Sergio Herrera: "A las buenas, Osasuna es la leche y, a las malas, es mejor todavía"

La sensación térmica de Tajonar está a bajo cero. Sergio Herrera ha finalizado el entrenamiento y, tras las fotos y la ducha, charla dentro de las instalaciones en manga corta mostrando esos largos brazos que este miércoles tratarán de sujetar a Osasuna. Pasional, cercano y con esa picardía irónica tan suya, ya siente el hormigueo en el estómago ante la gran cita que viene. ¿Qué sensaciones tienen? Lo estamos diciendo todos. Jugar en El Sadar para nosotros es la principal motivación por mucho que sean cuartos de final de Copa, que ya de por sí la tiene. Es poder volver a disfrutar de esta competición aquí. La gente tiene ganas y sabiendo que es a partido único es un brote de energía tremendo. La afición está con ganas. ¿Les llega todo ese ruido? No nos ha dado mucho tiempo, venimos de Elche. Nos volvimos con un sabor agridulce por no haber podido sacar los tres puntos. Ya estamos pensando en la Copa, cuesta cambiar un poco. No estamos acostumbrados, lo estamos gestionando muy bien. Cuando vayamos a hacer la compra o demos un paseo por Pamplona lo notaremos y recibiremos ese apoyo y cariño de la gente. Se lo queremos recompensar con un gran partido. Se espera al mejor Sadar, ¿el factor campo puede favorecer? Creo que tenemos que gestionar nuestras emociones. A veces nos cuesta controlar esas ganas en casa y cometemos algún error en vigilancias o cayendo en la precipitación. En eso, el equipo está creciendo. El Sadar va a ser una olla a presión. Vamos a intentar luchar cada balón para que no se apague y que el miércoles sea bonito. Si se encuentra a un grupo de aficionados rojillos por la calle, ¿qué les comentaría? Que sean ellos mismos, como hasta el día de hoy. Siempre han animado cuando han ido mal las cosas y cuando han ido bien. Se lo agradecemos de corazón y esperemos hacerlo bien unidos. Que el equipo rinda en el campo y ellos desde la grada para llegar al objetivo de las semifinales para volver a vernos en el partido de ida o vuelta. Es un partido con el que todo jugador de Osasuna sueña. Son los partidos que queremos jugar todos. Cuando estás al principio de Copa, en Fuentes o en Arnedo, cuesta un poco más. No le hace a todo el mundo la misma gracia que jugar ante el Sevilla unos cuartos de final en casa. Creo que para eso tenemos una plantilla espectacular. Juegue quien juegue va a estar involucrado en el partido. Ante el Betis fueron esenciales los cambios. Gran parte del triunfo fue por ellos. El equipo es muy top, tenemos un grupo espectacular. Y si sumamos la afición sale una gran ecuación. La Copa se ha presentado como una oportunidad para usted. Es lo que toca, esto es el fútbol. Estás jugando en Liga, de repente tienes una lesión y tu compañero lo está haciendo muy bien. El equipo saca grandes resultados y me toca darlo todo en la competición que me toca, la Copa. He tenido la fortuna de que todo el equipo se lo ha tomado en serio. A veces se menosprecia esta competición y nos enfocamos en la Liga. Desde el míster y la dirección técnica se le ha dado valor a la Copa, creo que hoy lo vemos recompensado. Hemos hecho un esfuerzo para vivir esto. Quiero cumplir y dar la talla cuando toque. Vienen de una tanda de penaltis donde se convirtió en el héroe. Esa tanda de penaltis fue un premio grandísimo. Nos pusimos perdiendo dos veces, no bajamos los brazos y yo tenía una sensación muy positiva. Veía al equipo en los descansos y en la prórroga muy confiado de que podía remontar. En cuanto a los penaltis, la posición del portero muchas veces está retratado lo malo, el fallo. En los penaltis es de las pocas veces que parte más como héroe que como villano. Se me resalta a mí, pero los jugadores estuvieron espectaculares a la hora de tirar y creo que es mérito de todos. ¿El de este miércoles será uno de los partidos más importantes que va a jugar en su carrera? Sí, no deja de ser un partido más, pero es una eliminatoria. Creo que es de los partidos más bonitos que voy a jugar, no solo en Osasuna sino en mi carrera. Muchos de mis compañeros lo ven igual, nunca han estado en esta situación. Son unos cuartos de final de Copa del Rey. Ya tenemos muchos partidos y no debemos tener nervios y tensión. Hay que mantener la mente fría. En su trayectoria ha pasado por categorías modestas antes de llegar a Osasuna. ¿Es momento de valorar adónde ha llegado? Cuando empezaba con 18 años tuve la suerte de debutar en la Copa ante el Barça en el Camp Nou (jugaba en el Alavés). Llevamos muchos partidos en Primera y en el fútbol profesional. Uno de los partidos más bonitos va a ser en la Copa. Parece mentira porque se decía que los jugadores la menospreciaban un poco. Han acertado con este formato, es muy atractivo. El horario perjudica a la afición. ¿Y al equipo? Siempre es complicado jugar a las diez. Las horas pasan lentas en el hotel. Quieres ir a El Sadar y empezar a competir. Cuanto más piensas, es peor. Es lo que toca y contra eso no podemos competir. No podemos descentrarnos de nuestro trabajo y del plan de partido. ¿Se pone nervioso en los días de partido? Lo voy mejorando. Los años te van dando esa tranquilidad. Cuando me tocó debutar en el Camp Nou me senté unas cuantas veces en el baño la verdad. Ahora ya eso lo gestiono mejor. Más que el antes es más difícil de gestionar el después por la tensión. ¿Vendrá gente de Miranda? Vamos a esperar primero al once. Mis padres vienen seguro porque les gusta ver el fútbol y mis familiares más cercanos. Luego alguno también me ha pedido entradas ¿Ha preparado la botella con la información de los penaltis? Se me está dando a mí el protagonismo, pero la botella es de Richard (Sanzol). Antes del partido analizamos cómo son los rivales, no solo los penaltis. En el Villamarín nos centramos en los dos tiradores que podían lanzar en los 90 minutos, Willian José y Borja. Me dijo que si llegábamos a los penaltis me pasaría la nota. Y me dio la botella. Luego es verdad que le echo un ojo y lo tenía claro. Pero no me tiré hacia el lado marcado en ninguno de los que me pasa. Es un momento de intuición y de intentar leer por dónde puede ir. ¿Miraba la botella en cada penalti? No. El de Borja lo tenía claro, el de Loren me quería quedar en medio y el de Canales tenía claro que quería ir ahí. En el de Guido iba ahí aunque se resbale. Iba a tirar a la derecha porque se lo pregunté. Al Sevilla ya le paró un penalti en El Sadar sobre la bocina. Fue el primer penalti que paraba en El Sadar y fue un subidón increíble. ¿En El Sadar tiene alguna rutina? Le hemos visto celebrar goles, no mirar en los penaltis... Es verdad que el penalti que marcó Aimar contra el Sevilla lo celebré haciendo el avión. Y ya como metió el Chimy otro día lo volví a hacer. Si hay penaltis el miércoles, aunque ojalá ganemos antes, quiero la portería donde paré a Rakitic y Benzema. No voy a pedirlo, pero quiero ahí. Por superstición. Hay fases de los partidos donde el portero está más alejado del juego. ¿Se da cuenta entonces de lo que se canta en la grada e incluso llega a tararear? A veces sí. El partido no te da para pensar, pero cuando suena la canción que te gusta mueves un poquito la cabeza. ¿Cuál es la canción que le gusta? Muchas de las que cantan del fondo. Lo que más me gusta es después de los partidos, juegues o no juegues es un síntoma de alegría. Y más al perder. Es que al final esto es así, Osasuna. A las buenas es la leche y a las malas es mejor todavía. Mantiene una conexión especial con la afición. ¿Qué tiene con la gente Sergio Herrera? No sé. No me quiero llamar a mí mismo como me llaman, el loco. No soy de esconder mis emociones, no me he creado el personaje. Soy así, aunque fuera del campo algo más tranquilo. El fútbol tiene esa emoción. Lo vivo como me sale, tengo esa pequeña locura que a veces me sale. Eso también me ha hecho llegar hasta aquí, el hecho de ser valiente y tener mi manera de jugar haya salido bien o mal. Siempre desde la naturalidad. En el día a día y con la gente soy amable y nunca pongo mala cara. ¿Le paran mucho en la calle? Sí. Desde las cosas más raras, incluso cuando me adelantan con el coche. Eso te hace decir que eres igual. No cambia nada, eso es lo más importante. El fútbol tiene muchas cosas que te hacen cambiar, como el dinero, y yo sigo con normalidad. Con mis amigos de toda la vida, la gente quiere hacerse una foto en El Sadar aunque no haya jugado. Estoy media hora si hace falta. Cuando yo iba a ver al Mirandés siendo un chaval no conseguía esa foto o autógrafo y pensaba que si algún día era futbolista eso no iba a pasar. Estoy para lo que necesiten los chicos y chicas en cualquier momento. Se está recuperando esa cercanía perdida en la pandemia. Es lógico. Estábamos en una burbuja y se perdió el contacto, pero está olvidado. Después de cada partido ahí están todos. Hay veces que ya me sé hasta los nombres de los chavales que repiten. La quinta, la sexta o la séptima foto, pues la hacemos. ¿Se ve parecido desde que llegó del Huesca? El equipo ha evolucionado, llegan mejores contratos… Sí, pero estás en el fútbol. Deportivamente te van bien las cosas. Se te puede subir un poco. Destacas en Primera y ya eres alguien quieras que no. Pero eso en el día de mañana se va, no se acuerda de nadie. Te acuerdas de las cosas buenas que se hacen, si eres gente buena y humilde. De eso sí que se acuerda la gente. El penalti del Villamarín o de Benzema nadie se acuerda, se acuerdan de cómo eres. ¿Quién le hace tener los pies en la tierra? Mis amigos son duros con eso. Me dicen que algo he cambiado. Pero es difícil gestionar todo esto. Uno de los mayores éxitos es ese, mantener la cuadrilla de amigos que empecé con ellos en el fútbol y hasta el 1 de julio, que se casa mi mejor amigo. Estar con ellos, sus felicitaciones, que vengan a verme… Es lo más bonito que hay. ¿Qué le contaría a alguien que no ha oído hablar nunca de Osasuna? Es un club que se ve desde fuera emocional y pasional. La gente de Navarra y Pamplona es de Osasuna. Vengo de un sitio muy similar. La gente de Miranda de Ebro es del Mirandés, aunque tengan luego otros equipos. Me he criado con ello. Cuando vine de aquí lo aprendí. El club te deja las cosas claras, he tenido educadores buenos como Miguel Flaño, Oier o Roberto Torres o ahora que han cogido el mando David García o Unai. La gente que viene repite y eso lo hemos visto con Manu y otra gente que ha querido volver cedido y no se ha podido. Estoy seguro de que si Abde tiene que volver a salir cedido elegirá Osasuna si puede. Facilitamos mucho las cosas a nivel personal y la afición habla por sí sola. Ha pasado de integrarse a ser integrador. ¿Podría ser uno de los capitanes por su peso en la plantilla? No me gusta ser capitán. Soy un capitán sin llevar el brazalete. Me gusta contar y transmitir mi pasión por Osasuna como me la han contado a mí. La gente viene mentalizada de lo que es. En los vestuarios de Primera se habla de lo que es Osasuna, de que somos una piña. Yo en seis años no he tenido nunca ningún problema con nadie. Si estás a gusto en tu trabajo no quieres irte. Cuando el nivel sube, la convivencia peligra. ¿Cómo se mantiene esa armonía sana? Sí, el ego sube. Si avanzas en Primera los jugadores son mejores, hay más ganas de jugar y de mostrarte. El ego se nos sube un poco. Pero tenemos un gran gestionador que es Jagoba. En eso es muy bueno, gestiona a cada uno, deja las cosas claras y sabe repartir minutos para que estemos activos y contentos. El humor es importante en el vestuario. ¿Sergio Herrera sigue siendo el número 1? Hay buenos personajes, ¿eh? He pasado un poco a segundo plano, me hago mayor y he dejado paso a las nuevas generaciones, a los Moncayola. Son gente muy buena, sana. Somos afortunados de poder convivir en el día a día aquí, se vive muy bien. No solo ahora al ganar, que es todo muy bonito. También hemos estado últimos. A las malas hemos estado más unidos que nunca y a las buenas es más fácil todavía. ¿Qué tal se lleva con Aitor Fernández? Muy bien. Me habían hablado muy bien de él. Me ha tocado comprobarlo y es muy como yo. Muy sano, de Mondragón, yo de Miranda, no tenemos ningún problema. Es una competencia muy sana, me está tocando respetar su gran estado de forma y en su día le tocó a él. Esto es así. Yo tengo que apretar ahora para que él no se relaje y si algún día se cambian las tornas será al revés: intentará apretarme para que yo no me relaje.

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