Si el Manomanista es la prueba reina, da igual en Primera que en Promoción, es por finales como la de este sábado en el Labrit. Es la pelea pura, individual, hombre contra hombre, y contra sí mismo en un frontón. 42 tantos en 74 minutos, 17 reales de juego, en los que Joanes Bakaikoa e Iker Salaberria cruzaron 396 pelotazos -si se cuentan los de las dos vueltas- en una final titánica, que se solucionó por derribo después de una decena de igualadas en el luminoso. Bakaikoa terminó llevándose su segunda txapela individual (la otra, la de 2018) por un ajustado 22-20 que hizo honor a su fama de pelotari duro, agonístico.
Sabía Iker Salaberria que a Bakaikoa había que derrotarle a ser posible con rapidez. Porque a partido largo, el de Etxarri es la encarnación de la resistencia. En eso se empleó el goizuetarra desde el primer pelotazo. No le dio miedo tirar de sotamano cuantas veces hiciera falta, castigar de derecha e intentar combinar velocidad, riesgo y remate para mover y sorprender al de Baiko. Lo intentó y, por momentos, lo consiguió en la primera parte del encuentro. Pero se topó con un Joanes que se alivió también con el sotamano , y que en un primer arrón encadenó tres saques, que le permitieron adelantarse con un 9-7.
A partir de ahí el Labrit se convirtió en el escenario de una cruenta guerra de trincheras. Bakaikoa fue por delante en la final en 17 tantos, hubo 11 empates y Salaberria se adelantó en 14 de los 42 tantos jugados. Nadie mandaba,
Desde el 9 iguales Bakaikoa fue llevando la final a su territorio, el de la dureza descarnada, el de mínimo 10 pelotazos por tanto, con la esperanza de que Salaberria acabara pagando el esfuerzo. Y lo hizo peloteando atrás una y otra vez, las dejadas que tanto temía el goizuetarra solo aparecieron en un par de ocasiones en todo el partido.
Salaberria, lejos de romperse, se agarró a la final, bebió el trago del sufrimento. Una más. Llegó incluso a colocarse con un 16-18 que alimentó la ilusión de la txapela. Los jueces dieron vuelta al tanto siguiente por petición de Gorostiza al entender que Salaberria se había cruzado a posta. Se la dieron.
Lo que podía haber sido un 16-19 terminó por convertirse en el punto de apoyo de la victoria de Bakaikoa, que siguió endureciendo la final hasta provocar el error de goizuetarra por puro cansancio. Aunque tuviera que ir a un 21-20 agonóstico. Es Bakaikoa.
Bakaikoa 22
Salaberria 20
Frontón. Labrit. Algo más de media entrada, unos 500 aficionados. Hubo pancartas para los dos finalistas, aunque fue más ruidosa la afición de Salaberria.
Marcador. 0-1, 1-1, 3-1, 3-5, 4-5, 4-7, 9-7, 9-10, 11-10, 11-12, 12-12, 12-13, 16-13, 16-18, 19-18, 19-19, 21-19, 21-20 y 22-20.
Duración. 74 minutos (17:15 minutos de juego real).
Pelotazos. 363, a los que hay que añadir los 7 de la vuelta del 3-4 y los 29 del 16-18.
Tantos con 10 pelotazos o más. 18. El tanto más peloteado fue el 22-20, con 30 golpeos.
Saques. 7 de Bakaikoa, 2 de Salaberria.
Tantos hechos. 9 de Bakaikoa, 12 de Salaberria.
Tantos perdidos. 6 de Bakaikoa, 6 de Salaberria.
Botilleros. Gorostiza con Bakaikoa. Escudero con Salaberria.
Dinero. De entrada 100 a 80 por Bakaikoa.
Incidencias. Los jueces dieron vuelta en el 3-4 y en el 16-18.
