El pianista Antonio Baciero publica una biografía del compositor tudelano Fernando Remacha

“Fernando Remacha era un hombre interior, al que no le gustaba figurar. Incluso presentar sus obras iba contra esa modestia suya. Salir a dirigir una obra suya era lo peor que le podía pasar. Remacha era un hombre recogido, de puertas para adentro, siempre con sus pensamientos y con sus trabajos”. El pianista y musicólogo Antonio Baciero (Aranda de Duero, 1936) trazó con estas palabras una parte del retrato que ha realizado del compositor tudelano en 'Remacha, maestro inolvidable', biografía que presentó el pasado viernes en el Aula Guelbenzu de la Ciudad de la Música. El acto se enmarcó en el 125 aniversario del nacimiento de Remacha. La publicación, impulsada por el Instituto Cultura y Sociedad de la Universidad de Navarra, aporta material inédito sobre el compositor tudelano, quien fue el primer director del Conservatorio Pablo Sarasate y contribuyó a formar a varias generaciones de músicos. En el libro, editado por Libargo, Antonio Baciero ha recogido testimonios procedentes del recuerdo y de documentos inéditos, como la correspondencia que Remacha mantuvo con el compositor estadounidense Randall Thompson o con el mecenas Félix Huarte. Acompañado por Margarita Remacha, hija del compositor y pedagogo navarro, Baciero compartió sus recuerdos sobre Remacha en una presentación en la que también participaron Albert Recasens, investigador del Instituo Cultura y Sociedad de la Universidad de Navarra; Itziar Larrinaga, directora de la colección 'Música crítica. Musicología' de la editorial Libargo; Sandra Myers, jefa del Departamento de Musicología del Conservatorio Superior y Berta Moreno, jefa del Departamento de Composición, Musicología y Teoría de la Música del Conservatorio Profesional. Esta última ofreció un repaso por la época en que el Conservatorio Pablo Sarasate estuvo dirigido por Remacha. “El planteamiento pedagógico del Conservatorio de Remacha fue muy moderno por su interés por traer música de vanguardia, divulgar la música por toda la geografía navarra, por la puesta al día de novedosas metodologías musicales... Gracias a esta labor de Remacha, fue un Conservatorio puntero en la enseñanza musical”, destacó Berta Moreno. Por su parte, Sandra Myers invitó a los musicólogos a “aplicar lo documental a la comprensión de la música de Remacha”: “Si coges las partituras, puedes entender por qué suenan a música francesa. En la música también se escucha esa alegría que Remacha tenía cuando estaba con su familia o sus amigos más íntimos”, compartió Myers. REMACHA Y LA MÚSICA DE CINE Tal como explica Antonio Baciero en la introducción de 'Remacha, maestro inolvidable', el libro ha nacido de su admiración por una “persona extraordinaria”. Su amistad con Remacha, quien fue su maestro, se remonta a 1956, cuando Baciero fue beneficiario de una beca Príncipe de Viana, cuyo tribunal presidía el compositor navarro. Esa beca facilitó su primera estancia en Viena y fue el comienzo de una “amistad excepcional”, pese a una diferencia de edad de casi 40 años. Durante su intervención en el Aula Guelbenzu, Baciero recordó otras amistades importantes en la vida de Remacha, como el empresario Ricardo Urgoiti, fundador de Unión Radio, y el cineasta Luis Buñuel. “Urgoiti era el hombre de la propaganda, de la gran prensa y de la gran difusión de la Segunda República”, recordó. Fue en aquella época cuando comenzaron las emisiones de música en directo. Además, el mundo del cine comenzó a incorporar la música. En esa escena irrumpió un Buñuel recién llegado de Hollywood, donde había aprendido “toda clase de técnicas y trucos del cine”. En 1929, Urgoiti y Buñuel crearon la empresa cinematográfica Filmófono, que se mantuvo en activo desde 1929 hasta 1939. “Si no hubiera ocurrido la Guerra Civil, es posible que Remacha hubiera seguido ocupándose de la música de cine, porque iba muy bien con su manera de ser. En el cine podía hacer sus inventos y no tenía que salir a dirigir”, contó Baciero. Su amistad con Buñuel fue un asunto controvertido: “Era muy amigo de Buñuel, había trabajado con él y ahí está la correspondencia suya, donde se ve la relación. Pero Remacha siempre fue un poco reticente a admitir su amistad con Buñuel, porque este era un estalinista declarado y un comunista tremendo”. Baciero recordó un hecho que a Remacha le podía haber acarreado las peores consecuencias: “Él se encargó de llevar a Valencia los negativos de las películas de Urgoiti y de Buñuel, porque querían sacarlas de Madrid. Luego desde Valencia se pasaban a París. Solo por eso lo podían haber fusilado”, aseguró. A raíz de la desaparición de Filmófono, Remacha regresó a Tudela para hacerse cargo del negocio familiar. Baciero recordó otras figuras importante en la vida de Remacha, como los compositores Gian Francesco Malipiero o Randall Thompson. “A mí me interesó muchísimo la correspondencia que Remacha mantuvo con Thompson”, señaló Baciero. El homenaje a Remacha concluyó el viernes por la tarde con un concierto que el propio Baciero ofreció en el Museo Universidad de Navarra bajo el título 'Ocho siglos de música navarra'. Autora de la biografía 'Remacha: una vida en armonía' (1996), dedicada a su padre, Margarita Remacha alabó la obra de Baciero: “Antonio trasluce su amor a Remacha. En otros expertos siempre hay algo que me rechina, porque se nota que no lo conocieron. Por ejemplo, cuando aseguran que Tudela fue su amargura. Yo nunca lo vi amargado”, aseguró. Durante su intervención, Margarita Remacha aportó interesantes pinceladas al retrato de su padre: “Le emocionaban las cosas y las personas sencillas: los niños, la gente del campo de Tudela, recta y sin dobleces, le divertía un montón”. También recordó las consecuencias que podía haber sufrido a raíz de su implicación en la empresa Filmófono: “Le podían haber fusilado por haber llevado los rollos de las películas de Filmófono a la Exposición Internacional de París del año 1932, donde también se expuso el 'Guernica' de Picasso. Aquello era el ejemplo de todo lo que Franco no podía consentir”. En aquel entonces, su amigo Buñuel era el director de la Oficina de Información de la Embajada de España en París. En su regreso a Tudela tras la Guerra Civil, Remacha se encargó de salvar el negocio familiar. “Su padre se había empeñado en que estudiara Comercio. Eso le sirvió mucho, porque había muchas matemáticas. Él siempre decía que la música son matemáticas”. Durante el día, Remacha llevaba su vida de comerciante. Al acabar la jornada, se iba a charlar con jóvenes estudiantes en unos encuentros que tenían lugar en la trastienda de la librería de Herminio Royo. “A mi padre le gustaba mucho el contacto con la gente joven. Tenía un espíritu pedagógico nato, que fue tan importante como su espíritu musical”. A nivel humano, le describió así: “Delicado, elegante, reposado en el gesto, era un asceta, lo más parecido a un monje en su austeridad. Solo ambicionaba más tiempo para su música y para seguir estudiando”.

El pianista Antonio Baciero publica una biografía del compositor tudelano Fernando Remacha

Su papel en la empresa Filmófono y su amistad con el cineasta Luis Buñuel, entre los aspectos que aborda la obra

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