Vuelve la leña a Navarra

Madera no va a faltar”. Pero a final de año, el depósito del mayorista Arpana “estará a cero”. Cosa inusual, aunque razonable por las variables concentradas en un período de crisis. De un tiempo a esta parte, la demanda ha crecido de forma gradual -asegura su responsable en Arre, el baztandarra Luis Altxu Elizagarai-, hasta registrar este año un pico por el temor a una falta de suministro de combustibles convencionales. La guerra de Ucrania, con las restricciones impuestas a la exportación de materias primas a Rusia, tiene un doble eco en el encarecimiento de la luz y el gas y en el miedo de los consumidores, siempre contagioso, a que los recursos mengüen y convenga apretarse el cinturón. Navarra, como tantas otras comunidades donde siempre hubo lumbre en el hogar alimentada con madera al alcance de cobertizos, recupera un aprovechamiento tradicional y a la par barato. “La leña es el combustible más económico que existe. No lo es ni siquiera el pellet ni la astilla. La leña es el primer proceso de la madera”, aprecia Vicky Uribe Aldaz, de la firma Ecofuego, dedicada en Muruarte de Reta a calentar hogares como distribuidora de derivados de la madera. En su cartera tendrá del orden de “4.000 a 5.000 clientes” repartidos en distintos puntos de la geografía navarra. El dato resulta de interés para conocer el grado del impacto de la crisis de la energía en la recuperación de la leña como alternativa para hacer frente a los rigores del invierno que se avecina de forma silenciosa y con descenso pronunciado de la temperatura en una época de comportamientos extremos de la meteorología. “Ha habido un aumento de demanda, pero lo más llamativo ha sido cómo se ha producido. Todos los clientes que tenemos en cartera han hecho un pedido este año”, señala Uribe. Lo normal es que se efectúen con una periodicidad “de tres o cuatro años”, con una previsión de abastecimiento más holgada en el tiempo. Pero la “psicosis a que sucediera lo mismo que con el papel higiénico”, con suministros desmesurados en los primeros coletazos de la pandemia, han encendido las reacciones de cautela. Desde el 1 de agosto hasta el 30 de septiembre, el móvil de Vicky Uribe estuvo echando humo en un símil manido pero que en este caso es perfectamente adaptado a un medio que se consume en volutas de chimenea. El grado de desconcierto, reflejo de la incertidumbre que rodean los diálogos de dirigentes europeos ante un invierno tiritante por la carestía del combustible, disparó los pedidos. Las situaciones extremas estuvieron protagonizadas por particulares con segunda vivienda que estaban dispuestos a abandonar Pamplona, llegado el caso. Eso sí, nunca darían el paso sin tener garantizado un buen fuego en la chimenea del pueblo. Aunque el grueso de los pedidos telefónicos se concentraron en agosto y septiembre, Ecofuego empezó en junio a recibir las primeras llamadas de los cautelosos ante las informaciones que aconsejaban hacer acopio por un invierno crudo. Florentino Beunza Urriza, con 19 de sus 73 años de edad dedicados a la entrega a domicilio de madera troceada, confirma la tendencia de este año de anticipo. “En cuestión de ventas, la campaña es normal pero nunca habíamos vendido leña en junio, julio o agosto. Lo normal es que se empiece en septiembre, pero la cosa de la luz y el gas...”. La frase queda suspendida en el aire en una tarde suave que envuelve Leñas Beunza, a la vera de la N-121 con el Carrascal de fondo. EL PRECIO DE LA LEÑA “Nos ha pillado el toro”, sonríe el veterano del negocio familiar con sus manos aferradas al volante de una pequeña excavadora. Su conducción no oculta secretos para quien dedicó el grueso de su actividad profesional al transporte en un camión. “Al subir la luz y la cesta de la compra, la gente se agarra a lo que puede”, razona desde la experiencia que le concede la edad. “Creo que no se va a acabar el mundo”, apela al sentido común en su mensaje de esperanza. De la explanada y nave de su distribuidora, donde reposa la leña cortada agrupada en recipientes para completar el proceso de secado, parten al año del orden de 1.000 toneladas. Predomina el haya el roble, a un precio que -como dice- no ha variado: 140 euros la tonelada. El adjetivo de económico como calificativo que cuelga de la leña se traduce en Ecofuego en un precio superior a 70 euros el metro cúbico, que no deja de ser orientativo por los factores que influyen en su fijación. El último de ellos, la reducción desde el 1 de octubre del IVA, que ha pasado del 21 al 5%. En términos generales, “el precio habrá subido el 7,5%”, calcula Vicky Uribe. “El año pasado vendíamos el haya a 66 euros el metro cúbico y este año pasó a 72, eso sí, incluido el coste del secado. Es cierto que en la primavera de 2021 se produjo un aumento del precio hasta situarse en 69 euros”. Sin el aporte calorífico del verano, el otoño y el invierno que se avecina, con una gran carga de humedad, comportan cambios en el proceso de secado. La crisis energética ofrece, en este sentido, el anverso de las afecciones al consumidor. Muestra el calvario que atraviesan empresas para soportar sus embates. El combustible y la energía empleadas en el horno de secado pero también en los ventiladores de movimiento de aire caliente tienen un coste y más este año que ha crecido de forma exponencial. “Cada metro cúbico secado nos cuesta entre 13 y 15 euros”, expone Vicky Uribe. Si la base en el cálculo del metro cúbico era de 72 euros, el complemento del secado elevaría el precio de entrega a 85. La reducción del IVA ha disminuido la presión en el bolsillo del consumidor. Sobre la eliminación de humedad, tan necesaria para que la leña destile su poder calorífico, el baztandarra Luis Altxu tiene su opinión. La hipótesis que maneja es que la compra de lotes adelantada en verano se produce precisamente para tener un amplio margen de tiempo para disponer de la madera sin restos de humedad cuando llegue el frío. Sea como fuere, la crisis ha tenido y tiene sus efectos en la producción industrial. El impacto de las facturas de luz y gas abocó, por ejemplo, a Ecofuego a paralizar su planta de pellet. En tales circunstancias, no tuvo otra que adaptarse al mercado y reconvertirse en distribuidora de un producto de “precio disparado”. “Antes vendíamos el palet de 72 sacos a 330 euros. Ahora, con la rebaja del IVA, está a 525 y eso que nos hemos comido el margen comercial. No podemos aplicar toda la subida al consumidor”, observa Vicky Uribe. No oculta su lamento por la competencia hallada en las grandes superficies, dotadas de mayor capacidad para aminorar precios. Coincide en su valoración con uno de los argumentos aportados por los productores del país cuando advierte de la falta de previsión que existe, a su entender, a diferencia de otras naciones, como Alemania, cuyos regidores ya estaban alertando en abril de la conveniencia de hacer acopio de pellet. Y aún así la demanda no ha descendido en Navarra. En septiembre, entre pedidos de leña, Uribe llegó a atender 20 llamadas al día de demandantes de este tipo de partículas de biomasa. Con el invierno a la vuelta de la esquina, los aprovisionamientos forman parte del paisaje bucólico de pueblos navarros. Ana Catalán Eguinoa y su marido, Francisco Valencia Guembe, recibieron el pasado miércoles una entrega con la que abastecer la chimenea del txoko de su vivienda de Artajona. Hace tres años, asegura ella, emprendieron una reforma en el mecanismo de calor si bien desde antes eran asiduos a tener apilada leña. EL EJEMPLO DE LOS PUEBLOS Su hábito trasluce la herencia cultivada en los pueblos donde las conversaciones se iluminan con el reflejo de la llama. El derecho asiste a los vecinos de buena parte de ellos a recurrir, previa cuota, a los lotes de leña extraídos de los comunales. En el pueblo de Erro, residentes que “no hacían leña, igual han podido comprar”, sin que la crisis energética haya alterado el estadillo de pedidos. Simple y llanamente porque prevalece la costumbre arraigada en un estilo de vida. La Junta General del valle de Baztan tuvo conocimiento en su sesión de octubre del registro de 225 solicitudes, de ellas, 85 realizadas por particulares a favor de la alternativa dada para acercar la carga hasta sus casas. En el caso de las otras 140, la opción elegida fue la tradicional de valerse de sus propios medios para hacerse con las partidas. Esta misma semana trascendía el resultado de una encuesta de la asociación pirenaica Bizirik Gaude para analizar las necesidades y demandas sobre el uso de leña en todo el valle de Salazar y en el Almiradío de Navascués. Nueve de cada diez hogares respondieron de forma afirmativa a su utilización y a la propuesta de gestión y suministro procedente de los montes comunales si se diese la oportunidad. Todo para calentarse como siempre. La reducción del IVA del 21 al 5% no alivia los elevados costes de producción, que abocaron a la paralización de plantas de cogeneración. En el último trimestre de 2021 era de 185,7 euros, según las estadísticas que maneja la Asociación Española para la Biomasa (AveBiom), que toma como referencia Apropellets (Asociación de Fabricantes Españoles de pellet Certificado). ¿Cómo se ha efectuado el cálculo? Para la encuesta, AveBiom solicitó datos a todas las empresas productoras de pellets ENplus con certificado en vigencia. Se solicitaron precios de pellet certificado ENplus calidad A1, en fábrica (ex works), IVA no incluido, de un camión completo de pellets dentro de un contrato de 500 toneladas. Los valores medios se obtuvieron en un procedimiento estadístico tras eliminar valores extremos. ¿Cuál ha sido la evolución trimestral y mensual desde julio de este año? 201, 2 euros/tonelada el primer trimestre de este años; 253,4 (segundo trimestre). Las estimaciones pasan a ser mensuales desde julio (281,8); agosto (303,4); septiembre (362,4); octubre (386,2) y noviembre (393,7).

Vuelve la leña a Navarra

El temor infundado a desabastecimiento de gas por efecto de la guerra de Ucrania ha aumentado la demanda de leña en Navarra y subido su precio en torno al 7,5%. Los primeros pedidos se adelantaron a junio, tres meses antes de lo habitual

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