Los ojos como objetivos hacia el mundo

Olga Izco Ibarrola deseaba con todas sus fuerzas un regalo especial para su Primera Comunión: una cámara de fotos. Pero su gozo quedó en un pozo cuando recibió los tres típicos obsequios que se ofrecían a una niña en la década de los setenta en ese día tan señalado: una caja de bombones, una Biblia y una muñeca vestida de Comunión. “No sé por qué motivo desde muy pequeña me encantaba la fotografía. Me colocaba los dedos pulgar e índice formando un círculo delante de cada ojo y miraba por ellos como si tuviera una cámara”, recuerda. Pero no fue hasta once años después, cuando su hermano pequeño, Javier, hizo su Primera Comunión y le reglaron una cámara compacta, cuando Olga pudo utilizarla. Ya tenía 19 años y no la ha soltado, ni esa ni otros muchos aparatos, hasta hoy, que suma 58 primaveras. Olga Izco Ibarrola (Pamplona, 1965) comenzó sus estudios de Fotografía en 1996 en Villava, donde regentaba una lencería, y ha participado en muchas exposiciones individuales y colectivas. Vecina de Palma de Mallorca en las últimas dos décadas, acaba de regresar para quedarse en su tierra. Y lo ha hecho por la puerta grande. Con dos exposiciones: ‘Reflejos y sombras’, que se ha mostrado en el Ámbito Cultural del Corte Inglés y ‘Visiones del mundo’, que se expone hasta el próximo 4 de junio en el atrio del primer piso del Palacio del Condestable en Pamplona. Galardonadas con varios premios internacionales, ha formado parte de la Agrupación fotográfica 67 M de Villava y de otra asociación de artistas (fotógrafos, escultores y pintores) de Palma de Mallorca. En esta última selección de sus obras, la artista ha elegido 36 fotos de sus viajes alrededor del mundo (ha recorrido más de cincuenta países de los cinco continentes). “Lo más difícil ha sido hacer la selección porque tengo un archivo de más de 120.000 instantáneas”. Pero lo ha logrado con una distribución de las imágenes por países o continentes. La muestra se reparte en las cuatro paredes del atrio, por temáticas. En una, se muestran fotografías tomadas en Nueva York en 2013. En otra, imágenes de Oceanía y el Pacífico Sur (Nueva Caledonia, Islas Fiji, Islas Vanuatu...) En la tercera, de África (Egipto y Túnez); y en la cuarta, de Asia (Vietnam, Camboya, Japón...) En otra esquina de la primera pared, se exhibe también una pequeña muestra de fotografías de Europa (Polonia, la Toscana en Italia, Granada o Auza, en el Valle de la Ultzama). Esta última, una imagen con especial simbolismo para la autora, ya que fue una sugerencia de su padre que falleció al poco tiempo de desplazarse con ella allí. Durante dos décadas, la autora ha viajado “sin parar”. “Es lo que más me gusta hacer. Disfruto mucho viajando con mi marido, Miguel. Antes también lo hacía con amigas”. Todos los años emprende “un viaje grande”, a destinos lejanos y de varias semanas de duración (como una experiencia de un mes recorriendo Singapur, Vietnam, Camboya, Japón, Tailandia, Hong Kong...) y otras escapadas a menos kilómetros de distancia y de menos días. “Aquel primer viaje a Asia me impactó muchísimo. Japón es todo orden, limpieza.. Y Vietnam, ruido, bullicio, incienso...” “¿Qué me llevo de los viajes? Las impresiones, sensaciones y emociones que recibo de los niños y adultos que me reciben siempre con una sonrisa”, explica. Y añade que esta vivencia la ha tenido en muchos lugares pero sobre todo en Oceanía y los países del Pacífico sur. “Allí la gente es muy humilde. Vive en chabolas de uralita sin puertas, que solo cierran con cortinillas, como las que se utilizaban aquí antes para las duchas. Pero los niños tienen unas sonrisas tan dulces y son tan hospitalarios...” MOVERSE Y MEDITAR En Nueva York, sin embargo, disfrutó del movimiento de la gran ciudad. “Casi todas las fotos que he expuesto tienen algo en común: que yo me estoy moviendo (en un taxi, helicóptero, barco...) Es lo que he querido reflejar”. El contrapunto a esta composición es la calma y la meditación que se respiran en Asia. “Me encanta observar las ofrendas a las puertas de los templos, el ritual de la ceremonia del té en Japón o esos rincones en los que no se escucha nada y solo se medita”. De todas las fotos tomadas en sus viajes por Europa, ha elegido la de la fábrica de Oskar Schindler, el famoso empresario polaco que salvó de morir en los campos de concentración a más de 1.200 judíos, como se cuenta en la película ‘La lista de Schindler’ de Steven Spielberg (1993). Izco confiesa que cada vez viaja más ligera de equipaje fotográfico. “En la época analógica, llevaba dos cámaras: una de blanco y negro y otra en color, y muchos objetivos. Tenía la espalda fatal”. Ahora ha simplificado el método de trabajo para disfrutar más de los viajes y las sensaciones. + ‘Visiones del mundo’ La última exposición fotográfica de Olga Izco Ibarrola se exhibe en el atrio del primer piso del Palacio del Condestable de Pamplona hasta el 4 de junio. Horario: de lunes a domingos, de 9 a 14 horas y de 17 a 22 h.

Los ojos como objetivos hacia el mundo

La pamplonesa Olga Izco Ibarrola no ha dejado de fotografiar lo que le rodea, cercano o lejano, desde hace más de tres décadas. Ahora expone ‘Visiones del mundo’ en el Condestable

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