Arte de Oteiza para combatir la soledad

No conocían demasiados detalles de Jorge Oteiza, tampoco habían visitado el museo de Alzuza, pero el concepto de vacío y desocupación de lo material sobre el que trabajaba el escultor, además de su faceta de escritor y su espiritualidad ha servido para que doce pacientes del Hospital de Día Zuria en proceso de rehabilitación se hayan convertido en artistas. La serie "Cajas vacías" de Oteiza fue el punto de partida de una taller en el que el arte se convirtió en una terapia para abordar la soledad. Las ideas, sentimientos, inquietudes y preocupaciones que volcaron en cada una de sus creaciones se muestran en "El Muro de la Vida. Reflexiones en torno al vacío y la soledad", la exposición instalada en el atrio del Parlamento de Navarra que muestra doce trabajos artísticos realizados por pacientes en proceso de rehabilitación, con edades comprendidas entre los 25 y 60 años. Dicho proyecto se enmarca en el programa "Arte como herramienta social" impulsado por el Museo Oteiza, en colaboración con el Hospital de Día Zuria. COMPARTIR EXPERIENCIAS La muestra propone un recorrido por distintas experiencias vitales a través de doce pequeñas esculturas de barro que parten de la “caja vacía” de Oteiza. A partir de esta pieza, cada uno de los pacientes ha representado momentos de su vida, sus ausencias o necesidades, así como la relación entre sociedad y soledad, entendiendo este concepto como forma de exclusión social. Junto a las esculturas, la exposición también incluye treinta fotografías realizadas por Villar López que se convierten en un testimonio visual de los momentos de ánimo, también de dudas, vividos durante los dos meses que duró el taller. La historia de esta exposición se remonta al año pasado cuando Arantza Pérez, terapeuta del hospital Zuria, se puso en contacto con el Museo Oteiza. Tras una visita al museo, la educadora artística Aitziber Urtasun, en colaboración con la terapeuta, puso en marcha un proyecto que se desarrolló en seis sesiones en las que los asistentes compartieron ideas y materiales. “Se trataba de encontrar una pieza con la que vincular el problema del que más hablan estas personas en la consulta, que es la soledad”. La propia experiencia vital de Jorge Oteiza, que relacionó la expresión de su angustia existencial con los conceptos de vacío y nada, sirvió de motor para articular esta iniciativa que, según Arantza Pérez, ha servido para incentivar la creatividad y el intercambio de experiencias. “Me pareció interesante trabajar el concepto de soledad fuera de la terapia de la estructura de grupos, de los muros del hospital”, añade Arantza Pérez, quien destacó que todos los pacientes participaron de forma voluntaria. DISTINTOS ESCENARIOS Todas las obras partieron de una serie de piezas cortadas de la misma manera. A partir de ese material, cada persona se encargó de montar la escultura, para continuar con la pintura y la composición a través de objetos y materiales. “Las cajas vacías representan el concepto de desocupar lo material y en esa desocupación surgieron planteamientos positivos y negativos. Algunos plantean la soledad como un alivio por lo que supone estar solos, alejados del mundo, que es un mundo de adiciones. Para otros, es algo que les pesa”, explica Aitziber Urtasun. Ante la misma pieza, la respuesta de los participantes fue tan diversa como personal, tanto en contenidos como en estética, además de pasar por distintas fases que fluctuaron entre la ilusión y el miedo a pintar y crear. “El grupo te ayuda a compartir, a que surjan ideas, pero también te pone enfrente del otro y ahí es cuando la gente se cohibe más”. Las esculturas de la exposición, bajo la misma forma geométrica, ofrecen un recorrido cromático que va del blanco al negro, mientras que las composiciones más minimalistas comparten espacio con otras repletas de adornos y flores. “En esta narrativa hay cajas de carácter abstracto, pero otras tienen mucho material de la propia vida. Los materiales y los colores tienen algo de autobiográfico, es ocurre siempre”. En cuanto a los escenarios, las obras evocan desde la naturaleza y el paisaje, el interior de una casa habitada o la poesía hasta las aficiones y Osasuna. “No buscábamos tanto la estética sino el sentimiento interior. No era hacer algo bonito por encima de todo, sino que expresaran lo que sentían. Lo importante es el mensaje que cada uno quiso poner”. Anabel López Castillo, autora de una de las obras, reconoce haber tenido altibajos en su proceso creativo y decidió que su caja iba a ser poética “pues comparto con Oteiza la escritura y la poesía”. Su obra en blanco y negro incluye una serie de textos con referencias a la muerte y unas velas que evocan la espiritualidad. “Me permitieron recortar de un libro de poesía de Oteiza, cada vez que lo hacía, me sentía mal por destrozarlo”. La autora reconoce que, a pesar de las dudas y miedos sufridos, la experiencia ha merecido la pena. “ Tengo la curiosidad de pensar qué va a pasar el día de mañana, dónde iremos, cómo estaremos. Soy muy religiosa y la poesía de Oteiza, que habla tanto de la vida y la muerte en un contexto muy espiritual, me llevó a una conexión muy rápida con el artista”. La espiritualidad también es un pilar importante en la pieza de Maite Bernal Jiménez, que ha realizado una escultura colorista con un mensaje para transmitir. “Ahí está la vida y hay que animarse a ir a por ella”, explica la autora que pintó el exterior de la escultura con los ojos cerrados, mientras que en el interior reposan unas sillas y una mesa en miniatura que le regalaron. “Las he puesto porque me representan a la familia, que para mí es la soledad, lo que estoy viviendo”. La obra se completa con unos frascos de cristal sobre unas bases de color. “Lo que dicen es que se le puede dar la vuelta, que puede haber color en la vida a pesar de la soledad. Si tengo algún momento bajo, me pongo la caja en la cabeza y me animo. Me gustó mucho conocer que Jorge Oteiza fuera tan espiritual, yo lo comparto”.

Arte de Oteiza para combatir la soledad

Doce esculturas creadas por pacientes del Hospital de Día Zuria en proceso de rehabilitación componen una exposición instalada en el atrio del Parlamento de Navarra. Las obras están inspiradas en la serie "Cajas vacías" de Jorge Oteiza

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