El cortometraje 'Cuerdas' de Estíbaliz Urresola, premiado en Cannes, extiende su debate a Pamplona

Las luces que se elevan en el cielo de Muskiz no son adornos navideños; todos esos destellos marcan de noche la silueta de la refinería donde trabajaba el hijo de Rita, contra la que pleitea ahora por la enfermedad que ha contraído trabajando allí durante años. No es el único en el pueblo. Se da la circuntancia de que la coral de mujeres de la que forma parte Rita ha perdido la subvención municipal con la que alquilaban el local de ensayo y surge una solución: la empresa petrolera se ofrece como patrocinadora. Esa situación, y el debate entre las coristas, es lo que plantea el cortometraje 'Cuerdas', de Estíbaliz Urresola, película premiada en Cannes, nominada a los Forqué y preseleccionada para los Goya, que será objeto este sábado de una sesión especial en los cines Golem Yamaguchi de Pamplona. El pase, con entrada libre, será a las 19.00 y a continuación tendrá lugar la mesa redonda 'David contra Goliat: Iniciativas ecologistas vecinales y autogestionadas contra grandes empresas', que contará con la propia Urresola, el actor navarro Oier Zuñiga -que interpreta al representante de la empresa- y Sara Ibáñez, médico activista en Meatzaldea Bizirik e inspiradora del corto. Junto a ellos estarán también las asociaciones ecologistas Erdiz Bizirik (Asociación vecinal contra la construcción de una cantera en el pastizal popular de Erdiz, en Baztan) y Sustrai Erakuntza (respuesta jurídico-técnica a proyectos insostenibles en Navarra). Estíbaliz Urresola es de Llodio, pero iba con frecuencia a la playa de La Arena, en Muskiz, sin ser consciente de la realidad que se vivía ahí. Fue en unas jornadas de ecología y ecofeminismo cuando se sintió apelada. “Había mujeres representantes de distintos colectivos y me sentí conmovida por muchos de los relatos que escuché”, explica. Quiso aportar algo a la causa y rodó Cuerdas, en un paisaje industrial, algo apocalíptico, que sin embargo es real. “La localización es un personaje más totalmente”, concede la directora. No solo la historia, las actrices también vienen de allí. “Yo hago ficción pero está muy basada en la realidad, hice un largo y profundo preoceso de documentación y entrevistas con personas del entorno para conocer todas las aristas y las particularidades de las experiencias individuales”, explica Urresola. Muchas de las entrevistas fueron a mujeres que salen en el corto, a las que se animó a incorporar para que el debate que mantienen naciera desde las entrañas. Begoña Suárez Ereño, que interpreta a Rita, debuta en la pantalla con 91 años. En la vida real es la presidenta honorífica de la asociación Meatzaldea bizirik/ Encartaciones vivas, que están en lucha constante para reclamar unas condiciones de la calidad de vida y de la salud en esa zona. La coral de la ficción, a su vez, está formado por la suma de dos grupos de mujeres reales, la coral de mujeres de San Fuentes, un pueblo colindante, y el grupo de teatro Juego de damas, de Muskiz. “Ambas asociaciones habían transitado ya por esta situación, era una realidad que se les hacía muy propia, las quise juntar y crear un grupo mayor para crear ese debate”, apunta la directora. Fueron dos meses de ensayos para lograr ese tono de verosimilitud, con coralistas que se muestran tanto a favor como en contra de la propuesta de la empresa. “Para ellas ese argumentario es muy natural porque lo viven constantemente, saben cuáles son las razones por las que hay gente que votaría sí”, explica la directora. La sorpresa saltó este año cuando el cortometraje fue seleccionado en la Semana de la Crítica del Festival de Cannes. “Fue una sorpresa inmensa”, asegura la directora. “Yo empiezo a contar esta historia desde un deseo muy personal y cuando incorporo a estas mujeres no actrices profesionales sé que estoy haciendo un experimento, no sabía si iba a funcionar, si iba a ser capaz de contar esa ficción, me tiré a la piscina y lo mismo todas ellas, y de repente que nos seleccionaran en Cannes fue lo más inesperado, fue muy bonito”, recuerda. Allí tuvo lugar el estreno internacional del corto y allí ganó el premio Rails d’Or, el primero de una larga lista de reconocimientos, entre otros festivales en Curtas de Vila do Conde (Portugal), Abycine, Guanajuato (México), o Montpellier (Francia). Cuerdas participó también en el Festival de San Sebastián, ZINEBI o L’Alternativa, entre otros, y ha sido nominado en los Forqué y preseleccionado para los Goya. Ahora trabaja en su primer largometraje, 20.000 especies de abejas, una historia totalmente distinta, aunque preparada igualmente con un largo proceso de documentación y entrevistas. “Está en fase de montaje y al mismo tiempo lo vivo asustada por la expectativa, es un proyecto que estaba antes que cuerdas”, detalla.

El cortometraje 'Cuerdas' de Estíbaliz Urresola, premiado en Cannes, extiende su debate a Pamplona

La película se proyecta este sábado en los Golem Yamaguchi seguido de una mesa redonda titulada ‘David contra Goliat’

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