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Linajes del reino

Los Vidaurre, un linaje que se asentó durante el reinado de Sancho VII (I)

Asentados en lo más alto del escalafón nobiliario durante el reinado de Sancho VII el Fuerte, los Vidaurre fueron aliados de los Rada, los Azagra (señores de Albarracín) y los Finojosa (nobles castellanos) con los que crearon vínculos de sangre a través de alianzas matrimoniales

Ampliar La tumba de Sancho el Fuerte, en Roncesvalles
La tumba de Sancho el Fuerte, en Roncesvalles
  • Begoña Pro
Publicado el 30/01/2023 a las 06:00
El solar que da nombre a los Vidaurre se encuentra en el valle de Guesálaz. Se trata de una localidad en la que actualmente vive una veintena de personas, aunque el padrón alcanza las cuarenta. En este pequeño núcleo poblacional de la merindad de Estella, cercano a la regata de Erragoz, tiene sus raíces la novena casa de ricoshombres del reino que, según el Libro de Armería de Navarra, llevaba “un escudo de oro, y en medio una faxa azul”. La faja está considerada en heráldica como una pieza honorable de primer orden y simboliza el ceñidor con que el caballero se ataba la coraza a la cintura. El oro era signo de nobleza, sabiduría y poder; mientras que el azul representaba justicia, lealtad y piedad.
Reconstruir la singladura de los Vidaurre no resulta sencillo. Uno de los nombres más representativos de este linaje, Juan, se repite en numerosas ocasiones en la misma generación y también en los descendientes directos, por lo que a veces resulta difícil distinguir a unos personajes de otros. Eso sin contar con la curiosa casualidad de que muchos de ellos se desposaron con mujeres que llevaban el nombre de Toda, lo que incide más en la confusión. Junto al nombre de Juan destacaron en la familia los de Gil (Egidio), Pedro y Corbarán.
Asentados en lo más alto del escalafón nobiliario durante el reinado de Sancho VII el Fuerte, los Vidaurre fueron aliados de los Rada, los Azagra (señores de Albarracín) y los Finojosa (nobles castellanos), con los que crearon vínculos de sangre a través de alianzas matrimoniales. Puede que incluso desciendan de alguno de ellos.
SEÑOR DE CORNAGO
El apellido Vidaurre o Bidaurre, empieza a aparecer con asiduidad en la documentación navarra durante el reinado de Sancho el Fuerte. El primer nombre vinculado a este apellido que sobresalió en la historia fue Juan de Vidaurre, señor de Cornago, un hombre que gozó de la estima y confianza de Sancho VII. Es probable que este noble fuera el mismo que José Luis Orella, en Geohistoria de la tenencia navarra de San Sebastián de Hernani, señala como tenente de San Sebastián en los últimos años del siglo XII, antes de que la ciudad fuera tomada por Alfonso VIII. En 1198 Juan aparece como confirmante de la donación del rey Sancho VII al obispo de, entre otras propiedades, “los palacios de Pamplona con su capilla y su huerto, granero y bodega, por el socorro que le hizo cuando estaba en gran necesidad al comienzo de su reinado”, prestándole 70.000 sueldos. En esos momentos, Juan tenía la tenencia de Caparroso, plaza que había estado en manos de los Rada (a través de Jimeno Pérez de Rada, padre de Rodrigo Ximénez de Rada y esposo de Eva Finojosa, y Martín de Rada), hasta que fue depositada en manos de los Vidaurre. A partir de ese momento, Juan va a estar vinculado también a Monteagudo (1199), Irurita (1203-1206) y Puente la Reina (1218-1219).
En el año 1207 fue uno de los hombres designados por el rey, junto con Jimeno de Rada y Pedro Jordán, para ser elegido como retenedor de las plazas castellanas de Clavijo, Ausejo y Yubera puestas a disposición de Alfonso VIII en Guadalajara para garantizar la tregua pactada entre ambos reinos tras la discordia mantenida con Diego López de Haro, vasallo de Castilla que se rebeló contra Alfonso y se refugió en Estella. Precisamente una de las plazas que puso en rehén Sancho fue Irurita, que estaba en manos de Juan de Vidaurre. En 1214 su nombre aparece igualmente en el documento firmado por Sancho VII por el que el rey pide a los moradores de la Navarrería y de San Nicolás que no hagan cerrazón, muralla o barbacana contra el muro de San Saturnino.
Juan de Vidaurre se involucró, como otros señores de la época, en la reconquista de plazas en el sur tras la Batalla de las Navas de Tolosa; empresa planificada por el arzobispo de Toledo, el navarro, Rodrigo Ximénez de Rada, en la que también se implicó Fernando III. Juan de Vidaurre se casó precisamente con una sobrina de Rodrigo Ximénez de Rada; Toda Ruiz. Ya había muerto ella cuando se lanzó a la conquista de Toya en 1231; población que quedó después en sus manos para su defensa y que dejó en herencia a uno de sus vástagos, tal y como aparece en el testamento que redactó en 1248, poco antes de su muerte, y que está recogido en el libro Tumbo del Monasterio de Fitero, depositado en el Archivo Histórico Nacional. En él, refiriéndose a la plaza de Toya dice lo siguiente: “Que yo consquis despuesises que morio doña Toda Royz, mi muller, que me dió el Arçobispo don Rodrigo”. También participó en la conquista de Peal de Becerro (Jaén) en 1224.
En su testamento, en el que aparece mencionado como señor de Cornago, hace alusión a sus hijos Rodrigo, Juan, Urraca y Toda y a su nuera, Thressa Gonzalvez, a los que pide el beneplácito para donar al Monasterio de Fitero la iglesia de Santa María de Cornago por la salvación de su alma, la del arzobispo Rodrigo Ximénez de Rada y la de sus parientes. Según su deseo fue enterrado en este monasterio, al que donó también unas casas que poseía en Tudela.
La política de permutas y de prohijamientos ejecutada por Sancho el Fuerte durante su vida afectó también a los Vidaurre. Según da cuenta el padre Moret en los Annales del Reyno de Navarra, el rey cedió a Juan de Vidaurre y a su hijo Gil, las heredades de Subiza, Biurrun, Arre y Arrugazu a cambio de Cadreita villa y su castillo. Estableció de igual modo un pacto con Gil (Egidio) de Vidaurre, hermano de Juan, por el cual el rey le entregó Guembe y Arguiñano a cambio de la villa de Cirauqui. José María Lacarra, en su trabajo titulado El séquito del rey Fuerte, sitúa tanto a Juan de Vidaurre como a su hermano Gil en la batalla de las Navas de Tolosa. Este último, según documenta Lacarra, añadió a su escudo las cadenas; tal y como parece que hicieron muchos de los caballeros que participaron en esta campaña, como recuerdo de la jornada. Seguramente estaría al lado de Sancho VII cuando alcanzó el palenque de Miramamolín y cargó contra las cadenas que lo protegían y su guardia de Imesebelen.
Vidaurre, uno de los 20 concejos del valle de Guesálaz
Vidaurre, uno de los 20 concejos del valle de Guesálaz

Desterrados

En 1235, el padre Moret da noticias de un Juan de Bidaurre como señor de Viana. Debe de tratarse del mismo Juan Carcía de Vidaurre del que da cuenta Lacarra y al que también documenta entre los nobles navarros que lucharon en la batalla de las Navas de Tolosa, ya que coinciden las tenencias asociadas a su nombre en ambas fuentes. Este Juan tuvo en guarda Mendigorría (1208-1212) y Viana desde 1234. Estaba casado con Toda Rodríguez Abarca, hija de Rodrigo Abarca. Toda hizo una permuta con el rey Teobaldo I al que dio “el Señorío de Cortes, Villa, y Castillo, el bosque de Mora, y viña de los Santos, por los haberes, y derechos, que el Rey tenia en las aldeas de Viroz, Azpura, Laboa, Muru, Gorrizlucea, Artazu”, señala el padre Moret. En 1237 Juan aparece como testigo en la polémica que se suscitó en el reino entre Teobaldo I y los nobles sobre la probanza de hidalguía. En 1235 otro miembro de la familia de nombre Corbaran es mencionado como testigo de la venta que hizo Teobaldo I del derecho de mercado a los burgueses de Estella.
Probablemente pertenezcan a otra generación de la familia las noticias que se dan sobre este apellido a partir de 1264. Ese año, reinando ya Teobaldo II, vuelve a aparecer el nombre de Juan de Vidaurre; esta vez asociado a la tenencia de Cirauqui. Es factible, por tanto, que este Juan fuera hijo de Gil de Vidaurre y que hubiera podido recuperar la plaza de Cirauqui después de la permuta realizada por el rey y mencionada anteriormente.
A partir de este momento, la familia se va a ver envuelta en los acontecimientos desatados tras la crisis sucesoria abierta en el reino al morir Enrique I (1274), quien dejó como heredera a su única hija, Juana; de apenas dieciocho meses de edad. Ese mismo año, Juan de Vidaurre (seguramente el mismo que se nombra junto a Teobaldo II) aparece como confirmante del acuerdo tomado por las Cortes, reunidas a petición de la reina viuda, Blanca de Artois, en las que se decidió nombrar gobernador a Pedro Sánchez de Cascante, en detrimento de García Almoravid, que se postulaba también para el cargo.
Las reivindicaciones de Aragón y Castilla sobre Navarra aprovechando esta crisis, ahondaron en la división generada en el reino. Pedro Sánchez de Cascante se alió con Aragón, mientras que García Almoravid lo hizo con Castilla. Más tarde, con Aragón ya retirado de las reivindicaciones y con la reina viuda acogida en la corte francesa de su primo y Juana comprometida con el heredero al trono francés, los Vidaurre dividieron sus lealtades. Juan de Vidaurre apoyó al bando de García Almoravid y se enfrentó de lleno al gobernador Beaumarchais, enviado desde Francia por Felipe III el Atrevido, que actuaba como tutor de la pequeña Juana. José Goñi Gaztambide, en Los obispos de Pamplona en el siglo XIII recoge esta queja de los veinte jurados del burgo de San Cernin y de la Población de San Nicolás contra el obispo y el cabildo de Pamplona, fechada el 4 de julio de 1276: “Los hombres de la Navarrería han acogido a varios barones enemigos nuestros, a saber, a Gonzalo Juaniz, Pedro Sánchez, García Almoravid, Juan de Vidaurre y sus cómplices y fautores, los cuales nos amenazan de muerte y, siendo como somos inocentes, dichos nobles y los vecinos de la Navarrería no cesan de combatirnos fuertemente con máquinas, ingenios, ballestas y otras armas arrojando piedras, fuego y saetas, causándonos muertes y heridas por todos los modos que pueden, especialmente desde la torre y palacio episcopales”.
Junto a Juan estuvo otro Vidaurre, hermano o primo suyo, de nombre Gil. Ambos fueron severamente castigados cuando las tropas francesas, al mando de Roberto de Artois, cargaron contra la Navarrería y aplastaron la sublevación del bando de García Almoravid. Los dos nobles perdieron sus posesiones y fueron desterrados. Javier Zabalo en Juan Almoravit de Elcarte, un navarro arzobispo de Sevilla (1299-1302) confirma que a Juan se le incautaron rentas procedentes de varios lugares de la merindad de Estella (Arzoz, Arizala, Learza, Artajo, Orendáin) y de Cadreita (merindad de Ribera) “que ascendían en 1291 a un total de 983 sueldos, 564 robos de trigo y 280 robos de cebada-avena”. Gil perdió sus rentas de Guirguillano, que sumaban 23 robos de trigo y 4 robos de cebada-avena, añade este autor.
A Juan se le documenta en Castilla junto al resto de banidos, al lado de Alfonso X, aunque parece probable que tanto él como Gil acabaran en Aragón, donde una parte de la familia va a tener mucha relevancia durante el reinado de Jaime I el Conquistador.
Curiosamente, hay noticias posteriores en Navarra referidas a Juan. Con fecha de 1278 el gobernador exigió al obispo Miguel Sánchez de Uncastillo la satisfacción de una deuda contraída por el obispo predecesor a él, Armingot, con este noble.
Distinta fue la trayectoria de Corbaran de Vidaurre, quien en 1273 aparece como testigo del acuerdo suscrito entre el rey Enrique I y los señores de Rada, Gil de Rada y su esposa Marquesa Lópiz. Testimonio que da fe de la relación tan estrecha que existía entre los Rada y los Vidaurre. Durante la guerra de la Navarrería de 1276 Corbaran se mantuvo fiel al gobernador, Beaumarchais. Más tarde (1277) fue alférez del reino, recibiendo pensiones y rentas que engordaron su patrimonio.
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