Puy Oria: "Trabajaba en la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona pero se me cruzó el cine"

Los nombres que va citando Puy Oria en la conversación, al hacer un repaso de sus treinta años en el cine, se corresponden en buena medida con el público que asistió a la entrega del premio Francisco de Jaso. La ceremonia en la que la productora navarra recibió el galardón de manos de la presidenta Chivite lugar el pasado lunes a la una del mediodía en la sede de la Academia del Cine en Madrid. Para la mayoría del público no era fácil acudir por motivos laborales, pero quisieron estar ahí, los de unas etapas y los de otras. A través de ellos se puede leer también la biografía de esta cineasta que ha intervenido en películas fundamentales de las últimas décadas como 'Jamón, Jamón' (1991), 'Historias del Kronen' (1994), 'Secretos del Corazón' (1996), 'Silencio Roto' (2001), 'Obaba' (2005), 'No tengas miedo' (2011) o, recientemente, la serie de Netflix 'Tú no eres especial' (2022). Que le digan a alguien que “contribuye al progreso, al bienestar y al perfeccionamiento de la sociedad”, como le dijo la presidenta a usted... ¿Pues casi que ya estaría, no? Ya puede retirarse. [Risas] Bueno, fue un discurso muy generoso. No soy quién para valorarlo pero creo que quiso reflejar muchas cosas y potenciar la industria navarra. A nosotros se nos ve muy bien desde la parte cultural, pero está muy bien reflejar que también somos empleo, que somos industria y generamos beneficios donde vamos, no sólo somos los que damos el coñazo cortando calles para rodar. Ella visitó el último rodaje, habló con los alcaldes, lo vivió por dentro y quiso reflejar todo eso. Es que muchas veces se asocia la producción a manejar el dinero o los permisos, pero la productora también es la que contacta con esos alcaldes, la cara de la película ante la gente, ¿no? Efectivamente. La productora gestiona, maneja la parte financiera, elabora y controla presupuestariamente el discurrir de la serie o película, pero es importante también cómo se acerque a los sitios de rodaje. Ésta es una empresa pequeña, muy personal, y somos nosotros -tanto Montxo [Armendáriz] como yo- los que damos los primeros pasos de acercamiento, tanto a nivel de localización como de cásting. El tipo de cine que hacemos parte muchas veces de un trabajo previo de recogida de información, y así ya vamos conociendo a muchas de las personas implicadas. De todo este tiempo, ¿conserva alguna claqueta, algún póster, algún recuerdo especial? En la oficina tengo carteles de todas las películas. Es más, tengo de las que Elías Querejeta produjo con Montxo. Me parecía un bonito detalle porque fueron nuestros inicios y Elías fue el mentor, tanto de Montxo como mío. Sí que tengo la claqueta de Tú no eres especial, pero nosotros solemos encargar que nos hagan claquetas para regalar. Yo creo que todos los bares y ayuntamientos de la zona de Lekunberri y Leitza tienen claquetas nuestras. Se suele señalar a Querejeta como la persona que le dio la primera oportunidad con 'Las cartas de Alou' (Concha de Oro en 1990), pero parece que la película en realidad tiene su origen en un comentario suyo a Montxo sobre lo que veía en su carnicería, ¿cómo fue? [Risas] Así fue. Yo iba a una carnicería del mercado de Santo Domingo, en Pamplona, y me sorprendió mucho que aparecía gente a comprar, africanos, y pedían carne de oveja. Yo no había oído que la oveja se comiera. Me quedé sorprendida y empecé a preguntar al carnicero y hablamos del mundo musulmán y otros detalles. En ese momento estas personas empezaban a ir por los bares con las cajas, con lo de “bueno, bonito, barato”, y los empezábamos a ver. Se lo conté a Montxo y me dijo: “Oye, pues si no le importa al carnicero vamos a preguntarle dónde está esta gente”. Así contactó con los primeros. Después se lo contó a Elías, le pareció interesantísimo y se pusieron en marcha. Yo seguía en mi trabajo por entonces. Curiosa he sido siempre, y me interesaban las cosas que pasaban a mi alrededor. Luego Elías y Montxo me propusieron hacer el recorrido de los asentamientos de esta gente, porque aquello iba a ser un documental. Me pareció una experiencia impresionante. Y ahí se le metió el cine en vena. Yo trabajaba en la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona y estaba haciendo un máster de Educación Ambiental en Madrid. Estaba planteándome hacer la tesis y después pensaba volver a mi trabajo. Pero surgió esto, se me cruzó, me desvié, pero siempre pensando en volver a mi trabajo anterior. La verdad es que una compañera script me dijo en el rodaje: “Esto es una droga y no te vas a poder quitar”. Yo le dije: “Eso te lo crees tú, yo vuelvo a lo mío”. Y efectivamente, fue una droga, y me vine a Madrid. Chivite decía que su cine ha abierto los ojos a temas como abusos o la inmigración. ¿Puede decirse que son investigaciones que adoptan luego forma de película? Hay temas a los que hay que acercarse con conocimiento de lo que tratas. Es verdad que siempre que nos acercamos a un tema -y nos hemos acercado a un montón que no han salido- el proceso es parecido. Con los abusos infantiles me acerqué a psicólogos, psiquiatras, expertos, pero es que Montxo estuvo dos años trabajando con ellos. De hecho el otro día en la entrega del premio había varios de los compañeros que nos ayudaron y psicólogos que acompañaron a Montxo en entrevistas con víctimas. En el grupo de terapia que aparece en la película más de la mitad son víctimas reales que nos pidieron participar. Aquel camino que empezó en el mercado de Santo Domingo le llevó años después a la gala de los Óscar, con Secretos del Corazón. ¿Cómo se sintió allí? A mí me contrataron Andrés Santana e Imanol Uribe para hacer la producción para esta película, que era de ellos. Pero fue impresionante ver cómo se mueve aquella industria. Debo decir que fue a raíz de esa experiencia donde me empujé a mí misma para decir: “A lo mejor es el momento de montar una productora yo”. Llevaba cuatro años trabajando en Wanda y muchas películas de las que hice eran coproducciones internacionales. Sigo pensando que la coproducción es la salida a un cine independiente porque es unir fuerzas. Si a Hollywood fuimos en el 98, en el 99 monto Oria Films. Y ya con Oria Films convierte por ejemplo Ustárroz en el universo mágico de Obaba, de Bernardo Atxaga. ¿Siempre se pueden llevar a la realidad las ideas? La verdad es que me parecía impensable. A mí la novela me entusiasmaba. Recuerdo que dimos una vuelta por todos los valles para hacer el Hostal del Lagarto, estábamos con el departamento de Arte, con Torrecilla y Leache, y de pronto dijo Montxo en Ustárroz: “Ése es el sitio”. Leache y yo nos miramos diciendo: “¡Esto es una borda llena de vacas!”. Nos fuimos a hablar con el señor de la borda, que pensó que estábamos borrachos, pero se hizo la construcción que hubo que hacer, se arregló el tejado, y me acuerdo que los del pueblo lo llamaban El hotel de las vacas. ¡Cómo vas a pensar que aquello se iba a convertir en Obaba! Pero se convierte. Y al final ahí estaba el otro día en la entrega Pilar López de Ayala, la maestra de Obaba, tantos años después. Con la serie de Tú no eres especial hay un doble salto, por un lado al formato de serie y por otro a trabajar con una plataforma. ¿Lo ha vivido de diferente manera? A nivel de producción, no mucho. Yo sólo sé hacer un tipo de producción que es intentar diseñar el contenido, intentar darle lo que necesita la historia. Además ha sido una serie que no tiene plató, es muy cine. Al otro nivel es distinto porque esto era un contenido original y cambia mucho el planteamiento de financiación y de funcionamiento. ¿Tendrá segunda temporada? No creo. No está prevista. Por cierto, ¿el proyecto de 'Kanada' basado en la novela de Juan Gómez Bárcena y dirigida por Montxo va adelante? Hay un armario aquí de proyectos que entran y salen. El otro día estaba Juan en la entrega del premio, me hizo mucha ilusión. Tuvimos la mala suerte de que viniera una pandemia. Era un proyecto que queríamos rodar en Hungría y ahí se quedó. Nadie dice que pueda volver a resurgir, pero ahí está. Y mientras tanto se afana en formar a las siguientes generaciones, que eso también es hacer cine, según dijo en la entrega. Para mí es fundamental. Yo vengo del mundo de la formación. Estudié Filosofía y Pedagogía en Navarra y las clases empezaron casi como mantenimiento vital. Es una gozada dar clase de lo que te gusta y estar cerca de la gente joven. Escuchas muchas cosas y me enseñan muchísimo sobre nuevos formatos. Es un lujo y me da mucha energía estar con ellos.

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