La seducción de vivir en un entorno rural, en Diario de Navarra
El periódico inicia desde el próximo domingo una serie de reportajes con familias que viven en pueblos muy pequeños
- Diario de Navarra
Diecisiete vecinos suma Ciganda de Atez; 48 están empadronados en Izco; 39 pasan el invierno en Lizarraga de Izagaondoa. Localidades bien pequeñas donde los niños corretean por las calles gracias a las familias que han elegido quedarse a vivir en un pueblo. Son, en algún modo, navarros contracorriente, lejos de la capital y de su área metropolitana, de sus servicios, del ocio. El reverso de las estadísticas, del 60% de la población que vive en el área metropolitana de Pamplona.
Estos vecinos cuentan por qué decidieron quedarse en un pueblo; las ventajas y también los inconvenientes, que los hay, y no evitan mostrarlos. Personas que contribuyen a mitigar la despoblación y el envejecimiento rural.
La serie de reportajes escrita por Pilar Fernández Larrea, bajo el título ‘Me quedo en el pueblo’, se trasladará cada domingo a una localidad de distintas zonas y valles navarros. Son pueblos donde las escuelas cerraron hace años; en los que algunos de los niños que aparecen en las imágenes fueron los primeros en nacer en décadas; donde el panadero pasa cada tres días y donde no hay tiendas ni bares. Pero no se arrepienten de criar a sus hijos en plena naturaleza, a pesar de los kilómetros para ir al colegio o no perderse las actividades extraescolares. Son historias de personas que nacieron en el pueblo; de otras que dejaron la ciudad, y de algunas que regresaron después de haber vivido un tiempo fuera.