Meteorología
Por qué este calor tan intenso, duradero y prematuro en Navarra
El climatólogo Javier Pejenaute y el meteorólogo Peio Oria, director de Aemet en Navarra, ofrecen en este artículo sus puntos de vista sobre el inusual episodio de calor para esta época y su posible vinculación o no con el cambio climático.

Actualizado el 17/06/2022 a las 09:22
El próximo sábado se podrían caer récords absolutos de temperatura en varios puntos de Navarra, esperando que de forma generalizada sea una de las jornadas más calurosas de las últimas décadas. De momento, Pamplona, con sus 37 grados del pasado día 15, ya ha registrado el día más caluroso para una primera quincena de junio desde al menos mediados del siglo XX (el anterior récord era 35,3). Tudela con 23 grados de mínima vivió ayer la noche más cálida en un mes de junio desde que hay registros. Así lo corrobora el delegado de la Agencia Estatal de Meteorología en Navarra, Peio Oria.
ANTE UNA OLA DE CALOR “EXTRAORDINARIA”
Pero más allá de los registros puntuales, lo que inquieta a muchas personas estos días es la persistencia de un calor intenso de un modo tan prematuro. Las temperaturas sofocantes azotan navarra desde el miércoles y continuarán al menos el próximo sábado. Luego el calor remitirá un poco, pero los registros seguirán altos.
Oria no duda al asegurar que nos encontramos ante una ola de calor extraordinaria por dos motivos. “Por la intensidad va a ser una de las grandes olas de calor de las últimas décadas en Navarra. Tenemos un precedente cercano en junio de 2019, los días 27,28, 29 y 30, pero ahora estamos todavía a mediados de mes. Por lo tanto es también muy extraordinario en ese sentido, en lo prematuro de este calor.
El delegado de Aemet explica que esta situación meteorológicamente no es muy distinta a la de otras olas de calor. “Tenemos aire procedente del norte de África transportado hacia la península, la clásica dorsal que se va extendiendo. La calima de estos días es un reflejo de esa masa. Tenemos también viento del sur y sudeste y una baja en el Atlántico que impulsa con más fuerza el aire cálido”.
¿Va ser el de 2022 un verano como el de 2003, con tres semanas seguidas de calor intenso? Oria no aventura tal extremo, pero sí reflexiona que nunca ha visto que todos los modelos meteorológicos apunten tan claro en la dirección de que las temperaturas en el trimestre junio-julio-agosto puedan estar muy por encima del calor que viene siendo normal para verano. “Es muy probable que esta no sea la única ola de calor que tengamos, veremos si son tan intensas o no”.
Oria indica que el cambio climático no tiene por qué ser el causante de esta ola de calor “podría suceder igual sin cambio climático, pero vemos claramente que este tipo de episodios se repiten cada vez con mayor frecuencia, alcanzan valores más altos, más intensos, espacialmente ocupan más extensión geográfica y se producen en épocas en las que no es nada habitual”.
ASFIXIA A MITAD DE JUNIO
“Que haya golpes de calor en esta época próxima al verano astronómico es normal; lo más excepcional, en cambio, es su intensidad y su duración -explica el climatólogo Javier Pejenaute-. Me sorprende la fecha prematura tanto la de mediados de mayo como ésta de mitades de junio, un mes antes del período de plena canícula que en Navarra es la segunda quincena de julio y la primera de agosto”.
Respecto a la vinculación concreta de esta ola de calor con el cambio climático, Javier Pejenaute no lo tiene claro: “Estos episodios que afectan a regiones concretas es difícil demostrar que tengan relación directa con el cambio climático; si sucedieran en varios años y con la misma intensidad, la cosa cambiaría. Hay mucho todavía que investigar. Recordar que junio es un mes con un grado elevado de inseguridad, pues nos encontramos en un período de cambios entre la primavera que se va retirando y el estío que comienza a despuntar. Es normal que se sucedan, a veces de forma brusca, tiempos opuestos en Navarra que se encuentra en el límite entre dos medios contrastados, cantábrico y mediterráneo, y sometido caprichosamente a dos masas de aire totalmente distintas, la polares y la tropicales”.
Pejenaute recuerda, además, que el calor aprieta con fuerza en todas las comarcas navarras, sin librarse ninguna. “La topografía y la orografía de algunas zonas juegan un papel importante. Tanto la cuenca del Ebro como la de Pamplona, rodeadas de montañas, se pueden llegar a convertir en auténticas calderas y el aire estancado en condiciones de alta presión alcanza valores elevados”. El climatólogo recuerda dos olas ‘históricsa’ de calor. Una entre los días seis a diez de julio de 1982 fueron denominados los ‘Sanfermines del calor’ y otra en la primera quincena de agosto de 2003.
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