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Educación

Los centros integran el acompañamiento emocional tras el confinamiento escolar

Educación edita una guía con actividades para los primeros días del curso para resarcir dolencias vividas en el aislamiento

Ampliar Mamparas y comidas en las aulas, así son los comedores escolares este curso
Mamparas y comidas en las aulas, así son los comedores escolares este curso
Actualizado el 18/09/2020 a las 13:49
La vuelta a las aulas siempre es un momento intenso en la vida de los estudiantes. Sensaciones de nervios, ansiedad e incluso miedo se agolpan ante la incertidumbre de lo desconocido. Nuevos compañeros. Diferentes profesores. Otro colegio. Y si a este tradicional cóctel emocional se suma una ausencia antinatural de 6 meses y experiencias nunca vividas la ecuación puede resultar explosiva. Con el objetivo de ayudar a identificar y gestionar estos sentimientos los colegios navarros han comenzado a trabajar el acompañamiento emocional de sus alumnos tras el confinamiento. Y para ello cuentan con una guía de actividades que Educación acaba de editar. El consejero Carlos Gimeno y la directora del Servicio de Inclusión, Igualdad y Convivencia, María José Cortés, la presentarán este viernes.
El momento es ahora. Los primeros días y semanas tras reabrir colegios. Son pautas para quien quiera adaptarlas a su aula voluntariamente. Y muchos lo hacen. Basta con preguntar en casa para descubrir jornadas de dibujar burbujas, escribir relatos o identificar emociones compartidas.
Lo explican desde el programa Proeducar, responsables de la guía: “La manera tan abrupta, imprevista y nueva de trasladar de un día para otro la educación presencial a una educación online ha supuesto para profesorado y familias un trastorno y angustia generalizados. Pero, sobre todo, ha supuesto una experiencia vital para el alumnado, que de repente se encontró, sin ningún periodo de transición para asimilarlo, con un escenario familiar, social y educativo nuevo y, en muchas ocasiones, dramático. No podemos obviar que vivimos tiempos inciertos y que esta pandemia precisa no sólo de atención sanitaria sino también, emocional. Gran parte del alumnado no ha podido jugar, salir a la calle, visitar a sus abuelos… e incluso pueden haber sufrido pérdidas de seres queridos”.
ADOLESCENCIA: LA GRAN OLVIDADA
También la situación económica puede haber afectado al equilibrio familiar y la angustia y preocupación de los padres ha podido transmitirse con o sin palabras a los menores. Desde Proeducar apuntan además que no se debe caer en la trampa de pensar que la adolescencia ha salido indemne de esta situación. La adolescencia ha sido la gran olvidada en los debates, mensajes de redes sociales, etc. Por todo ello apuestan porque el inicio del curso 2020-21 deba garantizar que todas estas vivencias se aborden y se intenten gestionar emocionalmente. “No abordar el estado emocional genera exclusión y perjuicio social y la pérdida de parte del alumnado, que se desengancha del sistema educativo (absentismo, abandono). Es también una oportunidad de que lo que ha sido pérdida se transforme en valor, recuperando el significado que tiene el cuidado personal y el cuidado entre personas”, dicen.
En Infantil. Vinculación y confianza pese a llevar la masarilla
 
La guía para el acompañamiento emocional en este inicio de curso incide en el proceso de acogida del alumnado, en especial el que se estrena en el colegio. “La vinculación afectiva con las personas adultas de referencia favorecerá un clima de confianza en el aula, hoy más importante y difícil de conseguir que nunca debido a las restricciones de contacto físico y la obligatoriedad del uso de mascarillas por parte de los profesores, lo que hace más difícil la vinculación visual”, dicen.
Entre las pautas ofrecidas; organizar una entrada más flexible para una acogida más personal o colocar en un espacio visible las fotos de los niños y de las personas adultas de referencia. La asamblea de comunicación, el conocido como corro, es un buen espacio para que los niños cuenten experiencias. A la hora de sentarles puede ayudar pedirles que estiren los brazos o “muevan las alas”, o con marcas en el suelo, para conseguir que el espacio sea amplio e identifiquen las distancias. Se puede contar cuentos cortos que trasladen mensajes positivos, de superación en momentos de crisis, o ver algún cortometraje en esta línea y comentarlo. También se puede utilizar la mascota de la clase para mostrar a los niños los síntomas de la Covid-19 para enseñar a los más pequeños que hacer si se sienten mal y consolar a quien se encuentre en esta situación.
En Primaria. Un espacio seguro donde hablar de los miedos
 
El acompañamiento emocional en esta etapa incluye tener un especial cuidado en mostrar que los alumnos contarán con un aula, comedor y baños limpios, bien equipados y que les permitirán estar en el centro en condiciones seguras. También explicar el protocolo de uso de los materiales de higiene y practicar las pautas de su uso. Del mismo modo, conviene explicar a la clase que forman un grupo estable de convivencia, lo que tiene una serie de reglas que es necesario seguir por el propio bien del alumno y del resto de la clase y sus familias.
Tras la experiencia del confinamiento y estos meses de pandemia, se puede habilitar un espacio en el que sea posible hablar de la ansiedad y el miedo (realidad que con frecuencia es silenciada o naturalizada): describir qué es ansiedad y qué es miedo, construir de manera simbólica habilidades que favorezcan la autoestima y la percepción del propio control, facilitar estrategias para el autocuidado. Así, una de las actividades propuestas para Primaria es la Burbuja. En él se dibuja la silueta personal de uno mismo y se imagina que una burbuja les rodea a cada uno. Se habla de su color, su textura, el material y se explica que se puede romper con palabras, acciones o emociones. Esa burbuja es su protección y es importante cuidarla y preservarla.
En Secundaria. La tabla periódica de las emociones
 
En esta etapa se hace necesaria una mayor sensibilidad al estado emocional de los alumnos, dando prioridad a que puedan expresar sus inseguridades e intentando en todo momento generar un ambiente de confianza y seguridad y de aprendizaje en positivo de lo que han vivido. Se comienza presentando el centro como un espacio seguro, explicando las medidas básicas del plan de contingencia.
Entre las actividades de cohesión del grupo, se plantea una reflexión sobre la experiencia vivida: Historia de mis últimos seis meses. Con ella se pretende generar espacios para analizar los aprendizajes de la vuelta al centro después de una ausencia tan prolongada, construir mayores fortalezas para el futuro, localizar momentos hito durante el confinamiento, pensar en sus historias con un recuento de lo bueno y lo malo, identificar los obstáculos a los que se enfrentaron, mostrar sus capacidades para tomar decisiones y analizar qué les parece útil: qué se quedarían y qué no volverían a hacer.
La tabla periódica de las emociones es otro ejercicio. Los alumnos seleccionan el número de emociones que han vivido en estos meses y escriben un breve relato de cómo surgió ese sentimiento. Se identifican las emociones dominantes y se pone el foco en el estado actual de vuelta a la vida normal.
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