Dos maneras de honrar a un abuelo en el Festival Punto de Vista

La Sección oficial del festival Punto de Vista mostró este jueves dos maneras antagónicas de rendir homenaje a los abuelos; un retrato de un hombre entrañable a través de su jardín, por un lado, y una película apocalíptica, que su propio autor definió como “un documental de horror”, por otro. UN LUGAR EN EL MUNDO El húngaro Varga Gábor rodó como estudiante en 2021 'Nagyapám kertje' (el jardín de mi abuelo) que, según explicó este jueves en Pamplona, “trata sobre la vida, sobre la muerte y sobre cómo amar nuestra propia vida”. Su abuelo va presentando en la película sus grandes tesoros, el cerezo en flor al que se subía antes a por cerezas -que se comía de joven con hueso y todo-, las palomas a las que da de comer una mazorca de maíz o las pequeñas chapuzas que va haciendo aquí y allá con mimo, subiéndose al tejado si hace falta con una escalera que utiliza después como zancos para moverse por el jardín como un gigante. El jardín es la parte del mundo de la que se responsabiliza este hombre, la que cuida con esmero para las generaciones que vengan después, hasta que lo llevan a un hospital para una operación. Cuando vuelve, dos meses después, los tomates cherry están brotando pero el jardín está lleno de malas hierbas y vegetación que va empeorando a la par que su salud. LA RESACA DEL COVID 'APOCALIPSIS 20 21 22', del santanderino Julius Richard Tamayo, tiene en común con la anterior película que rinde homenaje en este caso a su abuela, pero todo lo demás estaría en sus antípodas. Punto de Vista es para él “un festival afín, amigo, familiar” que conoce como espectador y como crítico, con lo que estar ahora con su película resulta para él conmovedor. El año pasado este filósofo, cineasta y escritor mandó al festival ocho capítulos de una película mucho más larga, 'Trabajo y amor. Diarios I- XII', de unas nueve horas de metraje, que según le explicó el director artístico del festival, Manuel Asín, generó controversia. 'APOCALIPSIS 20 21 22' se podría ver como la parte número 13 de esa película. Estaría ubicada en el documental, pero abriendo la definición del género de forma amplia. “Es una película que entra en un terreno intermedio entre el cine y el hecho religioso, tiene esta vinculación con el texto evangélico, se refiere a la noción del apocalipsis desde un lugar religioso pero también desde un lugar social”, apunta Julius Richard. De ahí los números del título, 20, 21, 22, que podrían ser los últimos versículos del Apocalipsis, o quizá los años en los que transcurre la película, o también “un número de teléfono de línea directa para el infierno”, esbozó ayer el director. “Es una película tenebunda, un documental de horror”, la presentó. Durante sus 65 minutos se suceden por la pantalla una gran cantidad de imágenes, músicas y sonidos que se mezclan velozmente. Pasan por la pantalla las vistas de su ventana, su familia, lecturas de Platón y otros autores, cine japonés, anime, música cáustica, gente con máscara, playas, paisajes, el volcán de la Palma, la victoria electoral de Ayuso... un sinfín de acontecimientos que pasaron a lo largo de 405 días de su vida, el número exacto de versículos que tiene el Apocalipsis de San Juan. Empieza el 31 de diciembre de 2020, justo con la resaca del covid, y dura hasta febrero del 2022. “Los apocalipsis se suceden socialmente, místicamente y también familiarmente”, apunta el director. “Lo central, el corazón de la película es la desaparición de mi abuela, tiene una densidad emocional importante y el apocalipsis auténtico es un apocalipsis familiar”, explica. La película responde justo al tiempo de después de la pandemia. “No es tanto la pandemia sino la resaca de la pandemia”, aclara su autor. PARAGUAYOS EN LA MANCHA Elvira Sánchez Poxon y Christian Bagnat presentaron 'Tembiapo pyharegua' (Trabajo nocturno), un intensivo retrato de la comunidad paraguaya en la ciudad de Cuenca. “Durante muchos años hicimos un registro de las experiencias y los momentos vitales de esta comunidad”, explica Christian Bagnat. Se recogen tanto eventos colectivos, fiestas, bailes, tradiciones, como también se hace un acercamiento más personal a algunos de sus miembros. “Es una película que mezcla por una parte documental, también tiene algo de ficción y otra parte de cine ensayo”, explica Elvira Sánchez Poxon. Son historias de mujeres que trabajan internas, de niñas que celebran su puesta de largo, procesiones de Semana Santa o baños en el río. Historias llenas de religión y nostalgia por la tierra, hombres que llevan diez años sin ver, ni abrazar, a sus madres o historias de fraudes con el dinero que se envía de vuelta. Pero también se incluyen curiosidades históricas, como cuando Humboldt encontró una cotorra en Sudamérica que seguía repitiendo palabras de una tribu que ya estaba extinguida, o los pájaros exóticos que hacían compañía antiguamente a la familia real española. La película combina el castellano y el guaraní. UN RÍO BAJO BRUSELAS Por último, Juliette Achard presentó 'Boulevards de la Senne', que ha dirigido junto con Ian Menoyot. La película cuenta un episodio en la historia de Bruselas, que en el siglo XIX recubrió el Senne, el río que atravesaba la ciudad: “Se suprimió el río pero también el barrio por el que transcurría, un barrio pobre que fue sustituido por grandes boulevares que lo que hacían era facilitar el comercio y permitir el desarrollo de una ciudad burguesa y moderna”.

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