El tren que miraba a las estrellas

El silencio en el campo de la Berrueza una tarde de mayo regala el canto de un grillo, el de pájaros contentos a rabiar, el sonido mecedor como un arrullo del cereal que baila al viento a poco de espigar. Solo basta imaginar el traqueteo del ‘trenico’, el ferrocarril de vía estrecha que hasta hace 55 años y durante medio siglo acercó Estella y Bergara, Navarra y Guipúzcoa, a través de Vitoria a lo largo de 123,5 kilómetros. Y al oscuro, observar las estrellas, al modo de aquellos viajeros que elevaban el torso y entregaban su mirada a la noche desde la ventana escueta del tren. La vía verde del Ferrocarril Vasco Navarro, recuperada para el turismo, cuenta con la certificación de Sendero Starlight, que concede la fundación del Instituto de Astrofísica de Canarias. Fue como un traje a medida. Les avalan tres lugares con un cielo “excelente” y la labor para corregir la contaminación lumínica del entorno, la que nos roba estrellas, tanto que a veces la noche no escapa al día. Y a Ana Sáinz de Murieta le gusta escuchar el silencio. Y ver las estrellas. Fue una de las razones, parece nimia y a buen seguro no lo es, para quedarse en su pueblo, en Acedo, donde viven 130 personas, un censo que crece en verano con los habitantes del camping más grande de Navarra. Ana es concejal y vicepresidenta de la Asociación Vía Verde del Ferrocarril Vasco Navarro. Lo dice con algo de pudor. Mucho nombre le parece el cargo. “Solo tratamos de dar importancia a cosas en las que tal vez no hemos reparado, pero queremos inculcar a nuestro hijos”, sonríe y mira a Eva Ruiz, técnica de la agencia de desarrollo Teder. Son varias las instituciones que modelan los caminos y los sueños que trazaron raíles y traviesas, en Navarra a lo largo de nueve pueblos de Estella a Zúñiga, cuando la aguja apuraba la media de 50 kilómetros a la hora. Eva Ruiz recuerda que fue Susana Malón, de Lumínica Ambiental, quien les puso sobre la pista del cielo Starlight. Un estudio identificó sobre el terreno los puntos con mejor calidad para observar. Están en Acedo, en Zufía y cerca de Zúñiga, en Arquijas. Solicitaron la certificación y la Fundación Starlight la creó de manera expresa. “No éramos un municipio, ni un valle, ni un parque natural, esto es un sendero de una vía verde, de modo que era el primero a nivel mundial en contar con ella. “Fue en 2018 y se debe revisar anualmente, nos permite aparecer en las guías de turismo astronómico en todo el mundo”, reparan y subrayan al tiempo que es un peldaño más en la meta que pasa por recuperar la memoria de un tren que muchas personas en la zona recuerdan. Por eso trabajan también en otro proyecto con mujeres que ofrecen testimonio de aquellos años en que montaban en el vagón para ir a trabajar a Estella, Ancín, Vitoria o Bergara. El tren era puntal del empleo femenino y su final, el 31 de diciembre de 1967, despobló inmisericorde la comarca. Fueron más de tres millones de personas transportadas en el ferrocarril. Emociona su eco, ahora que una pandemia, paradojas de la demografía, ha insuflado aire a los pueblos. “Hace años que esto no pasaba, acaba de instalarse en Acedo una pareja en la casa que ha rehabilitado el concejo y hay otras que planean establecerse aquí”, concreta Ana Sáinz de Murieta. Acaba de salir de clase de zumba, con otras vecinas del pueblo, de todas las edades, luego se tomarán un café en la terraza del bar, en el coqueto jardín que lo separa de la iglesia. Destaca el buen ambiente entre el vecindario, los auzolanes y tantos proyectos compartidos. “Hace falta coche, pero ahora hay buenas carreteras y no cuesta llegar a los sitios”, incide. Y Eva Ruiz añade los encantos de la Casa del Bosque. La vía verde ha dado impulso al turismo, a las visitas y a la economía de la zona, pero se trata de municipios pequeños, con pocos recursos y echan de menos la ayuda del Gobierno de Navarra. “Miramos a Álava, donde sí les apoyan y no hay color”, lamenta Sáinz de Murieta en el mirador que la asociación ha habilitado en Acedo, varios paneles con información detallada e ilustrada y una ruleta en la que poder orientar hacia la estrella polar, en función de la estación y el mes del año. Entretanto, los paseantes se detendrán hoy en la luna, y en el “oasis de mariposas” que no se oyen, pero alimentan la vista en cielos de nubes rasgadas que apelan a la imaginación, como quien tiene un libro en las manos. Naturaleza al desnudo. “Mis padres conocieron todo esto, y pasear por aquí es imaginar aquellos viajes”.

El tren que miraba a las estrellas

La vía verde del Ferrocarril Vasco Navarro ha sido el primer sendero con certificado Starlight y han adecuado en Acedo un entorno para observar e interpretar el cielo

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