Ochagavía / Otsagabia
Condenada a pagar 17.751 € a un pastor navarro tras provocar una estampida de ovejas
Hubo 12 muertas, 27 desaparecidas y 141 embarazos truncados

Actualizado el 18/04/2017 a las 06:00
Era agosto, la hora de después de comer, y varios coches que subían al mirador del Alto de Tapla, que une Ochagavía y las Casas de Irati, aguardaban el paso de un rebaño de ovejas antes de reemprender su marcha. Una plácida estampa pirenaica que se truncó cuando un perro labrador saltó por la ventanilla de atrás de uno de los coches y se dirigió veloz hacia el rebaño. Las ovejas, asustadas, comenzaron a dispersarse ladera abajo, hacia una zona boscosa y de acantilados de la Sierra de Abodi.
El perro regresó al escuchar los gritos de su dueña, una turista catalana, pero para entonces la estampida ya había diseminado todo el rebaño, de 1.296 ovejas, por el monte. Ahora, casi dos años después (los hechos ocurrieron el 11 de agosto de 2015), la mujer y su compañía de seguros han sido condenados a pagar 17.751 euros por el desaguisado que causó el perro: 27 ovejas desaparecidas, 12 que murieron después cuando daban a luz y 141 corderos abortados por las caídas que sufrieron sus madres.
La sentencia del Juzgado de Primera Instancia de Aoiz nº 2 estima las reclamaciones del pastor, defendido por el abogado Álvaro Canals de Echenique, y rechaza la postura de la mujer, que reconoció su responsabilidad pero la limitaba a 27 corderos abortados, tasados por su perito en 1.350 euros.
La juez entiende que debe pagar por las 27 ovejas desaparecidas, aunque sus cadáveres no hayan sido encontrados. “Con una orografía tan compleja, con simas y zonas boscosas, no es exigible que el ganadero deba adentrarse en las mismas para recuperar los crotales de las reses”, argumenta la sentencia, que ve “perfectamente razonable” que se malograran 27 ovejas en una estampida de 1.296. Sobre la cifra total del rebaño, el perito de la turista la cuestionaba, argumentando que rara vez las ovejas censadas coinciden con el número real, a lo que la juez responde que la única forma que tiene el pastor de acreditar el número de ovejas perdidas es a través de los registros (al corral volvieron 27 menos), por lo que da el dato por bueno y condena a pagar 261,72 euros por cada oveja perdida.
La sentencia también estima que el pastor sea indemnizado por las 12 ovejas que murieron en septiembre y octubre como consecuencia de partos distócicos (el feto está mal colocado y se atasca). Si de normal la incidencia de muerte por esta causa es de un 0.5%, en este rebaño fue del 5,78%, destaca la sentencia. El perito de la turista achacaba este dato a un cruce inadecuado de razas, pero la juez resalta que estas ovejas son de raza pura del Valle de Salazar, y vincula las muertes a los cambios de presentación de los fetos por las “caídas y volteretas” que sufrieron las ovejas tras la irrupción del perro. Por este motivo, concede al pastor 3.140 euros.
En último lugar, el ganadero reclamaba indemnización por la muerte de 141 fetos o corderos recién nacidos por la deficiencia de calostro que presentaban las ovejas. El perito de la mujer asociaba estas muertes a la transhumancia, algo que la juez ve “ilógico”, porque todos los años se repite en las mismas condiciones. Por contra, considera que la causa fueron los golpes, caídas de las ovejas y le concede 50 euros por cordero.
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