Víctor del Árbol, escritor: “Cuando un libro está bien escrito, te invita a pensar sobre uno mismo”

Le rondaba la idea de escribir sobre héroes, sobre ese prototipo de personas que viven rodeados de la admiración de los demás. Su búsqueda de un prototipo heroico le llevó a construir una historia en la que conviven lo mejor y lo peor de la condición humana. Pero Víctor del Árbol, que tenía muchas ganas de plasmar en el papel lo que fluía en sus pensamientos, no se puso a escribir hasta dar con un título que sugiera lo que quiere contar. Lo ha hecho así con todas sus novelas y Nada en esta tierra, que vio la luz hace menos de un mes, no es una excepción. Esas cuatro palabras fueron suficientes para regresar al género de la novela negra, crear unos personajes que considera tan ficticios como reales y abordar una historia en la que aflora el rencor, la corrupción y la lucha por el poder, pero también la bondad o la amistad. El escritor catalán estará el 22 de febrero en el Club de Lectura de Diario de Navarra para hablar de su última novela protagonizada por un inspector de policía que no atraviesa su mejor momento. ¿Qué le ha llevado a escribir 'Nadie en esta tierra'? La novela nace de una manera un poco azarosa, como casi todas mis novelas. Siempre tengo ideas en la cabeza que me parecen muy buenas, hasta que empiezas a escribirlas y se te caen de las manos. Estoy mucho en las redes sociales y me llama la atención los prototipos heroicos que tiene la gente, que son deportistas, famosos, influencers. Me preguntaba qué tipo de personas admiramos y decidí escribir sobre un héroe. Julián Leal, el protagonista, no tiene nada que ser famoso, más bien parece un héroe atormentado o decepcionado. Quise bajarlo a la tierra, que pisara el fango de lo cotidiano. No sé si está decepcionado, es la visión que yo tengo del héroe como persona contradictoria. Es una persona que dedica toda su vida a un sistema, un trabajo, unas creencias y, cuando llega la hora de la verdad, cuando piensa que va a morir, se da cuenta que su vida está completamente vacía. Si ahora se admira a quienes viven sumidos en el éxito, ¿cree que la sociedad puede entender a un héroe que sufre? La gente debe entender a los demás como un igual y para empatizar con alguien tienes que conocer sus flaquezas, saber cómo es, cómo piensa y cómo siente. A mi me gustan los héroes que no tienen miedo a llorar y que asumen su fragilidad como parte de su vida. Virtualizando el éxito como forma de triunfo, nos alejamos de la realidad. En la vida real nadie es infalible, las personas se equivocan, sufren, tienen debilidades, también momentos de lucidez y de coraje. Es importante recordar que las personas debemos saber fracasar. ¿Juega con la ficción y la realidad en sus novelas? La ficción siempre es una distorsión de la realidad, pero siempre es realidad. Lo que pones en palabras, automáticamente se convierte en un símbolo, es lo que hace la literatura. Las tramas, los personajes, lo que describes es verídico y real. Viene de mis propias experiencias, tanto personales como laborales. ¿La literatura ayuda a conocer al ser humano? La literatura tiene que conjugar la capacidad de llevarnos a mundos imaginarios. Los escritores somos contadores de historias, somos trovadores, pero al mismo tiempo tiene que ofrecer algo más. Se consigue a través de la profundidad de los personajes que creas, entrar en la raíz de los sentimientos y las emociones. Cuando un libro está bien escrito, te invita a pensar en ti mismo. La literatura también facilita esa capacidad que me parece maravillosa como es la empatía. Sugiere al público que empatice con los personajes. Como escritor, ¿tambien empatiza con ellos? Conozco a todos los personajes que aparecen en mis novelas y son más de un centenar. Los considero personas reales pues, de una manera u otra, muestran lo que yo soy. Intento comprenderlos para entender una parte de mi propia oscuridad. Me gusta construir esos personajes que cabrean, pues me plantean retos personales y a veces cuesta humanizarlos. Ahí está el desafío del escritor, entrar en un terreno en el que no te sientes cómodo. Eso los hace más reales, como ocurre en Nadie en esta tierra, cuyos personajes se ponen de pie. Los escribes en horizontal y ellos se levantan, se ponen en vertical. Rencor, falta de moralidad, corrupción, ambición de poder. ¿Nunca renuncia a narras historias incómodas? El personaje que en la novela muestra esas debilidades es tan real como la vida misma. Este tipo de personas existen, todos los sabemos, pero la literatura te permite meterte en los engranajes de su pensamiento, de su cinismo y su relativismo moral. Te das cuenta de la frialdad que sienten y se nos mete en el corazón. Te puedes leer un “thiller” y darte cuenta que esas personas existen y que desgraciadamente están en la vida real. Es entonces cuando preguntas: ¿en manos de quién estamos? ¿La novela negra le permite generar conciencia social? Me gusta que el lector se involucre con la trama, no que estemos leyendo para pasar el rato. Si te implicas, surgen las preguntas y te cuestiones como existen personas que no tienen ningún sentido de la ética ni moral. Cuestionamos a seres humanos y lo terrible de los monstruos es que son reales, no son fruto de la imaginación. ¿El afán de poder puede destruir a una persona? Siempre me ha llamado la atención que tiene el poder que fascina tanto. Esa capacidad de absorber a una persona, de hacerle cambiar todos sus principios y valores. Estoy seguro que hay mucha gente que accede al poder con unas convicciones muy firmes y que piensa que va a ir con ellas hasta el final, pero no lo consigue. No sé que puede pasar en ese ámbito, pero quería plantear el poder como idea que transforma a las personas. Ha escrito diez novelas, ¿tienen algo en común además del género? Me gusta explorar en todo tipo de géneros porque no me quiero encasillar ni convertir en un escritor de fórmula. Con los años he generado un universo narrativo en el que están y seguirán estando unos temas que son como mi voz. Todos mis personajes los planteo como un campo de batalla individual y cada uno tiene que luchar con sus propios demonios, sus luces y sombras, sus traumas. Es marca de la casa y estoy contento. Lo que quiere un escritor es tener una voz propia, que sea reconocible. ¿Qué inquietudes le llevan a crear su voz narrativa? La memoria, cómo se construye, la nfancia, la salvaguarda de la inocencia cuando nos convertimos en adultos o las raíces de la violencia como un acto político y social. ¿Le gusta que le identifiquen como escritor de novela negra? Me gustaría que la gente me lea porque soy yo quien escribe, más allá del género, pero no me disgusta. La novela negra evoluciona hacia la creación de historias muy adictivas pero con una carga de literatura importante. La tendencia es el “thriller” literario. Cada vez nos alejamos más del género americano, con el policía bebedor y el psicópta, y avanzamos hacia la complejidad de la sociedad donde se pueden mezclar todos los géneros sin pudor. Nadie en esta tierra es un “trhiller”, pero perfectamente puede ser una novela psicológica, costumbrista o social. Durante 20 fue mosso d’esquadra. ¿Haber sido policía le ayudó o perjudicó en su faceta de escritor? Pesaba un poco. Cuando publiqué El peso de los muertos o La tristeza del samurai todavía era polícia. Me interesaba mucho más el tema de la memoria histórica, la g uerra civil, el franquismo, que era una obsesión familiar. Me preocupaba que pensaran que era escritor de novela policiaca porque era policía. Esa etiqueta marcaba, pues hay gente que tiene prejuicios. Me dificultó, sobre todo en España. ¿Es un escritor disciplinado que trabaja todos los días? No siempre tienes la misma inspiración, pero hay que crear un hábito y escribo todos los días. Soy un poco analógico, escribo mis novelas a mano y me encanta llenar cuadernos con palabras. También tengo mis rutinas. Todos los días voy al bar debajo de mi casa a las 8 o 9 horas y me puedo estar escribiendo hasta las 12. Hago otras cosas y retomo la escritura por la tarde. Puedo pasar 8 o 10 horas escribiendo. Es como una obsesión, no te deja dormir, se te mete la historia dentro y la tienes que sacar. Hace un mes que publicó la novela, ¿se ha tomado un descanso para escribir o tiene nuevo proyecto? Estoy en ello, os vais a llevar una sorpresa en Navarra. Hasta ahí puedo contar. Va a ser una novela diferente y me va a plantear un desafío de investigación. Iré mucho por tierras navarras. Está encaminada y ya tiene título.

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El escritor catalán acude el miércoles al Club de Lectura de Diario de Navarra para presentar ‘Nadie en esta tierra’, su décima novela en que trata sobre la corrupción y el afán de poder

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