un rato muy intenso

Aunque no resulte una franja horaria muy conflictiva desde la perspectiva ciudadana, agentes aseguran que las 21.00 horas y las 23.00 de los sábados son “bestiales”. Lo califican de esa manera por la cantidad de intervenciones que se aglutinan en dos horas. No corresponden a las franjas entre las que los cuerpos y fuerzas de seguridad despliegan el dispositivo especial de prevención, pero son de mucha actividad. “Está claro que ha cambiado mucho la dinámica”, explican haciendo referencia a que antes las horas con más actuaciones policiales se concentraba por la noche, pero se ha diagnosticado un cambio.
Ejemplo de ello es el parte registrado el sábado pasado en el que hubo cuatro personas detenidas y que se saldó con varios heridos. Todos los sucesos no ocurrieron entre la franja de las 21.00 a las 23.00 horas, ya que empezaron desde las 15.00 con una llamada desde la Rotxapea en la que se alertaba de la presencia de un paciente psiquiátrico en la calle con un cuchillo. Después, en San Juan dos jóvenes detenidos por varios intentos de robos con intimidación a punta de navaja. En esa misma zona, este viernes otro varón fue detenido por amenazar y esgrimir un arma blanca.
Caney ha sido uno de los primeros locales en implementar el detector de metales
Caney ha sido uno de los primeros locales en implementar el detector de metalesMiguel Osés
LAS ARMAS BLANCAS
A tenor de estos acontecimientos, el consistorio pamplonés ha firmado un acuerdo con los locales de ocio nocturnos a través del cual se comprometen a implementar diversas medidas preventivas frente a los delitos y agresiones cometidos con armas blancas o elementos punzantes. “Se han comprado doce detectores de metales. Tres son para las patrullas de Policía Municipal y el resto se han repartido a locales que cuentan con empleados de seguridad”, comentaban desde el cuerpo local el pasado jueves. “Aquí no ha pasado nada todavía dentro de locales, por eso intentamos dar un pasito adelante para anticiparnos”, explican.
Si los empleados de seguridad de los locales detectan un arma, deberán entregarla a Policía Municipal. También será informada de todo lo que ocurra en el interior del espacio festivo. Durante la patrulla del jueves por la noche se hizo un recorrido por los establecimientos para comprobar que los empleados de seguridad son conocedores del acuerdo. La valoración fue positiva y en alguno de los locales abiertos ya se empezó a utilizar este detector de metales.

Discotecas el pasado jueves

Canalla. Hubo 600 personas. Policía Municipal solicita estos datos para conocer la afluencia de gente en estos espacios festivos. En este local se detuvo a un joven por propinar un botellazo a otro.
Indara. 300 personas. Una jornada que los porteros calificaron como “tranquila”. Se registró un posible hurto, aunque al final no se interpuso denuncia.
Caney. 50 personas. Sin incidencias.
Katos y Cavas. 200 personas entre los dos locales de ocio nocturno con horario especial. No se registraron incidencias.
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