Osasuna
Fran Mérida: "En el vestuario de Osasuna éramos una cuadrilla, no he vivido nada igual"
Defendió el escudo rojillo en 110 partidos repartidos en cuatro temporadas y desde hace dos años viste la camiseta del Espanyol. Fran Mérida vivirá el domingo un partido especial ante amigos y el equipo que lleva en el corazón

Publicado el 06/05/2022 a las 06:00
Su exquisita zurda brilló con luz propia en Osasuna de 2016 a 2020. En Pamplona encontró su hogar tras una trayectoria de muchos cambios y se marchó al Espanyol, donde vive su segundo curso antes de cambiar de aires. Fran Mérida (Barcelona, 1990) no es de palabras vacías. Se muestra tranquilo, claro y rotundo. Atiende a las preguntas en el final de un curso difícil por la escasez de minutos (8 partidos de Liga disputados). Echa la vista atrás agradecido y empapado de la filosofía rojilla.
¿Cómo se encuentra Fran Mérida en el Espanyol?
Está siendo un año complicado en lo personal a nivel de protagonismo. He tenido pocos minutos pero al mismo tiempo venimos de un ascenso y fui bastante partícipe. El objetivo de la permanencia de este año está cerca de cumplirse. Estoy contento porque el club ha crecido. Este año hemos dado un paso adelante a pesar de que estas últimas semanas no hemos conseguido la victoria. El equipo está compitiendo bien en Primera.
¿Qué se va a encontrar Osasuna y qué esperan el domingo?
Me espero un Osasuna como lo he conocido en persona. Independientemente de que la permanencia esté atada, es un equipo que compite siempre. Muchos clubes deberían fijarse en Osasuna por su forma de trabajar. Y aún puede quedar más arriba en la clasificación. Nosotros queremos ganar para certificar la salvación. Ya les he advertido de que Osasuna compite al máximo.
Hace dos años que se marchó. ¿Cómo ve ahora al club?
Sinceramente lo veo muy bien. Un club que está creciendo y con una idea sólida. Cada año que Osasuna consigue la permanencia, y encima con tanta holgura, es un gran premio. Hace unos años estábamos en Segunda peleando por subir y fue difícil volver. No me sorprende verlo ahora tan sólido y me alegra que haya conseguido tantos éxitos. Lo digo desde el corazón: me alegro muchísimo. Tanto el club como la gente con la que conviví me marcó mucho y lo sigue haciendo. Veo un gran futuro en los próximos años para Osasuna.

Echando la vista atrás, de forma recurrente se ha puesto en valor el vestuario del ascenso de la 2018-19. ¿Cómo lo vivió?
Éramos una cuadrilla. Más allá del entrenamiento y el partido, lo que vivimos luego juntos en el día a día fue increíble. Había un clima que no he vivido nunca. Ascendimos porque teníamos cualidades para hacerlo, pero el tema humano ayudó muchísimo. Fue un año inolvidable en todos los sentidos. En el terreno de juego tuvimos un inicio complicado pero luego le dimos la vuelta y fue espectacular. Si preguntas a los Oier, Rober (Torres) o David García seguramente te dirán que ha sido su mejor año a nivel humano.
Luego ha habido una especie de relevo o pequeño cambio de ciclo. El propio Braulio ha reconocido públicamente que aumentar el nivel, y con el mismo técnico, dificulta la convivencia grupal.
No estoy allí, pero hablo mucho con mis amigos de la plantilla y por supuesto que hay buen ambiente. También he oído a Braulio decir que como aquel año no habrá nada igual. Hasta él mismo lo percibía cuando entraba al vestuario. No sé si es por la categoría o porque crece el ego, desconozco la razón, pero aquello fue especial. Y lo que siempre me ha transmitido Osasuna en los cuatro años es que valora mucho al día a día que aporta el jugador en el vestuario. A ser un buen compañero, a mirar por el equipo.
Y en ese gran ambiente encontró aquí su hogar después de idas y venidas en su carrera.
Sí, disfruté a nivel deportivo y familiar. Fuimos padres dos veces allí. Se juntó todo. Podría decir que considero amigos míos a la mitad de la plantilla actual, aunque el domingo intentaré que pierdan a toda costa (ríe). Cuando ibas a entrenar o a jugar en El Sadar se vivía un ambiente único, eso se percibe y, entre otras cosas, por eso me gustó vivir cuatro años allí. Osasuna tiene algo especial.
Comenzó con un descenso nefasto en la 2016-2017 y se marchó con un proyecto estabilizado en Primera. Vaya contraste.
Mi primer año a nivel individual y colectivo fue muy malo. Descendimos penúltimos, jugué bastante poco... Las cosas no salieron bien. Nos costó dos años ascender. Creo que dimos un paso atrás para dar varios hacia adelante. Se ha demostrado. He vivido un ascenso y una permanencia holgada. Me marché con la sensación de que el equipo tenía las ideas muy claras, con un grupo asentado. Me fui satisfecho porque Osasuna tenía capacidad de crecimiento.
Después han llegado dos permanencias con el equipo en la zona media. No le habrá sorprendido.
Para nada. Sí que recuerdo que la temporada pasada hubo un tramo complicado. Lo viví desde fuera, estábamos en Segunda, pero veía todos los partidos de Osasuna. Pintaba regular, pero al mismo tiempo sabía lo que pasaba en el vestuario y la unión era completa. El equipo se ha reforzado muy bien con fichajes que han aportado un plus. De hecho este año creo que el único pero es que en casa no se ha ganado tanto como suele gustar, pero fuera se está compensando con creces.
¿Ve a Osasuna mirando a Europa a medio plazo?
¿Por qué no? El principal objetivo es mantenerse en Primera, pero han demostrado que están cerca de la séptima y sexta plaza. Obviamente las cuatro primeras nos quedan lejos al 80% de los equipos. Pero creo que Osasuna puede tener la capacidad de meterse. No sé si este año o los próximos, pero ha demostrado solidez.
Jagoba Arrasate renovó dos años más.
Quiere decir que hay buena armonía. Estuve dos años con él y solo puedo decir cosas buenas. Jagoba es un gran entrenador de fútbol y además es un gran gestor de grupos. Independientemente de valor los aspectos tácticos de los entrenadores, saber gestionar al grupo y que todos remen en la misma dirección tiene mucho valor. Jagoba en eso es de los mejores que yo he podido conocer. Creo que es una gran noticia para Osasuna y para él. El día que se vaya, sea cuando sea, se irá como uno de los mejores entrenadores de la historia del club y será por méritos propios.
Está muy al día de la actualidad de Osasuna.
Sí, sí (ríe). Mantengo el contacto con algunos todas las semanas. Hablo bastante, no solo de fútbol, también de la vida. Puede parecer un tópico pero lo digo sinceramente: hay 6, 7 u 8 compañeros que nos consideramos amigos literalmente, como si fuéramos una cuadrilla.
Es público que han compartido vacaciones.
De hecho en el último parón estuve con varios y en verano nos veremos. A ver si el domingo podemos ganar y así les doy un poco de caña con eso (ríe).
110 partidos en Osasuna. ¿Qué tiene guardado en la mente?
Seguramente el ascenso, aunque vivimos otros muchos momentos. Eso fue especial, la celebración en la Plaza del Castillo y el Ayuntamiento, todo lo que pasó esos días y esa temporada te marca.

Acabó portando el brazalete de capitán.
Se había anunciado que me iba y ahí me demostraron qué clase de vestuario había. Oier y Roberto me dijeron si quería y fue un gesto bonito. El número de partidos está bien, pero que tus compañeros te ofrezcan ser capitán del equipo de su tierra demuestra que tú lo has intentado hacer lo mejor posible esos cuatro años. Eso está por encima de muchas cifras. Estoy muy agradecido.
¿Cómo vivió su vuelta a El Sadar?
Estuve en la primera jornada de esta temporada. Jugué unos 60 minutos y con un tercio de aforo retumbó el estadio. Recuerdo que algún compañero se quedó impresionado. Ha quedado un estadio precioso, cuando me fui yo estaba en obras.
Se marchó en plena pandemia y no pudo estar la afición.
Me demostraron su cariño cuando me cambiaron esta temporada. Me aplaudieron. Un chico que viene de estar dando vueltas y que te valoren tanto lo agradecí mucho. El cariño es mutuo. Pamplona y Osasuna me han dado mucho.
Ha llegado a decir que es su casa.
Sí, tengo casa en Pamplona. Vivir allí es una opción que valoramos. Aparte del tema deportivo, la ciudad nos encantó a mí y a mi familia. De hecho es una opción que acabemos residiendo allí. Tenemos una casa comprada y veremos. Intentaré jugar más años al fútbol, pero no soy ningún jovenzuelo ya. Me siento genial físicamente y quiero seguir unos cuantos años, pero no tengo 20. Cada temporada que pasa se acerca la retirada inevitablemente.
En junio acaba contrato con el Espanyol. ¿Qué será de su futuro?
Sí, no he hablado directamente con el club pero tampoco hay que ser adivino. Mi participación este año ha sido bastante escasa. Buscaré otro sitio donde pueda seguir mi carrera. No sé dónde todavía, no lo he pensado. Supongo que en verano se moverá todo y valoraré las propuestas.
¿Cuál es su horizonte tras el fútbol?
No tengo nada decidido al cien por cien. Me gustaría seguir ligado al fútbol. Me marché con 15 años de casa y he estado toda la vida siendo futbolista profesional. Me gustaría sacar el curso de director deportivo y el carnet de entrenador y ver qué puede pasar. Todavía no tengo nada decidido.
¿Le gustan más los despachos que el banquillo?
No lo sé. Quiero sacarme los dos cursos para tener dos variantes. Igual dentro de un año pienso diferente. No sé si me veo a nivel de entrenador, no lo tengo claro. Pero nunca sabes. Aún tengo mentalidad de jugador. Ya llegará el momento de decidir.