"Son datos muy iniciales, pero que un 18% de los adolescentes navarros tenga ideas suicidas es muy preocupante"

¿Qué recepción encuentran? Los institutos nos abren la puerta sin problemas. Ven claramente esta problemática con la salud mental de los adolescentes, y también los colegios. Lo que pasa es que después el índice de participación es bajo porque nos encontramos con la reticencia de los padres. Son datos estrictamente confidenciales y hemos pasado todos los comités de ética, pero les da un poco de miedo porque las preguntas que realizamos son de todo tipo. ¿Qué es lo que preguntan? Primero por los estilos de vida: dieta, actividad física, si fuman o beben, que patrón de consumo tienen con el alcohol, si es por forma de atracón, botellones, etc. Preguntamos por si consumen drogas. Por sus aficiones, si apuestan por internet, si consumen pornografía. Cuánto tiempo le dedican a internet, cuanto a whatsapp, qué redes sociales tienen, hábitos de sueño, preguntamos sobre sus relaciones sexuales y qué medios profilácticos utilizan; les preguntamos cómo se ven ellos, cómo se definen, sobre situaciones adversas en la infancia: desde cualquier tipo de maltrato sufrido o negligencia de los padres, si han tenido acoso, ciberacoso o lo han sufrido ellos, conflictos con amigos, rupturas amorosas... preguntamos por todas sus situaciones vitales. ¿Y sobre problemas mentales? Esa es la segunda parte del cuestionario. En ella hacemos screening de si tienen problemas mentales. Es un cribado, no un diagnóstico. Pasamos cuestionarios validados que dan puntajes. Así, si obtienen determinadas puntuaciones altas, ya tienes indicios de que esa persona puede estar sufriendo problemas mentales. ¿Cómo son estas cuestiones? Aquí preguntamos por trastornos del comportamiento alimentario, ansiedad, estrés, depresión, hiperactividad, síntomas psicóticos, conducta autolesiva e ideación y conducta suicida. Muy completo. ¿Se avisa a las familias si detectan un patrón nocivo? Todo esto es confidencial y no avisamos a los padres, y así se lo hacemos ver en las reuniones explicativas con ellos, ya que necesitamos que los jóvenes sean sinceros en sus respuestas sobre sus hábitos y consumos. Sólo hay una excepción: en el caso en el que encontremos que cumpla con requisitos que hacen peligrar su vida, sí lo ponemos en conocimiento de la familia. Si tiene ideación suicida, conducta autolesiva y está deprimido, pues avisamos. Sólo lo hacemos cuando la situación es muy extrema. Ya hemos encontrado puntuaciones muy altas en trastornos alimentarios, por ejemplo, pero no podemos avisar. Nuestra función es de investigación. ¿El estudio tiene más partes? ¿Incluye recogida de muestras? Todas estas preguntas las responden de forma online en el centro. Esto se completa con información extra que se recoge de unos cuestionarios que les facilitan a alumnos y padres. Ahí se preguntan sobre enfermedades comunes que puedan tener, problemas de visión, de cefaleas, de caries, cómo ven los padres a sus hijos, si han visto cambios en sus hijos a raíz del covid. Además a los alumnos les pesamos y les medimos en el aula y les sacamos una muestra genética voluntaria. Es un raspado en el paladar con un bastoncillo. El objetivo es ver si ciertos estilos de vida generan enfermedades en relación con la genética del individuo. Ver si hay predisposición genética a ciertas enfermedades. Y la idea es repetirlo cada cierto tiempo hasta que cumplan 25... Hacer un seguimiento cada 3 años con cuestionarios más breves que responderán vía internet. Para eso necesitamos financiación. ¿Cuál sería el número de voluntarios que precisa la muestra? La población diana son 4.000. Somos muy optimistas. Por ahora, sin haber empezado a recoger voluntarios en Pamplona, ya tenemos 600 en Navarra y 350 en Canarias. Ahora vamos a entrar en las ikastolas con una técnica de euskera. Y también en Álava. Esperamos conseguir unos 1.300 voluntarios en Navarra, otros 1.000 en Canarias. Se habla de lo dañino que son las redes sociales, pero tiene que haber un estudio de seguimiento durante años, en una muestra importante, pare ver si las redes sociales influyen negativamente en la salud mental. ¿Por qué el rango de edad 14-16? Podríamos haberlo hecho desde 1º de la ESO, pero los veíamos muy jóvenes. Aún inmaduros para enfrentarse a ciertas preguntas del cuestionario. Nos centramos desde 2º de la ESO hasta 4º porque queríamos contar con estudiantes de educación obligatoria y así tener perfiles de todo tipo. La idea es seguirlo hasta los 25 años para ver si los abusos que hacen ahora van a tener una repercusión cuando sean adultos. ¿Qué están encontrando con los primeros datos? Son datos iniciales, pero que el 18% tenga ideas suicidas, es preocupante. Los datos que tenemos aún no son representativos, pero sí son preocupantes. Estamos viendo que en torno a un 20% de los chavales presentan conductas autolesivas. Es una barbaridad. Un 18% de riesgo de suicidio. Nos están sorprendiendo. La ansiedad está obteniendo una puntuación muy elevada: el 40% presenta un nivel de ansiedad de moderada para arriba. Otro porcentaje elevado presenta estrés post covid. Estamos viendo que la presencia de abuso psicológico en la infancia o el consumo de cannabis se asocia con los intentos de suicidio, por ejemplo. La adición a internet se asocia con síntomas depresivos. Ser acosador también aumenta los síntomas de ansiedad... Pero insisto, los datos son muy iniciales. Ahora hay que hacer una muestra mayor.

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