Obituarios
Fernando Gil Viana, exalcalde de Aoiz

- El autor es familiar del fallecido
A lo largo de mi vida he conocido a muchas personas, pero me atrevería a decir que nunca he conocido a nadie con un talante y una personalidad tan serena como la de Fernando Gil Viana. Hace 35 años que le conocí, y desde aquel día, puedo decir que nunca le he visto ni un mal gesto ni una mala reacción con nadie.
Cuando se escribe un obituario, uno siempre tiende a ensalzar las virtudes del fallecido, corriendo el riesgo de que el cariño y el dolor de la pérdida hagan surgir el sesgo de la exageración, distorsión o alabanza excesiva. Pero en el caso de Fernando, ese cariño y admiración que su familia sentíamos ante una personalidad tan especial como la suya quedó patente en el momento de su despedida. Durante el largo fin de semana que recibimos el cariño y el recuerdo de todos sus familiares, amigos y vecinos, tuvimos ocasión también de confirmar la grandeza de espíritu de Fernando, a través del testimonio de muchas y muy diferentes personas que nos contaron multitud de anécdotas y experiencias vividas en su relación con él.
Nació en Aoiz en 1941 y siempre fue un hombre de su pueblo y para su pueblo. Tras una difícil infancia de posguerra, tuvo que coger un barco y emigrar a Brasil durante los primeros años de su juventud. A su regreso, y tras su paso por Ceuta para hacer el servicio militar, volvió a recalar, con una mente mucho más abierta, en su añorado Aoiz, donde le esperaba su querida Isabel, con quien construyó una hermosa familia que adoró durante toda su vida, y que fue quien, con tanto amor le cuidó y acompañó al final de sus días.
Lo que todos recordaremos de Fernando será su talante discreto, alegre, amable, sereno y conciliador. Siempre tenía una sonrisa para todo el que se le acercaba, una sonrisa empática y acogedora que invitaba a la conversación y a la confidencia sincera; una empatía que le hacía escuchar sin juzgar. Un carácter sereno, dialogante y colaborador que se reflejaba en esa autoridad moral que se construyó a base de humildad, generosidad e integridad personal y que se traducía en el respeto y admiración de los que le rodeaban.
Pero además de saber escuchar, su generosidad le empujaba a la acción. Siempre estaba dispuesto a ayudar: alcalde de Aoiz durante una legislatura, donante de sangre con medalla de oro, cofundador del banco de alimentos de su pueblo, cofundador de la empresa Autobuses Río Irati, participante en el grupo de Canto y Cuerda en el que tantos buenos ratos pasó, etc. En todos estos ámbitos, intentó, siempre de una manera desinteresada, poner su granito de arena en intentar mejorar la vida de los que le rodeaban.
Vamos a echar mucho de menos esa sonrisa acogedora que tenías cuando nos encontrábamos, esa conversación sincera que siempre acababa con una palabra de ánimo y un buen consejo cuando más lo necesitábamos. Descansa en paz .
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