Fernando González Molina: "Es bonito que la ficción te permita volver a los lugares donde fuiste feliz"

Paraíso es el nombre de la discoteca donde ocurre una importante parte de la serie pero, también, Fernando González Molina (Pamplona, 1975) califica así a los años 90, cuando la vida era analógica y en las pantallas él devoraba 'V', 'Verano azul' o 'Regreso al futuro'. Movistar+ estrena este jueves la segunda y última temporada de la serie. Han pasado tres años en la ficción y otro grupo de No Muertos aparece en la ficticia localidad de Almanzora. Ya mostró un pequeño adelanto en el Festival de Alicante, donde además usted recibió un premio. ¿Una buena premonición? Lo veo como una premonición y como un susto, porque de repente que te llamen para decirte que te van a dar un premio-homenaje... ¡tengo 46 años! Siempre piensas que las mejores cosas están por llegar. Pero fue emocionante. Ahí vio la primera reacción a la serie, ¿cómo fue? Sí, estábamos en Alicante, primera ola de calor, viernes a las siete, las playas hasta arriba, y, sin embargo, la sala estaba llena, todo el mundo se quedó después a comentar... fue muy cálido. ¿De la primera temporada qué balance hace? Hay de todo, pero en general las opiniones son muy buenas y han ido llegando escalonadas. La serie se ha ido estrenando en más de 50 países durante todo el año, es curioso porque de repente llega la oleada de comentarios de México, la oleada de Brasil, o cuando se estrena en Canal+ Francia llegan cosas de Francia... Ahora se va a estrenar en Amazon-India y llegarán de allí. Está generando sensación de serie de culto en cada lugar en el que se estrena. ¿Es habitual que una serie española llegue a 50 países? Sobre todo cuando no es de una corporación como Netflix, que estrena a la vez en todos los territorios. Nosotros estrenamos en diferentes operadores en diferentes países. Es una operación compleja que ha hecho que viaje a todas partes, que era un poco la idea cuando la creamos: intentar hacer una serie internacional. En esta segunda temporada hay una vuelta de tuerca visual, parece que ha puesto toda la carne en el asador. ¿Ha ido a por todas? Exacto. La idea era no repetirnos y sorprender al espectador. La primera temporada era una presentación de los universos, de las reglas y códigos de Paraíso, y en esta segunda queríamos construir una especie de montaña rusa, y que el espectador tuviera todo el tiempo la sensación de que las cosas cambian, giran y vuelven a girar; básicamente generar entretenimiento. ¿Al escribirla se imagina exactamente cómo será o siempre hay algo de incertidumbre de decirse “a ver cómo sale”? Yo, por deformación profesional, cuando estamos trabajando en los guiones siempre imagino en imágenes, casi en planos. Tengo que construir el plano de la peli, y luego lo escribo en el guion. En una serie con tanta ambición a veces no llegas donde te imaginabas, pero yo creo que hemos estado muy cerca. Paraíso es una apuesta visual sin precedentes en España por la cantidad de efectos, por el tamaño, por la cantidad de decorados, personajes... ha sido una apuesta muy bestia. ¿Cuánta gente ha trabajado? ¡Yo qué se! cerca de 200. Sin contar figuración, ni equipo técnico, ha habido casi 50 personas trabajando nueve meses solo en el departamento de efectos visuales. En el rodaje habría habido por encima de 150, sin contar reparto y figuración, que hay días en los que tuvimos a 200 personas. Si el cine consiste en que el espectador se crea una mentira que sabe que es mentira, ¿en el género fantástico el reto es mayor aún? Sí, se trata de establecer unas reglas de un universo que tú inventas y que el espectador juegue contigo, que acepte la existencia de ese universo y conseguir que entre en él. Que olvide a veces lo verosímil, o la realidad, para entrar al juego que tú le propones. Pero al final también el fantástico es un artificio para contar las historias que contamos siempre, hablamos de la amistad, del amor, la paternidad, la traición, de ser adolescente, estar perdido... El género es un vistoso disfraz para poder contar las cosas de siempre. Aquí la acción ocurre tres años después de la primera temporada, pero continúa ese homenaje a los 90, con esa cabina de teléfono tan especial.. ¿sabe que están retirándolas ya de las calles? Sí, de hecho hemos colocado en la Gran Vía de Madrid “la última cabina del mundo”, una cabina para que la gente pueda ir y fotografiarse en ella porque es un tiempo que está terminando. La serie sucede en el 95 y es una reivindicación de los años en los que éramos adolescentes. Evidentemente, cuando vas cumpliendo años, te provocan nostalgia y de alguna manera quieres volver a ello, es bonito que la ficción te permita volver a los lugares donde fuiste feliz. En este caso cuando tenías 15, 16, 17... a las pipas, a las tiendas de chucherías, al videoclub, a todo esto que ha desaparecido y te produce nostalgia. También dicen en la película que la música es lo que más fuerza tiene para atravesar los distintos mundos. Sí, la música la usamos como llave para pasar de un mundo a otro. Básicamente porque tiene un poder de evocación brutal, sobre todo la que oyes cuando eres joven, esas canciones que te emocionaban o te hacían vibrar se te quedan grabadas a fuego y no puedes abandonarlas. Teníamos mucha obsesión por cuidar la banda sonora y en el capítulo 1 está 'Entre dos tierras', de Héroes del Silencio, como una canción icónica del 95, volvemos a Mecano, Alaska... Incorporan en el reparto a Álvaro Mel y Begoña Vargas, que tienen ahora mucha proyección, ¿ha mejorado la serie con ellos? Muchísimo. En la idea base siempre está poner toda la carne en el asador, como decías, y crear un universo de oscuridad en el que colocar a estos personajes nuevos, unas maras que tratan de destruir el mundo y cuya líder es Begoña Vargas, que está en un momento fantástico después de estrenar Las leyes de la frontera y Bienvenidos al edén. Es un lujo contar con ella para hacer esta villana que tiene 300 años y que viene a dar por saco todo lo que puede. En el caso de Mel lo mismo, viene de hacer la serie de Amenábar y le hemos dado un personaje muy misterioso. Ellos dan peso a la serie y la hacen más madura. ¿Después de hacer esto le apetece hacer una peliculita de dos personas tranquilas en su casa? Me apetece volver al cine. Han sido cuatro años y medio dedicado a Paraíso, un trabajo muy satisfactorio pero muy agotador. Al final lo he rodado todo yo, hemos estado en toda la creación, la posproducción... Me gustaría hacer una película el año que viene. ¿Y qué baraja? Tengo un par de cosas bastante avanzadas pero están sin cerrar. No son dos personajes en una casa [risas], son bastante complicadas. Una es de época y otra actual.

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